Toma de posesión

Santiago Gómez Sierra, sexto obispo de Huelva

  • Su trayectoria sacerdotal está vinculada a Córdoba y Sevilla y ahora emprende un nuevo camino en una de las diócesis más jóvenes de España, a la que dice que llega con mucha ilusión

Santiago Gómez Sierra.

Santiago Gómez Sierra. / M. G.

La diócesis de Huelva inicia hoy una nueva andadura con la toma de posesión de su nuevo obispo Santiago Gómez Sierra, nombrado por el papa Francisco el pasado 15 de junio. Es el sexto obispo de la joven diócesis de Huelva, tras su creación en 1953, después de esperar cerca de un siglo para que se completaran las aspiraciones de su independencia en 1851, 18 años después de que se constituyera la provincia de Huelva y se planteara la necesidad de adecuar la división eclesiástica a esta, pero todo se dilató hasta mediados del siglo XX. Una diócesis que en sus 66 años de vida ha contribuido a articular la provincia.

Huelva, que siempre había tenido esa cercanía con la Archidiócesis de Sevilla a la que pertenecía, con la llegada de sacerdotes y muchos de ellos encomendados al gobierno del arciprestazgo de la capital, el más importante de la provincia, vuelve ahora a estrechar nuevos lazos con su origen. Lo hace con Santiago Gómez, que aunque de Madridejos (Toledo), procede de la misma archidiócesis donde ha sido desde 2010 obispo auxiliar.

Llega con una edad excelente para tomar las riendas de los destinos de la diócesis. A sus 62 años tiene acumulada una larga experiencia y la edad idónea para seguir dándole dinamismo a la diócesis onubenses, desde donde con el tiempo partir hacia otros destinos más importantes en la jerarquía eclesiástica.

Estuvo de la mano siempre de Juan José Asenjo, desde la etapa en Córdoba donde participó en CajaSur, siendo presidente de su consejo de administración. De ahí ambos llegaron a la archidiócesis de Sevilla, donde Juan José Asenjo es nombrado arzobispo y Santiago Gómez ordenado obispo auxiliar en la catedral hispalense. A nadie se le escapa que ahora cuando Juan José Asenjo va a cerrar su etapa como prelado a finales de año en Sevilla, por su renuncia por motivos de edad, a Santiago Gómez se le da una salida de la archidiócesis para despejar el camino al sucesor de la silla hispalense.

Así, la cercanía a Huelva y la coincidencia de que a José Vilaplana le llegara también la edad de su jubilación, hizo que desde hacía meses el nombre de Santiago Gómez se escuchara en las quinielas para ocupar la sede onubense. Le ayudaba en ello las circunstancias de que Vilaplana también le conocía y le gustara el nombre apuntado para su sustituto; que todo en Roma siempre se tiene en cuenta.

Santiago Gómez ha sido sincero al señalar que no conoce la provincia de Huelva, solo vino para participar en algún culto o visita al Rocío y a Lepe. Sin embargo, lo que todos saben es que la realidad religiosa de Sevilla y Huelva son muy parecidas en las cuestiones de fondo, por cercanía, tradición y por haber surgido la onubense de aquella catedral metropolitana.

Así que Santiago Gómez está perfectamente situado para gobernar la diócesis de Huelva. Las preguntas se vienen haciendo desde que se conoció su nombramiento y lo cierto es que todo lo que llega desde Sevilla es bueno o cuanto menos bastante alentador. Uno de los gestos claves es el del propio arzobispo, que aunque siempre serio no dudo, después de dedicarle un largo discurso de halagos, darle un fuerte apretón con un sincero abrazo en su despedida en la catedral de Sevilla. A Juan José Asenjo no le faltaron elogios y destacó sus consejos: “siempre atinados y pastoralmente luminosos”. Santiago Gómez estuvo presente en los grandes asuntos de la archidiócesis, como mano derecha de Asenjo conoce perfectamente los entresijos de las instituciones, del pueblo y también de sus cofradías, donde se marcaron aspectos muy importantes para el futuro de las mismas.

