Visitas al patrimonio de La Redondela

La redondela/Más de 300 personas han tenido este verano la oportunidad de conocer de primera mano algunos de los elementos arquitectónicos que integran el rico patrimonio histórico de La Redondela.

Y lo han hecho en el marco del programa quincenal de visitas guiadas que a lo largo de los meses de julio y agosto ha puesto en marcha el Ayuntamiento de dicha entidad local. En total, han sido cuatro visitas que se cerraron con un grupo de 110 personas para poner el broche de oro a una iniciativa que según el alcalde, Salvador Gómez, "ha llegado para quedarse dada su buena aceptación, por lo que el verano que viene repetiremos".

El programa de visitas arrancó el 13 de julio y concluyó el pasado día 24 de agosto, superando las expectativas iniciales de participación.

Los recorridos, guiados siempre por una experta en el patrimonio histórico y arquitectónico local, tuvieron como punto de partida la Plaza del Concejo para desde allí arrancar definitivamente en el edificio del Consistorio redondelero, y más concretamente, en su emblemática Sala Mudéjar del siglo XV.

Desde dicho punto, hoy convertido en sala de exposiciones, los visitantes se han trasladado hasta el templo mudéjar también del siglo XV, hoy parroquia de Nuestra Señora de los Doce Apóstoles, donde también se ha explicado la relevancia histórica y artística tanto del edificio como de su contenido.

Y es que las visitas, que han sido totalmente gratuitas, han incluido explicaciones precisas sobre los numerosos detalles que contienen los edificios que integran el patrimonio histórico del municipio, entre los que, sin duda, el que más ha llamado la atención ha sido el famoso palomar de La Redondela, al que los visitantes han sido trasladados en un autobús dispuesto por la organización por encontrarse a varios kilómetros del casco urbano, concretamente en la histórica finca de labor conocida como Huerta Noble.

El palomar es una curiosa edificación del siglo XVIII cuya estructura se encuentra en buen estado de conservación y es el más grande de Europa de sus características: alberga un total de 35.000 huecos dispuestos para el anidamiento de palomas.

En dicho punto ha sido en el que los asistentes expresaron sus más notables gestos de sorpresa y admiración ante la enorme singularidad de lo que contemplaban: un edificio incluido en el conjunto patrimonial de la Huerta Noble, declarado por la Junta de Andalucía en 2004 Bien de Interés Cultural con carácter etnográfico. Dicho conjunto, además del ya reseñado palomar, está integrado por el conocido como Muro del Viacrucis (al que pertenecen unos valiosos azulejos holandeses que actualmente se restauran en el Museo de Huelva), un cortijo y una pequeña capilla.

Con respecto al columbario, la mayor parte de las fuentes históricas sitúan en 36.000 el número de palomeras (nidos) empotradas en sus gruesos muros, aunque algunas llegan a hablar hasta de 70.000. Solo por destacar algunos datos del singular edificio, único en su género por sus dimensiones y construido por Manuel Rivero El Pintado entre los años 1761 y 1771, éste es de planta casi rectangular, de 28,5 x 14,40 metros y una altura uniforme de 5,5 metros, y está formado por nueve calles longitudinales (norte-sur), cortadas en el centro y extremos por otras tres calles transversales (oeste-este), todas de una anchura de 85 centímetros excepto la longitudinal de poniente, que incluye un bebedero para las palomas y cuya anchura es diez centímetros mayor que la del resto.

Los nidos están realizados con orzas o vasijas de cerámica con diámetros de entre 10 y 20 centímetros y una profundidad de 20 centímetros, empotrados en las caras de los muros que conforman las calles y en la cara interna de todo el muro perimetral, además de en las paredes de la cúpula que remata el centro de un edificio carente de techumbre desde que fuese edificado, para permitir la entrada y salida de las palomas.