Vivencias de Huelva hechas poesía
Adolfo García pronuncia el pregón de la filial onubense en el Gran Teatro Repasa los momentos más emotivos de la romería y hace referencia a la labor social de la hermandad



De tonalidades cálidas, como el sol de mayo, se inundaba ayer el escenario del Gran Teatro de la capital para dar cabida al pregón de la Hermandad del Rocío de Huelva. Por tercera vez en su vida, "todo un reto", el que fuera presidente de la filial entre 2000 y 2004, Adolfo García, se proponía levantar el vello del público asistente realizando un hermoso recorrido por las vivencias de los rocieros onubenses en el camino y en la romería de la Blanca Paloma, desde "que partimos hasta que Ella, cuando nosotros nos quedamos llorando cuando se va después de pasar ante nuestra casa hermandad el Lunes de Pentecostés, se va sonriendo; entonces comenzamos a poner el calendario a cero y a contar los días que quedan para el Rocío del año siguiente, porque es algo continuo, de entrega los 365 días del año", indicó el protagonista de la jornada a este periódico.
Al inicio del pregón intervino el Coro de la Hermandad de Huelva con una hermosa salve que suele interpretar con frecuencia pese a no ser la oficial y que lleva por título Vengo a ti. También en la mitad de la declamación, las gargantas de los rocieros onubenses entonaron la sevillana Cuatro palabras, uno de los instantes más emotivos de la ceremonia.
Las tablas, presididas por el Simpecado de Huelva con la imagen de la Patrona de los almonteños, emblema que "nos guía, porque es la propia Virgen la que a través de él nos llama, la que dice: Venid a verme con mi hijo en los brazos". García se metió en la piel del hermano mayor, Manuel Díaz, en buena parte de los versos hermosos que dedicó al sentir rociero. "Y tú, hermano mayor, decirte Manolo que Huelva está aquí guiada por la luz de las velas encendidas: veis y sentís a la Virgen cómo con el Pastorcito en los brazos nos espera resplandeciente entre las flores; tu belleza de azucena, entre varales, tu pureza, en esa cara que es el delirio de nuestras marismas soñadas, soñada la devoción que enciende las velas por el amor rociero, ver las flores enternecidas, los pétalos temblando al notar tu cercanía, aliviadas las promesas entre sudores y dolores cumplidas, los rezos peregrinos con devoción contenida, las miradas ilusionadas al verte a ti, Reina mía, sentir El Rocío temblar por tantos romeros que el sábado por la tarde se acercan a tu ermita queriendo tú salir al ver que eso sucede porque en las puertas está la hermandad rociera de Huelva la marinera; radiante momento por la alegría del encuentro en que se enciende tu semblante, Virgen del Rocío, con sonrisa placentera, porque quienes al verte quieren alzarte con su salve son las gargantas rocieras de Huelva la marinera".
Hizo mención en el pregón a un apunte de Felipe Barrigón, que también fuera presidente de la Hermandad de Huelva, donde se hace una "acertada" descripción de lo que es la romería. "El Rocío es mezcla de alegría y sacrificio cuando se trata de las cosas de la Virgen y con el mismo espíritu, con la misma fe, con la misma alegría se va cuando el ambiente invita a la copa, al cante y a la diversión sana que cuando se trata de orar, de demostrar su amor a esa Blanca Paloma sin huir de los sacrificios ni las incomodidades".
Introdujo una novedad en el pregón, al que también asistieron desde el escenario el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, el presidente de la filial, Juan Ferrer, y el mayordomo de la misma, Juan José Chávez, que fue subrayada y alabada luego por los asistentes. Habló Adolfo García de todas aquellas iniciativas que la hermandad hace para aliviar la situación de los más desfavorecidos, de los que lo están pasando mal como consecuencia de la crisis, una labor menos visible que la romera propiamente dicha, pero sin duda, de los proyectos más valiosos que lleva a cabo por su impacto social.
Con la medalla al cuello, el pregonero se dejó guiar por la Madre de los rocieros para dedicarle preciosas frases desde el atril por tercera vez en su vida. Quién se lo iba a decir cuando vino destacado como militar al Regimiento de Huelva aquel 1 de mayo de 1960. "Llegué pensando que iba a estar en esta ciudad uno o dos meses como mucho y me encargaron que organizara la despedida de la Hermandad de Huelva, que entonces no se hacía en la Comandancia, sino en el Regimiento, y yo entonces era antirociero; pero conocí a mi mujer y ella me enseñó a serlo y aquí estamos", indicó a este diario el pacense.
El punto y final a la ceremonia de ayer lo puso la salve de la Hermandad de Huelva, un broche musical que entonó un respetable escaso pero entregado a las palabras de Adolfo García.
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