Aunque la investigación interna abierta por Instituciones Penitenciarias a algunos trabajadores de la cárcel de Huelva no apunta, en principio, a Sergio Mora El Yeyo, otrora amigo y socio de Anselmo Sevillano, lo cierto es que son muchas las voces críticas que señalan que él también cumplía condena en el penal onubense con más comodidades y privilegios que otros internos.

El joven trabajaba en el módulo sociocultural de la prisión, hecho que le reportaba cierta libertad de movimiento cuyos límites, según las fuentes consultadas ayer por este diario, sobrepasaba habitualmente. No era complicado verle campar a sus anchas por las galerías del centro penitenciario onubense, "como si aquello fuera la calle Concepción", especificaron las mismas fuentes.

Además, tampoco era extraño encontrárselo charlando fuera del salón de actos de la penitenciaría mientras el resto de los reclusos de la prisión visionaba una de las cintas del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, con total naturalidad. A veces parecía un funcionario más que un recluso.

En el sistema penitenciario español existe lo que se conoce popularmente como presos de confianza, internos que demuestran su buena conducta a base de no dar problemas y colaborar en todo lo que se puede a lo largo de los años. A cambio gozan de pequeños privilegios e incluso se les encargan tareas de limpieza fuera de los herméticos muros de la cárcel. Entre ellos aún no estaba El Yeyo, pero sí disfrutaba de esos sutiles concesiones que otros ganaron con el tiempo.

Desde hace un mes, Sergio Mora cumple condena en la cárcel provincial de Jaén.