Huelva

La Supracomunidad reclama aparcamientos y más seguridad

  • Los comerciantes piden una mayor programación de las obras de mejora que se acometen en el parque residencial para que causen las menores molestias posibles

Mayor seguridad ciudadana y más zonas de estacionamiento. Éstas son las principales reivindicaciones del Parque Residencial San Sebastián popularmente conocido como Supracomunidad, un conjunto de ochenta y dos bloques de viviendas que giran en torno a once glorietas, donde residen cerca de 4.000 personas. Vecinos y comerciantes reclaman una mayor presencia policial para acabar con los actos de vandalismo.

Indican que hay grupos de jóvenes que realizan botellones en el interior del residencial y se dedican a realizar destrozos tanto en el mobiliario público como en los vehículos. Asimismo, denuncian que utilizan los soportales como urinarios. A los actos vandálicos, vecinos y comerciantes añaden que hay puntos de venta de droga en la barriada.

Por otra parte, manifiestan que hay motos que circulan a gran velocidad por las zonas peatonales, con el peligro que ello conlleva para los transeúntes. Estefanía Quintero, de Alimentación Estefanía, comenta que los actos vandálicos se suceden desde "las cuatro de la tarde hasta la madrugada". Explica que incluso llegaron a "abrirme la ventana de mi establecimiento".

Francisco Javier Rodríguez, que regenta una tienda de comestibles, apunta que "por aquí no se ven policías". En esta misma línea, se manifiesta Encarnación Martín, de Peluquería Encarni, que indica que "vigilancia no hay ninguna, las motos pasan a gran velocidad por las peatonales".

Alberto García, de la Peña Cultural Deportiva Forjadores, comenta que "hay rincones que sirven para todo". Explica que a diario se celebran botellones en la barriada, "dejan cristales y meadas". En este sentido, argumenta que debería reforzarse el servicio de limpieza, baldear más el interior del residencial.

Denuncia que diariamente hay roturas de cristales del alumbrado público. Asimismo, subraya que rompieron la valla de las pistas deportivas, "que no se utilizan porque molestan a los vecinos", las repuso el Ayuntamiento "y volvieron a romperlas".

Cristóbal Pavón, del bar Polígono, recalca que "no hay vigilancia, estamos dejados de la mano de Dios". Toñi González, de Alimentación Toñi, indica que "rara vez pasa un coche de policía". No obstante, matiza que "hay actos vandálicos como en cualquier otro punto de la ciudad".

Francisco Javier Rodríguez resalta que hay coches abandonados que llevan mucho tiempo estacionados en la barriada sin que nadie los retire de la vía pública.

También piden los comerciantes que se programen las obras de mejora de la barriada de manera que causen la menores molestias posibles. Estefanía Quintero apunta que "no hay organización entre la Supracomunidad y el Ayuntamiento". Explica que en diciembre finalizaron la renovación del acerado en la zona donde se ubica su establecimiento y que han vuelto a abrir las aceras en varios tramos, "los agujeros llevan abiertos un mes" y, según María José Vázquez, de Dolma Peluquería, "por esos agujeros salen ratas, no hay derecho a esto".

En cuanto a las barreras arquitectónicas, Encarnación Martín comenta que "han intentado nivelar la barriada pero hay muchos desniveles".

Respecto a la falta de aparcamientos, Martín resalta que tal y como está configurado el residencial "no se pueden hacer más". Los comerciantes afirman que la escasez de estacionamientos afecta a sus negocios. Actualmente se está construyendo un parking subterráneo en la avenida Galaroza con capacidad para 634 plazas de aparcamiento y hay en proyecto otro aparcamiento en la prolongación de la avenida Muñoz de Vargas, en la confluencia con calle Tariquejo, con capacidad para 160 vehículos, que pueden contribuir a paliar esa escasez de estacionamientos.

Además abogan los comerciantes por una mejora en el cuidado y conservación de las zonas ajardinadas. En este sentido, resaltan que no se podan los árboles, de manera que las ramas quitan visibilidad a los bloques de viviendas.

Por otra parte, los comerciantes y empresarios reclaman mayores alternativas de ocio para los jóvenes.

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