Universidad: apostando por la Excelencia con mayúscula
tribuna de opinión
Es en tiempos de tempestades cuando resulta más necesario que el timón sea firme y el rumbo bien marcado
Es preciso un estilo de gobernanza que impulse la colaboración y diálogo

En estos días la Universidad de Huelva se juega mucho. Estamos a punto de decidir si aspiramos a un futuro mejor o nos dejamos ganar por el desánimo; si vamos a luchar por la excelencia a todos los niveles o preferimos la mediocridad. Son días importantes porque nos detenemos a reflexionar sobre nuestro papel como institución y también como comunidad: hablamos, debatimos, proponemos, cuestionamos. Como Universidad, somos el eje del conocimiento y su transferencia a la sociedad y el cerebro que busca respuestas a los desafíos que tiene pendientes nuestro entorno. Como Universidad Pública, además, tenemos una vocación de servicio, especialmente la Universidad de Huelva, nacida de una demanda social inequívoca un 3 de marzo de 1988.
Sin embargo, en los últimos tiempos la Universidad de Huelva no ha tenido el liderazgo que le permitiera responder con eficacia a los problemas dentro y fuera de la misma. Ante los retos hay que crecerse, no hundirse. Si dejamos que sea la coyuntura económica la que decida, ¿qué tipo de guía está ofreciendo la Universidad de Huelva al resto de la sociedad? Todo lo contrario: es en tiempos de tempestades cuando resulta más necesario que el timón sea firme y el rumbo bien marcado. Entonces es cuando corresponde hacer Política con mayúscula. Es fundamental en estos días hacer una crítica constructiva que nos permita recuperar un horizonte común y superar las rencillas y los intereses particulares que nos han dividido. Hay que limpiar el ambiente laboral teñido de malos humores y peores formas, y hacer un frente común para recuperar el papel que nos corresponde entre las Universidades españolas e internacionales.
Para mí, eso significa que es hora de apostar por una Universidad de Excelencia. Porque contamos con magníficos activos humanos en docencia, en investigación, en administración, y sobre todo en nuestra materia prima, el alumnado. Los próximos cuatro años hemos de sembrar futuro y no tempestades, alentando la formación y empleabilidad de una generación que tome el relevo de la nuestra y garantice el bienestar general; apoyando e impulsando más y mejor la innovación e investigación de calidad que ya generamos en muchas parcelas de conocimiento a pesar de los obstáculos que venimos encontrando; desarrollando nuevos escenarios de aprendizaje para responder mejor a las necesidades humanas y tecnológicas. Para todo ello es preciso un estilo de gobernanza que impulse la colaboración y el diálogo de manera transversal entre los diversos segmentos que componen la comunidad universitaria y que retome una estrecha cooperación con el exterior, pulsando en primera instancia las prioridades de las empresas y agentes sociales de nuestro contexto más cercano, pero que se abra a un marco internacional no solo europeo, sino del Atlántico Sur -el Algarve, el Magreb, Canarias, Hispanoamérica-.
Ese estilo de gobernanza basado en el diálogo y la transparencia debe comenzar por escuchar, un verbo que por desgracia no se practica lo suficiente, porque escuchar de verdad implica una disposición a oír otros pareceres con la mente abierta y con una voluntad real de llegar a compromisos y acuerdos que recojan el sentir común y busquen la satisfacción general. Por ello, mi equipo y yo estamos dedicando estos días de campaña a reunirnos con todas las personas que desean compartir sus propuestas para construir una Universidad de Huelva más plural, más inclusiva, y más paritaria, pero también una Universidad que esté preparada para asumir un puesto digno en los rankings de las mejores instituciones de enseñanza superior del mundo. Según la clasificación del último ranking de Times Higher Education, en 2017, cuatro universidades españolas, están situadas entre las 70 mejores del mundo de menos de 50 años. Éstas son la Pompeu Fabra, la Autónoma de Barcelona, la Autónoma de Madrid y la Rovira i Virgili de Cataluña. Dicha lista de Universidades Jóvenes de Excelencia está encabezada por tercer año consecutivo por la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Suiza). No estamos hablando de universidades con el abolengo de Harvard, Oxford, Cambridge, Yale, o la Sorbona, sino de instituciones jóvenes como la nuestra que se caracterizan por su "dinamismo" y están alejadas de las tradicionales universidades más antiguas de Estados Unidos y del Reino Unido. Tendríamos que preguntarnos qué han hecho ellas para estar situadas en ese privilegiado lugar entre las universidades jóvenes, qué las ha convertido en excelentes. Quizás todo empiece por quitarnos el complejo de considerarnos inferiores por ser una pequeña universidad de provincias y pensar en que sólo es imposible lo que no se intenta, que cuando hay voluntad siempre se encuentra el camino.
En estos intensos días de campaña con multitud de visitas, reuniones, entrevistas, peticiones, etc., mi equipo y yo estamos redescubriendo nuestra universidad. Hablamos -y, lo más importante, escuchamos- sobre los retos que hemos identificado en el programa: cómo apoyar la carrera profesional tanto de jóvenes que se inician en la investigación y la docencia como de quienes han acreditado plenamente su solvencia académica; cómo adaptar la estructura de los órganos de gestión para hacerla un instrumento más eficiente y adecuado a nuestros objetivos; cómo integrar la vida cultural y el deporte en el ámbito universitario; cómo consolidar modos de trabajo sostenibles en todas nuestras actividades. Se trata, en resumen, de mejorar la calidad de los servicios que ofrecemos a la sociedad pero, en la misma medida, de generar una mejor calidad de vida y empleo para quienes integramos la Universidad. Hablamos, escuchamos, y llegamos a acuerdos sobre medidas concretas y compromisos que asumimos como propios.
Nuestra visión de una Universidad de Excelencia es que se construye con personas y para las personas, no a pesar de ellas. Ese y no otro es el estilo de gobernanza que promovemos, en estrecha conexión con todos los sectores de la comunidad, poniendo en relación y trabajando por un propósito común. Si nuestra candidatura resultara elegida en las próximas elecciones del día 22 de mayo, asumiremos ese encargo con la responsabilidad y convicción de gestionarla convenientemente en el hoy, pero también, con la misión de comenzar a dibujar el mapa de nuestra universidad del mañana. Nos queda mucho por hacer.
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