Setenta y cinco años de Soledad

La Hermandad del Silencio conmemora hoy su primera salida en 1937 con una procesión extraordinaria, tras los cultos que culminaron ayer con el solemne pontifical que presidió el obispo · Hoy hacemos un recorrido por la historia en la que 'Huelva Información' ha sido testigo, como en cincuentenario

Setenta y cinco años de Soledad
Eduardo J. Sugrañes / Huelva

27 de octubre 2012 - 01:00

La Hermandad de la Soledad se ha ganado en estos 75 años el cariño de Huelva. Su sencillez le ha hecho única. Cuenta con ese encanto que ofrece en la Semana Santa cuando es final de la Pasión y principio del momento glorioso de la Resurrección.

Lo cierto es que cuando en Huelva todo era devastación y desconsuelo tras la guerra civil, llegó Ella y cubrió el espacio perdido, el corazón de tantos cofrades y de una ciudad que se había quedado sin la mayoría de sus imágenes. Por eso la Soledad es algo más que una hermandad, sigue siendo el testimonio de un tiempo y del esfuerzo de superación de las hermandades por mantener la Semana Santa. Una hermandad que contribuye hoy a ir cubriendo espacios de la memoria incompleta, a veces oculta, en otras ocasiones distorsionada, pero que verdaderamente ocurrió.

La Virgen de la Soledad llegó a la Semana Santa el Viernes Santo, para acompañar al Nazareno en 1937. No exactamente a su talla, sino a un cuadro, porque había desparecido en el incendio de los disturbios de julio de 1936. Cuentan las crónicas que salió del templo carbonizado. Mientras en la tarde del Viernes Santo lo hizo desde la iglesia de la Milagrosa, en la calle Rábida, convertida en sede provisional de la parroquia de la Purísima Concepción. Viene a ocupar ese espacio dejado por la Hermandad de la Vera Cruz que organizaba la procesión del Silencio con la sagrada imagen de Nuestra Señora de los Dolores, igualmente perdida en el incendio de la Guerra Civil.

La Soledad tiene una historia que no conviene olvidar, nace por la necesidad de mantener viva la Semana Santa en un tiempo especialmente difícil. Hoy hay una salida que será distinta a todas las demás, se conmemora el 75 aniversario de aquella primera Semana Santa y, consecuentemente, de lo que más tarde se consideró como la fundación de la cofradía, tutelada desde un principio por la Hermandad del Nazareno, hasta que se independiza de manera oficial como una cofradía propia, en 1944.

La clave para hacer posible la presencia de la Virgen de la Soledad en las calles de Huelva fue la generosidad de Tomás Domínguez Ortiz y Teresa Vázquez Oliveira, que la tenían para su culto privado, siendo una imagen de las llamadas de cómoda, adaptada más tarde a candelero por Antonio León Ortega.

Durante este tiempo muchos momentos vividos, unos mejores y otros no tan buenos. La obligación de mantener la hermandad a pesar de las muchas penurias para que hoy todos puedan disfrutar de la realidad hermosa que es la Soledad en esta salida histórica.

Durante estas tres últimas décadas, Huelva Información ha sido testigo de la vida de la Hermandad de la Soledad, de su recuperación y de la etapa de mayor esplendor. Ese es el recorrido que a través de las imágenes de archivo realizamos acudiendo a las páginas de nuestra hemeroteca. Estuvimos en el cincuenta aniversario y hoy lo hacemos en los setenta y cinco años.

El 26 de marzo de 1987 fue el día elegido para la salida extraordinaria a Nuestra Señora en su Soledad. Lo hizo de manera sencilla, en unas andas portadas por sus hermanos. Hubo misa en la Purísima Concepción y acto de confraternidad con la Hermandad del Nazareno, que le hizo entrega de un broche de oro con la imagen del Señor y los escudos de ambas corporaciones, orlado con hojas de acanto para ser rematado por la corona real. Le fue colocada por el mayordomo del Nazareno, Manuel Gómez Beltrán. Se recordaba aquel Viernes Santo de 1937, en esta ocasión fue al revés, el templo que estaba cerrado era el de la iglesia de la Milagrosa, pendiente de la eterna restauración a la que estuvo sometida con el riesgo de su desaparición.

A la recogida, los miembros de la junta de gobierno de la hermandad portaban a la Virgen de la Soledad siendo llevada hasta la capilla del Nazareno. Tras el rezo de unas oraciones fue trasladada hasta el altar mayor, para culminar con el canto de la salve.

Con ocasión de esta efemérides la hermandad concedió la medalla de oro a la Hermandad del Nazareno, así como al Rey Juan Carlos I, al padre Laraña, al obispo de Huelva Rafael González Moralejo, y a Andrés Hernández Carballo, como hermano fundador. La imposición de la medalla de oro al obispo González Moralejo sirvió de apéndice a esta celebraciones, ya que la recibió en la función principal de instituto de la cofradía el primer domingo de la Cuaresma de 1989. A partir de entonces la cofradía acuerda la celebración de un solemne triduo en Cuaresma, además de la función principal de instituto que se venía celebrando hasta entonces en la jornada del Viernes de Dolores y en esta ocasión se había adelantado.

La imposición de la medalla de la Hermandad de la Soledad al padre Laraña constituyó también un momento muy entrañable, tuvo lugar a los pies de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno hasta donde había sido trasladada la imagen de Nuestra Señora en su Soledad. Recibió la medalla por su contribución al resurgir de la hermandad en 1960. Se celebró una solemne misa en la que concelebraron José María Laraña, Carlos Núñez Vega y Mariano Prados. La ocasión sirvió para tener entre los onubenses a una figura tan querida como el padre Laraña, desde hacía muchos años fuera de nuestra ciudad. El homenajeado destacó que "Huelva es todo corazón y esta medalla va a servir para afianzar este puente tendido en al distancia entre este pobre padre Laraña y Huelva".

Uno de los grandes logros de la Hermandad de la Soledad fue la adquisición de su propia casa de hermandad, en la calle Miguel Redondo. Eso ocurría en 1995. El hermano mayor, José Pons de la Rosa, destacó el logro gracias a la implicación de los hermanos, una corporación pequeña había hecho posible la adquisición del local y en ello participaron un centenar de cofrades de los 353 que tenían en nómina. Una sede en la que se ubica el paso, se contaba con exposición permanente de enseres hacía posible disponer de un lugar de encuentro permanente, que es lo más importante. La casa de hermandad fue bendecida el 12 de abril de 1995 por el párroco de la Concepción, Carlos Núñez Vega. Al año siguiente un detalle muy especial se coloca en su fachada, como es un artístico azulejo, bendecido también por Carlos Núñez.

La Hermandad de la Soledad vivirá todavía un hecho importante en su historia, como es la salida el Viernes Santo de 1999 desde el templo de Jesús del Calvario. Había tenido que ser trasladada primero a la iglesia de los Jesuitas por el cierre de la parroquia de la Concepción, en donde estaba al culto, y de ahí hasta el Calvario para la salida en Semana Santa durante varios años.

La Virgen de la Soledad

en 1987, saliendo

en el cincuentenario.

Una de las

primeras fotos

de la Soledad en su paso.

El obispo de Huelva,

José Vilaplana, presidió ayer

el pontifical del 75 aniversario.

En 1989 se le impuso la medalla

a González Moralejo.

Bendición de la casa de hermandad

en 1995, en la calle

Miguel Redondo.

La Virgen de la Soledad,

en los cultos de 1989; a partir de

ese año habrá triduo en Cuaresma.

Carlos Núñez

bendice, en 1996,

el azulejo en la casa hermandad.

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