Vampiros entre nosotros

Fila siete

Vampiros entre nosotros
Vampiros entre nosotros

No parece exagerado hablar así cuando el carnaval, ya en marcha, (_)¿y cuándo no es carnaval?- puede toparnos con cualquier persona disfrazada de esta guisa (o quizás sin careta). Puede también que más de una vez haya titulado así alguna crítica de una película de vampiros, que fue el utilizado por un conocido director de cine francés, Roger Vadim, quizás más notable por ser uno de los maridos de Brigitte Bardot, autor de una de las películas más escandalosas de su tiempo, Y Dios creó a la mujer (1956), que, por cierto vi en Marruecos, con su perturbadora y sensual esposa como protagonista, para recopilar una considerable antología sobre relatos de licántropos, que es toda una referencia literaria de estimable aceptación entre los amantes de este género.

Escribo esto porque cuando compongo estas líneas veo aún en la cartelera provincial, ventaja que tenemos ahora cuando podemos saber las películas que proyectan en localidades más o menos cercanas, lo que no pasaba en tiempos en que sólo se publicaba la cartelera de Huelva, la película Crepúsculo, a la que se auguraba en su día un notable éxito que no ha sido tanto como el que ha tenido en otros países, aunque es verdad que ya tiene su continuación, lo cual demuestra que ha merecido la pena para sus productores. Si su predicamento no ha sido el esperado, al menos si ha dejado una estela de ciertas consecuencias para seguir influyendo en el panorama cinematográfico en el que siempre ha tenido cierta incidencia, con Drácula a la cabeza.

Evidente es la atracción que las historias de vampiros suscitan en todo tiempo y el éxito de sus novelas y así acaba de publicarse la traducción en español de Vampire kisses (Besos de vampiro), de Ellen Schcreiber, la cual, ya es casualidad, sigue la estela de Crepúsculo. Y ello porque "Normalmente, las novelas de género romántico paranormal tienen una carga de sexo y violencia. Pero libros como los de Stephanie Meyer o Besos de vampiro presentan historias aptas para los más jóvenes". Pero no crean que esto se limita sólo al ámbito de los adolescentes, porque lo mismo se adapta a las fantasías propias de esta edad que a los más pequeños. Personajes como El pequeño vampiro o Bruno Dhampiro, de la gaditana Rosa Gil, atraen a esos precoces lectores con sus peripecias nocturnas y sus traviesas aventuras imprevisibles.

Con lo cual la estela de Bram Stoker, tan bien configurada cinematográficamente en aquella inolvidable película de Francis Ford Coppola (1992), con todos los precedentes encarnados por Max Schreck -su escalofriante Nosferatu (1922), de Murnau-, Bela Lugosi, Peter Cushing o Christopher Lee, sigue vigente pero las formas ya no son las mismas. Éstos que acaba de entronizar Crepúsculo, ya lo afirmaba así en mi crítica, son otros vampiros. Siguen siendo malditos y perversos, pero resultan elegantes, sofisticados, atractivos y seductoramente demoníacos. Eso sí, más humanos que sus ilustres predecesores. Atraen por su amable frialdad, por su deseable encanto de outsiders, por su inconfundible aire sexy con el que cautivan a las chicas de hoy.

Raven, la protagonista de Besos de vampiro, se confiesa admiradora de Ann Rice, la escritora estadounidense de New Orleans, autora de best sellers, libros góticos y de temas religiosos, algunos de los cuales se venden ahora en España en quioskos, a la que se debe uno de los libros más vendidos llevados al cine después, Crónicas vampíricas, que en el cine se tituló Entrevista con el vampiro (1994), de Neil Jordan, interpretada por Tom Cruise, Brad Pitt, Christian Slater y Antonio Banderas. En suma, vampiros encantadores, persuasivos, embaucadores, como los de la reciente Crepúsculo, aún en cartel. Pero ¡cuidado! alguno de estos vampiros puede estar entre nosotros.

stats