Romero de la Rosa lleva su luz y sombras a la vinoteca De Blanco a Tinto

La inauguración de la exposición del artista de Hinojos tiene lugar hoy a las 13:00 en Gibraleón

Una de las obras de la exposición de Juan Romero de la Rosa.
S.v. Huelva

23 de mayo 2016 - 01:00

Donde habitan la luz y las sombras es la exposición de Juan Romero de la Rosa que se exhibe desde las 13:30 de hoy en la vinoteca De Blanco a Tinto. El proyecto, según explica el propio autor, reflexiona de manera genérica sobre diversos aspectos internos del hombre: el estadio emocional del alma, el presente, el pasado, las sensaciones, el silencio, la ausencia, la soledad, los miedos, la incomunicación, la relación-no relación con el medio físico más inmediato, el espacio vital, la memoria y la intemporalidad .

Reflexiona, además, sobre espacios y lugares que a nadie le resultan ajenos porque están alrededor diariamente. Lugares íntimos y privados con los que el espectador se identifica y que probablemente no se perciben desde la serenidad, por la fugacidad instalada en la sociedad actual.

"La imagen utilizada es la luz, la obsesión por la misma, natural o artificial, rotunda o difusa, diurna o nocturna, reflejada en diversos soportes. De su propio comportamiento, creando una atmósfera determinada que sirve de hilo conductor y de vehículo de comunicación y expresión con el espectador, como reflexión sobre nuestra relación con el espacio, con nuestro propio medio interior", apunta el artista.

A través de los espacios del interior de la casa, de la descripción narrativa de su sencilla arquitectura, de la luz -tamizada en algunas piezas y en otras buscando forzados contraluces- se articula el discurso para convertirse en iconografía que desarrolla el proyecto plástico, que pretende hacer presente el recuerdo de sensaciones, emociones, silencios que pueblan lugares habitados por la luz.

Las posibles formas de la luz permanecen en todo el trabajo, reflexionando también sobre la importancia, el valor, el peso y la representación de la misma en el arte actual, bien sea de manera objetiva o subjetiva.

Los diversos escenarios narrativos que describen el proyecto son Hinojos, Sevilla, Santander y Trigueros, ajustándose a la idea que refleja todo el trabajo: buscando la unidad de criterios visuales y plásticos que, a su vez, sirven para enriquecer y diversificar iconográficamente las obras. Pero, sobre todo, son lugares que comparten con el autor una carga importante de emociones y sensaciones para desarrollar en la misma medida cada una de las piezas y la idea genérica del trabajo.

La visión de la luz que inunda desde el exterior el espacio interno a través de una ventana o puerta coloca al espectador en propio voyeur y cómplice de la visión que se propone, que es el mundo personal del artista plástico que, a su vez , es la visión del mundo interior, con el que puede sentirse identificado cualquier espectador.

Romero de la Rosa busca capturar la luz en el tiempo, congelar la luz en el instante que nunca volverá a repetirse de la misma forma y manera, plasmando la fugacidad. La manipulación de la luz dota de imagen icónica a la luz propiamente descrita, convirtiéndola en excusa como base principal en la que se fundamenta todo el proyecto.

"Me interesa la especulación narrativa del discurso, que resulta de la visualización de las piezas a través de las fuentes y manipulación de la fotografía digital, para encontrar su propio lenguaje en las piezas pictóricas, así como el aspecto sugerente o explícito en otros casos, buscando la conexión y creación de un clímax estético para transmitir todo el capítulo de sensaciones que se pretende, para hablar sobre la presencia de lo ausente o de la ausencia de lo presente", señala.

El contrapunto, por otro lado necesario, de las sombras, dramáticas o difusas, ayuda a enfatizar y reforzar la idea de que las dos fuerzas tengan su propio espacio de equilibrio.

La reivindicación de la pintura figurativa como instrumento disciplinar contemporáneo, como texto visual válido, y como medio de transmisión de las emociones instantáneas, propone como reflexión el concepto de belleza formal, de la que se apropia la mayor parte de las piezas como discurso y justificación en el arte actual, como medio vital contra la soledad y con la soledad.

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