Segundo Zarza, el duende de la guitarra en sus manos (I)
Historia menuda
Amigo de Paco Toronjo, llegó a actuar en tres sitios diferentes el mismo día l Mostró gran generosidad, participando de forma altruista en eventos para recaudar fondos para algún fin social
SEGUNDO Zarza nació el 8 de mayo de 1935, en la antigua calle del Peligro -actual del Carmen-, situada en el centro de una capital que poseía como componentes urbanos típicos los cabezos e infinitas tabernas en las que reinaba S. M. el Fandango y tenían como denominador común ofrecer a sus clientes el generoso vino de Bonares, una calle, en suma, que disfrutaba de la animación matinal que irradiaba el cercano Mercado del Carmen. Anterior a la citada fecha, sus padres tenían fijada su residencia en la Sierra, pero la mina que le daba empleo cesó en su actividad y el matrimonio se trasladó a Huelva que le ofrecía mejores opciones laborales. Y ocurrió que su prima, al proclamarse la II República, se quedó viuda y como poseía en la calle del Carmen la célebre Posada del Carmen, le pidió al matrimonio que se fuera a residir con ella, ya que se vivían tiempos turbulentos para que una mujer sola regentara un negocio que tenía que albergar a individuos de desconocido talante y siempre imponía más respeto que hubiese un hombre en la casa. Ese es el motivo por el que el futuro guitarrista nació allí. Y aquí abrimos la compuerta de la anécdota: Ocurría que se asaltaba los establecimientos de los industriales de marcado acento político de derecha, se quemaba las iglesias y se perseguía a los religiosos y como tuviera un primo que era seminarista, éste salió huyendo de donde residía y se fue a vivir, de incógnito, con ellos. Llevaba consigo dos lienzos de Murillo que había salvado de la destrucción. Así, Segundo Zarza dormía en su cuna sobre las citadas telas de Murillo, enrolladas y metidas en su colchón. Semanas después, el niño recibía las aguas bautismales en la parroquia de la Concepción.
El padre trabajaba en La Montañesa, a las órdenes de Vicente Rodríguez Márquez, propietario del establecimiento y hombre que había demostrado, en numerosas ocasiones, su buen corazón. Esta tienda de comestibles, que también ejercía de fonda, se situaba en la calle del Carmen, número 1 y su sucursal en la calle Marina, entonces llamada Almirante Hernández Pinzón.
El aprendizaje de las primeras letras lo realizó Segundo en el Colegio San José, que tomaba el nombre de la calle donde se ubicaba y, a partir de los diez años, bajo la disciplina pedagógica de los jesuitas y la atenta mirada del célebre Padre Laraña. Después, amplió estudios de operador de cine en la Escuela Universitaria de La Rábida. Sus padres estaban decididos a que alcanzase niveles educativos más altos, pero el veneno de la guitarra pudo más y decidió dedicarse a este instrumento musical por completo.
Segundo Zarza creció en un buen ambiente musical. Su madre, que conseguía buen tono con el cavaquinho o pequeña guitarra portuguesa de cuatro cuerdas, le enseñó los primeros sones y compases del flamenco. También apoyó su enseñanza un matrimonio muy allegado a la familia y que tocaba la guitarra muy requetebién. Por último, el joven Segundo recibió de los Rofa toda la sabiduría guitarrística que éstos poseían y que era mucha. Y como ya desde muy pequeño había mostrado hallarse extraordinariamente dotado para el guitarreo, cuando apenas era un adolescente ya participaba con su guitarra en actos musicales, como fueron las fiestas privadas, los festejos de los pueblos de alrededor de Huelva y, sobre todo, en aquellos concursos en Radio Nacional de España de los que descollaron grandes voces y guitarras provinciales. De estos eventos flamencos surgían Compañías compuestas por el caricato, las coristas, la atracción extraordinaria (como La Sansona, mujer de considerable fuerza; el lanzador de cuchillos, el prestidigitador o mago…) y, como inevitable, el cantaor o cantaora, el bailaor o bailaora y el guitarrista. En este sentido, formó parte de algunos de estos elencos con los que recorrió toda España. Fueron años de intensa actividad en los que las giras duraban meses y en los que lo mismo tañía su guitarra en una plaza de toros compartiendo escenario con diversa gente del flamenco y de variedades, que inaugura hoteles (como fue el caso del situado en Lloret de Mar, en la provincia de Gerona) o actúa en los clásicos salones o establecimientos donde reinaba el flamenco, como El Guajiro, Los Juncos, Venta Cardeñas, Angelillo, Quitasueños, Casa Cambra, en la antigua Pescadería; Casa de Federico Alpresa…
En los años setenta Segundo Zarza fue llamado por una empresa cinematográfica alemana para que participase en un filme que tuvo mucho éxito.
