CIMI Odiel

Cuando un “no” a tiempo a un menor es una victoria y evita que crezca como un "tirano"

  • La permisividad con los niños está detrás de muchos casos de violencia familiar

  • Cuatro chicos han pasado por el centro por delitos de índole sexual

Elena Domínguez e Inmaculada Vázquez, trabajadora social y psicóloga, respectivamente, del centro Odiel.

Elena Domínguez e Inmaculada Vázquez, trabajadora social y psicóloga, respectivamente, del centro Odiel. / Josué Correa (Huelva)

Inmaculada Vázquez es psicóloga en el centro de menores infractores Odiel. Explica que la intervención se adapta al perfil de cada niño, a sus necesidades y circunstancias. Todos participan en programas como Jabato, donde "se les da un pilar base, la competencia social necesaria para que ellos puedan interaccionar de forma correcta en sus contextos de referencia".

Hasta ahora han pasado por las instalaciones cuatro chicos por delitos de índole sexual. Estos "suelen tener muchos problemas a la hora de comunicarse, tienen déficit en autocontrol, carecen de las destrezas para resolver de forma pacífica los problemas o los conflictos que se les puedan generar y claras distorsiones sobre cómo debe ser una relación sana".

Pero lo que más preocupa es la violencia filioparental. "Trabajamos con cinco niños en el centro, pero nos han entrado tres de golpe: es un delito que se ve que está en emergencia, claramente". La profesional señala que "es verdad que los niños tienen unas características comunes, pero también hay familias que son proclives".

Elena Domínguez, que es trabajadora social en Odiel, subraya que "no tienen por qué ser familias desestructuradas". Pero sí tienen patrones de comportamiento muy interiorizados que requieren tiempo de cambio. Vázquez señala que "instan mucho a sus padres a que les quiten las denuncias y se trabaja mucho con ellos para que se mantengan firmes, porque a una persona que ha llegado a realizar ese tipo de acciones no es que le venga de un día para otro".

Para llegar a esa situación se unen "muchos factores", señala la trabajadora social, "desde la adolescencia a la permisividad que han tenido con ellos en casa desde pequeños".

La psicóloga destaca la figura del "niño tirano al que nunca se le ha dicho que no, aunque no hay un perfil típico". Por ejemplo, se ha encontrado a críos que de niños han tenido problemas de salud y padres "sobreprotectores, y al final van conformando a un niño que te exige, es insistente, no tolera una frustración porque antes del niño hablar tú ya le dabas todo lo que pensabas que necesitaba". Los problemas surgen cuando se le empieza a decir que no y la violencia va in crescendo. Un "no" a tiempo, está claro, es una victoria.

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