Huelva

San Sebastián al abrazo de Huelva

  • El sol acompañó a la procesión del Patrón en una jornada de fe, tradición y fiesta con el calor de miles de onubenses Se recuperó la escolta perdida en los años 20 de la centuria romana

Fue una tregua del invierno, en la que el sol acompañó a la fiesta contraviniendo esas coplillas de las lluvias de enero. Palmitos, selfies con el Patrón y novedades en una procesión a la que ayer acudieron miles de onubenses. La jornada demostró que la llama de la tradición de San Sebastián está más que viva.

Amaneció el barrio alto con los preparativos de una mañana muy especial, que dio comienzo en la parroquia de San Sebastián a las 10:00 con la misa en honor del Patrón, presidida por el obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, que concelebró con el párroco, José Antonio Omist.

La homilía del obispo puso de relieve la figura del mártir como "testigo de Cristo" que hasta el final de sus días se mantuvo fiel a sus convicciones. Pidiendo al santo "la fuerza de su fe" para los tiempos actuales, Vilaplana instó a los cristianos de hoy a ser igualmente testigos de una fe que deben "proponer", pero no "imponer".

Mientras transcurría la eucaristía, el barrio se llenaba de vida trazando un vínculo con la zona de San Pedro, en un reguero de puestos de palmitos, vendedores de coquis, globos y bullicio a la espera de que el llamador diera la señal a las puertas de la parroquia. Ocurrió pasadas las 11:30, con cierto retraso, dando comienzo a tres horas y media de procesión.

Tras la nube de incienso apareció San Sebastián bajo el escudo de la fachada en memoria de Cantero Cuadrado, obispo que dignificó su culto con la construcción de esta parroquia. Salió la imagen que Pérez Comendador talló en 1941 en la época de alcaldía de González Barba. El mártir asaetado, recibiendo al sol.

A cielo raso titilaba la plata de los candelabros, matizada por el rojo de las flores (margaritas, gerberas y antirrhinum) -que exornó Antonio Rivera-, y el frondoso naranjo que enmarca el fondo del paso, entre repique de campanas, cohetes y los sones de la Banda de la Salud, que este año ofreció al santo Patrón una escolta de centuriones romanos, recuperando la tradición que había en Huelva desde finales del siglo XIX y perdida en 1924.

La imagen llevaba prendida en su banda de alcalde honorario de la ciudad la Medalla de Huelva y la de la Orden de San Sebastián de Lisboa e iba estrenando las plumas blancas del casco de soldado romano.

Presidió la procesión el hermano mayor de Estudiantes, Javier Pérez Blanco, acompañado del de Los Mutilados, Diego Cabrera, y por vez primera, por el de la Hermandad de Huelva, Juan Ferrer, ya que la institución ha cambiado su sede canónica a la parroquia de San Sebastián.

Junto a esta representación iba el pregonero de las fiestas, Juan Antonio Riquelme, y en parte del recorrido estuvo también presidiendo el párroco José Antonio Omist, que se retiró por motivos de enfermedad. Era el primer año que en la procesión la junta de gobierno de Estudiantes determinaba salir de chaqué y mantilla negra (algo que secundó la representación cofrade pero no la política).

Además del Consejo de Hermandades, encabezado por Antonio González, en el cortejo estuvieron representadas con sus guiones todas las hermandades de penitencia y de gloria, y junto a las de la parroquia iba la gestora de la Cinta, presidida por Bienvenido González Roldán.

El capataz fue Alberto Parejo que mandó la cuadrilla de hermanos de Estudiantes, a la que se incorporaron costaleros de otras hermandades. Según la diputada mayor de Gobierno, Rocío Pérez, todo transcurrió con éxito y "gran implicación por parte de los hermanos y la ciudadanía de Huelva en general, que ha estado arropando al Patrón".

Como marca la tradición, formaron parte del cortejo las autoridades militares y civiles, incluida la corporación municipal con el alcalde, Pedro Rodríguez, a la cabeza, acompañado por los concejales del PP, así como el portavoz del PSOE, Gabriel Cruz, junto con varios compañeros de su grupo municipal.

En Cantero Cuadrado se hizo la revirá ante la capilla de la reliquia de San Sebastián, para seguir por Federico Mayo y Mackay McDonald. Una multitud esperaba al santo en la Plaza de los Litri, donde el Ayuntamiento puso en el arranque de las fiestas una enorme bandera de Huelva -con un mástil de 18 metros de altura- para recibir al Patrón de la ciudad. Como explicó el alcalde, "orgulloso" de haber promovido esta iniciativa, se trata de "un nuevo gesto en defensa del onubensismo". En sus palabras, "los onubenses se han dado cuenta de que Huelva no son solo sus edificios, sino el alma de la gente".

Con más viento la bandera hubiera tenido un lucimiento más espectacular, como ayer admitió el regidor, que no obstante destacó la respuesta que en términos generales tuvo una jornada "que ha vuelto a ser inolvidable, donde la devoción del Patrón ha hecho que las calles del barrio de San Sebastián se llenen de onubenses arropando al santo en su procesión".

En la citada Plaza de los Litri el santo se volvió hacia su calle, donde hay un azulejo en su honor, mientras la Banda Municipal de Música interpretó piezas tradicionales de Huelva.

La calle Jesús de la Pasión ofreció una estampa novedosa, con la iniciativa del bar 'Los tres hermanos', que instaló un arco adornado con los colores de Huelva y con cestas de frutas y verduras, en recuerdo a los antiguos huertos del barrio. "Antiguamente se adornaba la calle para recibir al Patrón y hemos querido recuperar esa tradición", explicaba el propietario del bar, Manuel Díaz.

Varias ofrendas florales recibió San Sebastián una vez pasó por el arco entre aplausos, una de ellas junto a la ermita de la Soledad -a instancias de la Hermandad del Santo Entierro-, en la que, como en la parroquia de San Pedro, el repique de campanas dio el tradicional realce a la llegada del mártir. También le hizo una ofrenda la parroquia de San Pedro, adornada con gallardetes.

Al pasar por el callejón de Madre Ana hizo también su homenaje la Hermandad de la Cinta, como lo hiciera después la Asociación de Antiguos vecinos de San Sebastián junto a la carpa de Pablo Rada. Allí este colectivo cantó un fandango a San Sebastián.

Ya de recogida, al santo se le hizo una ofrenda de romero en la calle Mackay MacDonald desde el adornado balcón de la familia de Paco Soriano, hermano de Estudiantes.

Al regresar a las puertas del templo, el Patrón se despidió mirando a sus devotos antes de entrar, cuando faltaban pocos minutos para las 15:00. El culto se solapó con la fiesta en la calle, y el buen tiempo invitaba a disfrutar de unas habas con choco.

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