En estas fechas, formó con Manolo Azuaga y El Brujo un trío irrepetible, por el profundo entendimiento que había entre cante y toque. Nos referimos a Los Niños de Huelva.
Una vez cumplido el servicio militar en Ceuta (1958), Segundo retoma su vida profesional con más ganas aún. Así, poco después, su guitarra suena al lado de estrellas como Manolo Caracol, Lola Flores, Antonio Molina, Beni de Cádiz…
Segundo Zarza fue un auténtico volcán de actividad. Así, en ocasiones actuaba en tres sitios diferentes (en unión de su inseparable amigo Paco Toronjo) en la misma noche. También se desplazaba, a requerimiento de don Juan, padre del rey donJuan Carlos I, a actuar ante él y su señora a Estoril (Portugal), y a Punta Umbría cuando éste se acercaba a saludar a su amigo, el almirante y alcalde de Huelva Pedro Pérez de Guzmán y Urzáiz. El vizconde de Castilblanco lo llamaba con frecuencia y siempre en época de cacería, a su palacio, ubicado en Salamanca…
A lo largo de su carrera, Segundo Zarza acompañó prácticamente a todos los cantaores de Huelva como los Azuaga, El Muelas, El Cañitas, El Buche, Paco Isidro, Cerrejón, Camilo Gómez, A. Borrallo El Mixto, Antonio Toscano, Peque de la Isla, Eduardo Hernández Garrocho (con el que le unió una gran amistad), Manolo Castilla…y como estuvo en varios concurso de Radio Nacional, a artistas que no llegaron a triunfar. De cualquier forma, fue el guitarrista de Paco Toronjo, con el que recorrió toda España y compartió los éxitos más sonados. En este sentido, Segundo, con especial orgullo, decía del mito del fandango: "… He visto como sacaban a hombros a Paco Toronjo, cinco veces en un mismo sitio…". Más que el acompañante musical de Paco Toronjo fue su amigo, el que velaba para que nada malo le pasara: "Paco, no bebas más…", y Paco obedecía porque sabía que era la voz amiga la que le hablaba.
En su última etapa, estuvo actuando en diversos locales sevillanos, donde tenía un excelente cartel.
A la provincia también se acercaba con frecuencia. Recordemos, como ejemplo, su actuación en el Cine de El Campillo, el sábado, 12 de marzo de 1977, noche en la que Paco Toronjo y él compartieron cartel con la Agrupación Comparsa Don Dinero, el Conjunto Brotes de Arte, Charo y su Combo Flamenco, el gran humorista onubense Lumi y la atracción internacional Pandora y el perro con su revista.
Segundo Zarza siempre mostró gran generosidad, participando, altruistamente, en eventos encaminados a recaudar fondos para algún fin social. De los diversos festivales vamos a traer como ejemplo el homenaje a Peque de la Isla, celebrado el 10 de septiembre de 1975, en el salón de la Caja de Ahorros de Huelva y organizado por la Peña Flamenca de Huelva. En él actuaron los profesionales y aficionados del flamenco siguientes: Antonio Castillo 'El Muela', los Azuaga, padre e hijo (Pepe y Manuel), Manolo Salazar 'Cantares', El Coria y Antonio 'El Brujo'. Al toque, el Niño Miguel, Manolo Azuaga y Segundo Zarza.
Cuando el Flamenco fue posesionándose de los escenarios teatrales, cuando las juergas que se celebraban en casas particulares y en los reservados de los cabarets amainaron en su número, cuando las salas nocturnas dejaron de facilitar actuaciones flamencas, él consideró que su etapa de guitarrista pleno había pasado a la historia. Trabajaría en su oficio y, los fines de semana, podría actuar en locales que tuviesen desplazamientos cercanos, en la mayoría de los casos con Paco Toronjo, aunque con éste también se desplazó a actuar a Sevilla. Es el período en que frecuenta los establecimientos huelvanos Patio de Faroles, La Jaula, la Casa del Cano, el Chirolo. Pero, detengámonos unos renglones en una actuación verificada el 26 de marzo de 1983 en este último local. El Chirolo, ubicado en la barriada de Viaplana, presentaba a Pandora en La starlet de la nuit con Wiki Ros (La Divina) y otros. Cerraba la noche el gran cantaor Paco Toronjo con la guitarra de Segundo Zarza, ambos obtuvieron un gran éxito.
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