San Pedro abre el camino rociero
El 75 aniversario de la bendición es una oportunidad para conocer las raíces en la parroquia mayor Para la salida, el barrio de San Sebastián vibraba con el tamboril y los bailes
LA presencia del Simpecado de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huelva durante esta semana en la parroquia mayor de San Pedro ha supuesto una mirada alentadora a la historia de este templo.
En el azulejo sobre el muro que se construyó por el desmonte del cabezo del molino de viento, lo deja bien claro: Parroquia Mayor. Solida como una roca a pesar de estar construida en tierras marinas del plioceno, sufrió todos los envites, unos como este con el objeto del relleno de las marismas para el ferrocarril, otro más en sus entrañas como fue el asalto a la parroquia el 21 de julio de 1936. La guerra civil se llevó por delante gran parte del patrimonio devocional y artístico. Aquel acontecimiento viene ahora, 75 años después, a ser un momento de reafirmación del sentir de un pueblo, a formar parte de la memoria histórica, tantas veces incompleta. El Simpecado de Huelva preside hasta la tarde de hoy el altar mayor de la parroquia. Aquí, en la parroquia donde la hermandad tuvo sede fundacional. Un barrio de San Sebastián que vibraba cuando llegaba el tiempo de la romería. Todo se abría con fiesta ante este Simpecado en aquel año de su bendición, en 1939 y siguientes. El domingo en la víspera de la salida solía ser el momento para el traslado del Simpecado a la casa de la camarista, en esta ocasión Dolores Tello de Pérez de Guzmán, en la calle Gómez Jaldón. Ese traslado invitaba a una fiesta en la Plaza de San Pedro, los tamborileros recorrían las calles del barrio de San Sebastián, organizándose en plena calle bailes populares. Luego el repique general de campanas y cohetes al cielo. La fiesta con bailes se trasladaba a la casa de la camarista. De aquí el día de la salida a la plaza de la Merced, donde el Simpecado era colocado en la carreta.
Aquel año de 1939 era hermano mayor Pedro Pérez de Guzmán, comandante del tercio de requetés Virgen del Rocío, que había promovido la realización del Simpecado por suscripción popular. Le acompañaba el presidente, Arturo L. Damas, y el mayordomo, Eduardo Gilabert. La crónicas de la época destacan que el Simpecado en la carroza "presentaba un magnífico aspecto por su valor y por su exorno". La comitiva se organizaba en la Vega Larga, aprovechando los grandes espacios junto a la Plaza de Toros. Como aspecto peculiar de este tiempo era el acompañamiento de la Banda de Música. Desde la Plaza de la Merced la comitiva recorría todo el centro de la ciudad desde el paseo de la Independencia hacia Puerto y de ahí por Concepción hacia Berdigón para enlazar por la carrera de Sevilla. En este tiempo tanto el Ayuntamiento, en la calle Puerto, como la calle Concepción ponían su iluminación extraordinaria.
Hay momentos importantes vividos en la mayor de San Pedro por la Hermandad del Rocío. Uno que no debe pasar desapercibido es el interés manifiesto por el entonces arcipreste y hoy beato Manuel González García que, ante la decadencia que se veía a principios de siglo en lo rociero, movió a Manuel Siurot para que fuera el presidente de la hermandad y así no dejara de faltar a su cita con El Rocío. Con ello, no pedía el lugar que le corresponde por antigüedad, que deben mantener todas las filiales con la asistencia a la romería de pentecostés.
San Pedro nos enlaza con la historia en esta visita de ahora de los rocieros, con otros recuerdos. La vinculada a este templo de la Hermandad de la Cinta, al que pertenecía el santuario y donde se realizaban sus novenas. De la misma forma la celebración del Corpus Christi que organizaba la más antigua cofradía del Santísimo de las existentes en Huelva. Esta visita recuerda que San Pedro era la cabeza matriz de la iglesia de Huelva, donde todo se inició y se irradió a otros lugares. A la propia parroquia de la Concepción, con la creación de la diócesis, en 1954, a la Merced o hacia la parroquia del Rocío, en 1963. Ahora, medio siglo después, volvieron los rocieros a sus orígenes. Sin duda, constituye toda una referencia para las nuevas generaciones que no solo no conocieron ese tiempo en la parroquia, sino que muchos quizás ignoren este hecho. El Corpus se volvió a ver por aquí en tiempo de obras en la Merced. Ahora se espera que algún día, en la nueva etapa que abrirá la Hermandad de la Cinta tras la celebración de su cincuentenario y los actos de este año, San Pedro vuelva a ser al menos por un año lugar donde se celebre la novena a la Patrona de Huelva. Será como dar vida a las fotografías de aquellos cultos que aun cuelga en cuadros en la casa de hermandad.
San Pedro ha sido y es un lugar espiritualmente excepcional. Hoy vuelven el tamboril a la plaza y al arrullo de sus campanas despedirá a su Simpecado del Rocío.
No hay comentarios