Ultimátum a Fertiberia
Bajamar
La comunicación ministerial no es ajena a la presión ecologista; WWF, parte en el proceso, siempre ha reclamado la ejecución de la sentencia l En el otro lado está el problema laboral que se plantea
PODRÍA haberlo dicho más alto, pero no más claro. La Dirección General para la Sostenibilidad de la Costa y el Mar ha sido contundente en la última comunicación a Fertiberia: tiene que cesar el depósito de fosfoyeso en la marisma y presentar en dos meses un plan de regeneración de la marisma. Y ha provocado un auténtico maremoto político y laboral, en una industria que ya estaba preocupada por los efectos de la crisis y con otras dos fábricas, Tioxide y Nilefos, bajo la espada de Damocles.
El oficio de la Dirección General da un ultimátum tras un largo proceso negociador, asegurando que "pese a los sucesivos requerimientos realizados por esta Dirección General con el fin de garantizar el menor coste ambiental y social posible" no ha recibido ninguna respuesta satisfactoria de la empresa. Ya son varias las veces que se ha estado a punto de alcanzar un acuerdo, pero un año y medio después de que la Audiencia Nacional dictase sentencia a favor de Costa (considerando caduca la concesión para verter) este organismo no parece dejar una vía abierta a la negociación.
La presión ecologista sobre el asunto ha sido y es fuerte, de hecho WWF fue parte en el proceso judicial y en numerosas ocasiones ha reclamado la ejecución de la sentencia. Ayer mismo, la Plataforma y la Asociación Mesa de la Ría expresaban su satisfacción por la decisión ministerial. Greenpeace ha denunciado en varias ocasiones lo que considera "uno de los mayores desastres ecológicos a escala mundial". Y la Comisión Europea ha abierto un expediente a España sobre la concesión de la Autorización Ambiental Integrada a Fertiberia, con varios eurodiputados continuamente sobre el asunto, que va camino de convertirse en sanción (además, la gran mayoría de las AAI se han concedido fuera del plazo que marcó la Unión Europea).
Sin embargo, frente a esa presión verde está una realidad laboral, la de los trabajadores que se quedarían en la calle si se ejecuta ese cierre inmediato de la factoría. En el partido en el Gobierno, el PSOE, las calculadoras echan humo: 700 directos e indirectos en Fertiberia, 180 en Foret por falta de tiempo para poner en prácticas las alternativas que está estudiando, un centenar en Nilefos, que depende de Fertiberia... Una cifra mareante que supondría incrementar en un 39% el número de parados en la industria y que resulta imposible de asumir en este momento. Las organizaciones ecologistas critican que la empresa ya ha tenido tiempo de buscar soluciones laborales (también la Dirección General lo deja caer en su escrito), pero los trabajadores comienzan a hablar de "traición" de la administración. De ahí que en dos días hayan sido muchos los políticos socialistas que han aludido a un cierre progresivo y ordenado, el último, ayer mismo, el consejero de Economía, José Antonio Griñán. Aunque sin dar plazos. Las próximas semanas aclararán cuál es el futuro de la primera pieza de dominó de la avenida Francisco Montenegro.
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