War Room

Cinco lecciones de la campaña más larga

  • Las elecciones en la Comunidad de Madrid han sido las más broncas que se recuerdan, con un nivel de crispación que no excluye el análisis del comportamiento de los candidatos y sus votantes

War Room: Cinco lecciones de la campaña más larga

En la noche del 4 de mayo, mientras aún se estaban contando las papeletas, la candidata de Mas Madrid, Mónica García, decía a los medios que “comenzaba la cuenta atrás para las próximas elecciones dentro de dos años”. La ansiedad de unos buenos resultados, o la depresión por la derrota, no puede nublar en ningún caso el tiempo de la reflexión y el análisis necesarios antes de encarar el nuevo proceso. A los muchos son los análisis realizados estos días, añadimos cinco enseñanzas para tener en cuenta en el futuro.

Los líderes son más importantes que las marcas

Éstas han sido unas elecciones de líderes más que de marcas políticas, y ha vencido la candidata electoralmente más fuerte. El secreto de la presidencia madrileña es que ha sabido conectar con el ciudadano de la calle. “Ayuso representa un tipo de liderazgo poco autoritario, que es el que la sociedad hoy impone según su escala de valores”, afirma el profesor de la Universidad de Huelva José A. Climent. “Por ahora sería muy poco probable un líder mesiánico como fue Churchill. La sociedad lo necesitaba durante la Segunda Guerra Mundial para que hiciera cosas extraordinarias, pero actualmente no toleraría un superlíder porque, aunque estamos en un momento excepcionalmente grave por la situación de pandemia, aún no tenemos como sociedad esa misma disposición psicológica”.

En elecciones en las que no ha existido el voto útil, el candidato pesa mucho, tanto que incluso se habla del “efecto Ayuso”. En opinión de Climent, Ayuso representa un liderazgo populista “simple, directo, poco elaborado y que no plantea los problemas de manera globalizada, sino como una ciudadana más. Ese es el tipo de política con el que la sociedad hoy conecta”. La fortaleza de Ayuso se debe a que “probablemente haya sido la líder electoralmente mejor adaptada al medio; su visión unívoca consiste en dar a cada problema concreto una solución, aunque con ella esté creando más problemas”.

Imagen de la sede del PSOE con la celebración de Díaz Ayuso en una pantalla. Imagen de la sede del PSOE con la celebración de Díaz Ayuso en una pantalla.

Imagen de la sede del PSOE con la celebración de Díaz Ayuso en una pantalla.

El bipartidismo ha vuelto

A raíz del 15M, la aparición de los nuevos partidos dinamitó el bipartidismo y la intención de voto se dispersó entre las diferentes opciones. Poco a poco el tablero se ha ido recomponiendo hasta encontrarnos en estas elecciones con un escenario donde compiten dos bloques con una sola agenda. En opinión del profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, Luis M. Romero, “ha imperado el antivoto” porque “los mensajes no estaban dirigidos a propuestas concretas, ni a las fortalezas de los candidatos, sino a evitar que el otro bloque se hiciera con el poder. La fragmentación del voto nos ha devuelto el bipartidismo. Es un efecto ventrílocuo donde hay varios actores (partidos), pero solo dos bloques con una misma agenda”.

El incierto futuro tras la desaparición de Ciudadanos de la Asamblea de Madrid, la marcha de Pablo Iglesias o el estancamiento de Vox han sido considerados como el fracaso de la nueva política y el alumbramiento del nuevo bipartidismo. “Los mismos partidos nuevos saben que la fidelización a sus siglas no es tan profunda sentimentalmente como la de los antiguos simpatizantes o militantes del otrora bipartidismo y, por tanto, la migración de la intención del voto se ha producido casi que semanalmente”, afirma Romero.

Un momento de la celebración frente a la sede del PP de Madrid. Un momento de la celebración frente a la sede del PP de Madrid.

Un momento de la celebración frente a la sede del PP de Madrid.

Las malas campañas se terminan pagando

Ayuso y Gabilondo representan cosmovisiones del mundo completamente antagónicas. Quizás no fuera Gabilondo el candidato idóneo para esta contienda, pero sin duda la errática campaña diseñada por Moncloa terminó de hundir las opciones socialistas. Se han cometido casi todos los errores posibles, y algunos más. En opinión del consultor Juan Carlos Blanco, “A Gabilondo lo han hecho comulgar con un debate, el del fascismo, en el no ha transmitido autenticidad. Ha sido muy poco creíble, y aún así lo ha llevado con dignidad”.

Volantazos estratégicos en plena campaña, aceptación de marcos discursivos impuestos por otros y debates incoherentes como el de los impuestos han terminado en desastre escenificado con la soledad del candidato. “El amontonamiento de jugadas maestras que han llegado de la Moncloa ha atropellado de Gabilondo, lo cual nos demuestra que la factoría Redondo no es tan infalible como nos pensábamos. Cometió errores en Murcia y también los ha cometido en Madrid”.

La emoción ha devorado a la razón

El predominio de la emoción no es un fenómeno nuevo en la política española y la estrategia de los partidos, en un intento de fidelización de votantes, ha consistido en simplificaciones de propuestas y mucho marketing.

Celebración en la calle Génova. Celebración en la calle Génova.

Celebración en la calle Génova.

La emoción ha devorado al programa electoral. Apenas sí se han hablado de soluciones ni de futuro. Las propuestas nunca han estado encima de la mesa y el debate se ha centrado en cuestiones emocionales e identitarias como el nuevo estilo de vida a la madrileña. “Los mensajes simples y banales como comunismo o libertad o fascismo o democracia han inclinado poco la balanza, porque no estaban dirigidos a atraer a votantes del bloque contrario, sino a afianzar al propio. El lema de Ayuso era un canto al votante Vox, e igual hizo Iglesias con respecto al PSOE”.

La bronca política ni gana ni pierde elecciones, sólo crispa

La crispación política no ha producido en esta ocasión grandes sorpresas electorales ni desplazamientos masivos de votos; el cambio ha sido más bien un espejismo. “Algunos medios y periodistas han podido confundir la realidad con sus deseos y han terminado muy polarizados. En ocasiones han sido menos interpretadores y más activistas, y su activismo les ha hecho perder la perspectiva”, según Juan Carlos Blanco. En su opinión, “la izquierda y su entorno mediático de Madrid deberían ir pensando en cambiar determinados discursos, reflexionar sobre por dónde caminan y si ese espíritu de confrontación tan maniquea beneficia a quienes dicen defender”.

Aunque pareciera que tras el debate de la Cadena Ser la campaña estaba dando un vuelco, lo cierto es que todo seguía igual. “Existe una fatiga frente a la clase política, pero ahora tenemos la posibilidad de migración continua como válvula de escape, por eso no se ha manifestado un sentimiento de antipolítica como el del 15M. Se da la circunstancia de que los antes eran antisistema ahora están en las instituciones, aunque ahora hay nuevos actores que son los antisistemas de los que antes eran antisistemas. Es algo muy parecido a la famosa escena de La vida de Brian”, asegura Luis M. Romero.

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