A José Vilaplana también se le ve contento desde que anunció, en el palacio episcopal el 15 junio, el nombre de su sucesor y dice que confía mucho en él para continuar la labor en la diócesis de Huelva. Ha invitado a todos, fieles y sacerdotes, a “acoger a don Santiago con afecto”, sabiendo que no son tiempos fáciles. Señaló algo que siempre viene preocupando como es la enseñanza y los colegios concertados, adelantando José Vilaplana que en esto el nuevo obispo es un experto, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. En la Conferencia Episcopal fue responsable de la Comisión Episcopal de Enseñanza, siendo en la actualidad obispo delegado para la Enseñanza en la Asamblea de Obispos del Sur de España.

La diócesis espera hoy con bastante ilusión la llegada de Santiago Gómez Sierra, que hará su entrada visitando a la Virgen de la Cinta, Patrona de Huelva, a la hora del Ángelus. Mantiene así la tradición de los anteriores prelados, al igual que todos los onubenses que ponen en sus manos los proyectos de sus vidas.

Comprobará que la diócesis es un proyecto en marcha y que la vida de la ciudad está en constante movimiento, como es el caso de las obras que anteceden al santuario, donde los trabajos que ahora se acometen darán una mayor dimensión a todo este entorno del Conquero que es el faro de la ciudad.

Una joven diócesis en plena madurez y con ardor de crecimiento, cimentada en el trabajo de otros grandes prelados. Desde Pedro Cantero Cuadrado que fue el gran constructor de la diócesis, desde el 15 de marzo de 1954 que fue cuando comenzó la vida de la Iglesia en Huelva. En 1964 llegó José María García Lahiguera, cuya causa de beatificación está en curso y supo imprimir en ella su gran sentido espiritual. Ambos fueron después arzobispos de Zaragoza y Valencia, respectivamente.

Una diócesis que aun joven ha tenido una larga historia milenaria, desde la consagración en el año 466 fecha de la consagración del primer obispo conocido de Elepla (Niebla) y que tendrá un punto álgido en la evangelización de América. Será en el episcopado de Rafael González Moralejo, que estuvo desde 1969 a 1993, cuando se produzca el gran momento de un nuevo impulso con la celebración del V Centenario y la presencia en la diócesis de san Juan Pablo II, clausurando ese gran momento en el que se pone a María como estrella de la Nueva Evangelización.

Le sucedió a su jubilación Ignacio Noguer Carmona, que había participado de esta conmemoración ya como obispo coadjutor desde 1990, pasando a ser titular a partir de 1993 hasta su jubilación en 2006. Impulsó el desarrollo de la diócesis con los planes pastorales y una apertura más adecuada a los tiempos modernos.

Cierra estos algo más de seis décadas la presencia de José Vilaplana Blasco, que continuando con los proyectos en marcha se destacó por su compromiso social con los más desfavorecidos que se engloban en la Casa de la Iglesia. Sabiendo en todo momento estar muy cerca de la gente, haciendo amigos.

Ahora es el momento de Santiago Gómez Sierra, que tendrá que hacer frente a tantas situaciones difíciles como se vive en la actualidad. La más cerca la de la pandemia, que tiene desde la Iglesia una respuesta de atención a tantas familias que lo están pasando mal. Una situación del coronavirus que hará igualmente diferente su toma de posesión, pues el acceso a la catedral se verá restringido para respetar las medidas de aforo que marcan esta situación.

No se pasa por alto el hecho de que su toma de posesión tenga lugar hoy, día 25 de julio, festividad de Santiago apóstol. Esa invocación permanente a la intercesión del santo apóstol cuyo nombre lleva, le marca en su vida episcopal que tiene por lema “Haciendo la paz por la sangre de su cruz”, en cuyo escudo heráldico aparece la venera de peregrino compostelano. Será, pues, una invocación al Patrón de España para este nuevo camino que ahora comienza. Dice que no trae nada previo pues “para la Iglesia el programa ya existe y es Jesucristo, al que hay que imitar y conocer”.

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