Tiendas de otros mundos

Fruterías, carnicerías e incluso pastelerías hacen que los inmigrantes se sientan en Huelva como en casal de desavíos 'Chilab', especializada en alimentación marroquí - avda Italia; 'Frescomar Latino', sudamericana y africana, calle Eucaliptus; 'Emilia', pastelería yugoslava, calle Mudéjares.

Aura muestra una yuca; Dmajel despacha cordero, y Emilia invita a probar sus dulces 'yugoslavos', en sus respectivos comercios.
Aura muestra una yuca; Dmajel despacha cordero, y Emilia invita a probar sus dulces 'yugoslavos', en sus respectivos comercios.

Con lágrimas y recuerdos, los inmigrantes residentes en la capital vencen, un día sí y otro también, la nostalgia que les produce el no estar cerca de los suyos. Lágrimas y recuerdos que no convencen esa otra nostalgia gestada desde la boca del estómago, un día sí y otro también, por no recibir esos productos alimentarios a los que estaba acostumbrados.

Para saciar esta culinaria nostalgia y, sobre todo, como una original y acertada manera de sobrevivir en tierra extraña, no son pocos los inmigrantes que han decidido montar tiendas 'autóctonas de desavíos' para que sus compatriotas se sientan en Huelva, como en su propia casa.

En muchos barrios de la capital asoman estos comercios que con sólo leer su denominación se conoce su origen. Frescomar Latino abre las puertas cada día muy cerca de la plaza Houston -o lo que queda de ella, en la actualidad-. Con tan solo echar un vistazo a sus estanterías, se mata la curiosidad sobre cómo se alimentan los sudamericanos. Maíz de tostar, achiote, pasta de aji amarilla, azeite de dendé, quinua, farofo, morocho, manicundo... pueblan los estantes de este comercio regentado por el onubense Pedro Carrasco, y al que está al frente, Aura. Mientras despacha un kilo de plátanos de un tamaño natural "para freír", dice que llegó desde Colombia hace dos años, con este puesto de trabajo ya contratado. "Doy gracias a Dios por los jefes que tengo", repite constantemente, a la vez que señala que sus clientes, -donde se encuentra muchos onubenses "aquí gusta mucho el pan y el pan con queso colombianos. Nos llega congelado y acá lo horneamos-, son colombianos, bolivianos, peruanos, ecuatorianos... y africanos "pues también tenemos productos procedentes de Africa, como el gari de yuca y el chile, les encanta lo picante", explica.

Comenta que todos los productos que exponen llegan de sus países de origen como cervezas de perú, refrescos de Colombia, e incluso las frutas y verduras, donde sobresalen las yucas, cocos, papaya, mangos, bananos, okra, jengibre...

En la avenida Italia Djamel Ameur está al frente de una tienda donde predomina la zona dedicada a la carnicería. Entres una infinitud de bolsas de couscous -alimento básico en la comida del Magreb- y una no menos impresionante variedad de te, este argelino que llegó a Huelva procedente de Huesca hace tres años disecciona una cabeza de cordero. "Aquí sólo se vende cordero y ternera, como sabes, el cerdo está prohibido en nuestra religión", recuerda, añadiendo que ésta no es la única prohibición, en términos cárnicos. "Unicamente podemos consumir aquellas piezas si los animales han sido sacrificados por el rito musulmán de Halaj, es decir, degollarlos, dejando correr la sangre", pormenoriza con todo detalle y la susodicha cabeza de cordero entre sus manos. Señalan en coincidir desde ambos comercios que la crisis también les está afectando. "Cada vez son más los inmigrantes que vuelven a sus países por la falta de trabajo. Esperemos que muchos echen raíces con la temporada de la fresa", desea Djamel.

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