La Responsabilidad Social de una empresa motiva a sus empleados
Respons(H)abilidades
Trabajadores automotivados que comparten valores con la organización y se comprometen con la empresa, es el resultado de una gestión de personas desde una RSC con sentido
El dilema de la motivación es que se responsabiliza a los líderes de algo que no está en sus manos: la motivación de los empleados". Esta categórica afirmación es de Susan Fowler en su interesante libro Por qué motivar a la gente no funciona, que desde aquí le recomiendo si quiere profundizar en esta imprescindible clave de la gestión de personas.
Pero, ¿qué tiene que ver la Responsabilidad Social Corporativa de una empresa con que sus líderes puedan o no motivar a sus empleados? Veremos que mucho.
Si se anima como yo a estudiar los planteamientos de Fowler y a conocer sus valiosas aportaciones a las teorías más recientes de la motivación y el liderazgo, le van a quedar claras dos cosas. La primera es que las personas siempre estamos motivadas, la diferencia está en la calidad de esa motivación, que es la que determina la calidad de las conductas que ponemos en marcha. Y la segunda es que los factores principales que intervienen en la motivación de calidad no son los tradicionales premios o castigos, tan habituales en las empresas e incluso en el entorno doméstico -quién no ha amenazado a sus hijos con no jugar con la consola-, sino la sensación de bienestar o cómo se siente al afrontar lo que se le pide. Esto último es lo que define sus intenciones y por tanto las conductas, que se vuelven de mayor calidad y más perdurables.
¿Quiere decir que un aumento de sueldo o una amenaza de despido, o un viaje en familia o perder la PlayStation no motiva? Claro que motiva. Sólo que lo hace en el corto plazo y no implica crecimiento de la persona, así que su sensación de bienestar también será limitada y sus conductas de baja calidad. Es lo que Fowler define como actitud motivacional subóptima externa, porque puedo conseguir algo, o impuesta, porque me siento presionado o tengo miedo a perder algo.
Las actitudes motivacionales óptimas según esta profesora de la Universidad de San Diego son las que radican en que la persona sienta que puede compartir y aprender, o que puede aportar su visión o, ésta es la mejor, que sienta que va a disfrutar haciendo eso que se le pide. Tiene toda la lógica que encierra una frase que suelo compartir mucho: lo que de verdad motiva a las personas es que sientan que importan y que aportan.
Cómo conecta la motivación con la Responsabilidad Social Corporativa
Todas las empresas trabajan la motivación de sus empleados. El cómo la trabajan, desde el estilo directivo hasta la política retributiva, es lo que determina la calidad de las actitudes motivacionales de esos empleados.
La piedra angular de esta función de los responsables de recursos humanos suele ser, si se tiene, el sistema de evaluación del desempeño de los trabajadores, donde se pone de manifiesto en todo su esplendor la cultura de la organización.
La cultura organizacional es un sistema simbólico que comparten todos los miembros de la empresa, quienes se conducen según ese conjunto de creencias, hábitos, experiencias, costumbres y valores comunes. La forma de vestir, la forma de hablarse, el estilo de dirección, los colores corporativos, los sistemas de reconocimiento, las holguras en los procesos de trabajo, todo es cultura organizacional. Y todo esto influye en la calidad de la actitud motivacional de las personas, en su sensación de bienestar y, como concluye Fowler, en la calidad de sus conductas y en lo perdurables que son.
Y aquí está la conexión. La Responsabilidad Social Corporativa con sentido se centra en las personas empezando por las de dentro, y es la mejor guía de las empresas para la construcción de una cultura organizacional en la que los valores compartidos y el estilo directivo impulsen actitudes motivacionales óptimas. En menos palabras: una cultura organizacional en la que las personas sientan que importan y aportan.
La prueba irrefutable que da sentido a esto y en la que se basan las teorías de la propia Susan Fowler es que los seres humanos tenemos una tendencia y un deseo natural de mejorar. La cuestión es aprovecharlo.
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