RESPONS(H)ABILIDADES

Ventajas de la Responsabilidad Social Corporativa que las pymes deben conocer

  • Las pequeñas y medianas empresas que apuestan por la Responsabilidad Social Corporativa no sólo disfrutan de los mismos beneficios que las grandes, además les resulta más fácil de aplicar

No se dejen llevar por las suposiciones infundadas: la Responsabilidad Social Corporativa es más fácil para las pymes que para las grandes empresas y además obtienen los mismos beneficios. El principal hándicap de las pequeñas y medianas empresas en cuanto a la RSC es que la mayoría, lamentablemente, todavía considera que es algo caro, farragoso y complicado de explicar a sus empleados o a sus clientes.

La razón más probable, como hemos compartido en este diario en varias ocasiones, es que se trata de un concepto que se cree reservado para las grandes empresas, poco comprendido en general, aún menos valorado como estrategia válida y todavía demasiado confundido con la filantropía propia de otro tipo de organizaciones sin ánimo de lucro. La RSC debe implicar lucro o deja de ser RSC, porque deja de ser sostenible.

Hay muchas definiciones de RSC. Como todo en la vida, la podemos explicar en términos muy engolados y técnicos o con enfoques más claros que faciliten su comprensión y extensión. Esto último es lo que falta en mi opinión. Eso y apuestas institucionales mucho más firmes y decididas que faciliten a la pequeña y mediana empresa entender y apostar por la Responsabilidad Social Corporativa como la mejor fórmula de gestión ética y rentable. Pero claro, eso no se consigue sólo explicando qué es o cómo llevarla a cabo.

Una visión sistémica a largo plazo para grandes y pequeñas

La gestión empresarial ética y sostenible que guía la RSC es una visión sistémica de todo el entorno físico, económico y social en el que la empresa desarrolla sus actividades. Ese sistema incluye a la plantilla, a las comunidades y colectivos profesionales con los que se relaciona, al medioambiente y a la sociedad en general. Así de sistémica es, tenga el tamaño que tenga ese sistema.

Además, la visión sistémica de la gestión sostenible implica que se haga a largo plazo, por lo que la empresa atiende y procura mejorar sus impactos ambientales, sociales y económicos no sólo para ser buena. Tampoco para compensar nada. La empresa los mejora porque quiere seguir trabajando y ganando dinero dentro de algunos años, otra vez tenga el tamaño que tenga. Dicho con otras palabras, se trata de ser bueno y aprovechar lo bueno que soy para seguir teniendo trabajo y ser cada vez más rentable en el futuro.

No sé a ustedes, pero a mí esto último me suena siempre a supervivencia, pero a una supervivencia sin complejos e inteligente, de esa que crea valor a largo plazo y para todos y no esa falsa supervivencia suicida que se mueve a corto plazo y por el interés de unos pocos. Ese modelo económico no ha funcionado.

Y en todo este entramado de relaciones y decisiones que supone la gestión empresarial y la economía sostenible, la RSC es el cómo: cómo hacer lo que se hace para seguir haciéndolo en el futuro y cada vez mejor. Y por otro lado está el propósito, que sería el para qué: para qué hago lo que hago. Las dos preguntas, como los son los dos conceptos (la RSC y el Propósito) resultan indispensables para una gestión ética y rentable.

Por eso piense, sobre todo si es pequeña empresaria o empresario: ¿Cómo hace lo que hace? ¿Para qué lo hace? Y si al cómo no sabe responder claramente, porque hasta ahora no ha podido hacer mucho más que dejarse llevar por la circunstancias y el millón de obligaciones que conlleva una empresa –que ya sabemos cómo estamos las pequeñas empresas–, y si el para qué no lo tiene claro o se reduce al limitante para ganar dinero, no va demasiado bien.

El propósito de una empresa, otra vez sea del tamaño que sea, es eso que responde a otras preguntas igual de importantes como: ¿Para qué existe su actividad?, ¿qué valor aporta al mundo?, ¿por qué le interesa a la sociedad que usted exista?

Ventajas y beneficios de las pymes en RSC

De responder a todas las preguntas anteriores se derivan dos las grandes ventajas de apostar por la RSC para las pymes: por un lado le da una estrategia útil acorde a las nuevas exigencias legislativas, sociales y económicas; y por otro un propósito claro que sirve de guía para dar el largo plazo a toda esa estrategia.

Con un propósito claro y con estrategia estable, las pymes –como las grandes empresas– ya tienen una gran parte del camino hecho. El resto del trayecto, ahora sí, para las pequeñas es más fácil en lo más importante: la decisión firme de los dueños, la percolación en toda la organización y la comunicación interna y externa.

La necesaria y decidida apuesta de la propiedad y los primeros ejecutivos para hacer de la RSC una herramienta transversal a toda la organización es mucho más fácil en las pymes. También lo es llevar a toda su estructura esa nueva visión de los negocios y del propósito empresarial, porque son estructuras menos complejas con procesos de trabajo menos burocratizados. Y la comunicación con los grupos de interés principales (trabajadores, clientes, proveedores, instituciones y comunidades locales) también es más directa y cercana.

En cuanto a los beneficios, grandes y pequeñas cosechan lo mismo: mejor imagen de marca, mayor fidelidad de clientes y proveedores, trabajadores más identificados con la empresa y más leales, mayores índices de satisfacción y productividad, mejores relaciones con los reguladores, mejor acceso a la financiación, más innovación y retención del talento… Suma y sigue.

Las pymes son la gran mayoría del tejido económico empresarial del mundo. La evolución de la gestión empresarial hacia modelos económicos sostenibles como la RSC es una necesidad mundial. Así que hacen falta muchas pymes responsables con propósitos coherentes. ¿Para qué va usted a trabajar cada día? Y no me diga que es sólo para ganar dinero.

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