La risa es la medicina del alma. Difícilmente habrá mejor tratamiento que la felicidad de los niños. Con ellos vivió el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva una jornada muy especial. El centro celebró la quinta edición del Día Nacional del Niño Hospitalizado, que rinde homenaje a los niños hospitalizados, sus familias, el personal socio-sanitario y los voluntarios. Lo hizo por todo lo alto, con los más pequeños como grandes protagonistas y en un ambiente festivo que permitió convertir en el patio de los potos en un jardín donde no faltaron globos, juguetes, alimentos saludables y... hasta dos caballos de Obras Cristianas de Gibraleón que junto a los perros adiestrados y voluntarios con los que Cruz Roja realiza su labor de dinamización llenaron alegría el hospital.

La delegada territorial de Salud y Familias, Manuela Caro, el director gerente del centro hospitalario, José Luis Bonilla, la coordinadora y el presidente provincial de Cruz Roja Española en Huelva, Rosario Miranda, y Juan José Blanco, respectivamente, y el presidente de la Asociación de Obras Cristianas de Gibraleón, Jesús Mora, acudieron a la celebración. La delegada de Salud y Familias, Manuela Caro, consideró “fundamental” la actividad para “humanizar la hospitalización para que el clima sea mucho más amable para nuestros pequeños pacientes y que no sea nada traumático la primera experiencia de los niños con los sanitarios”. En la misma línea, el gerente del Juan Ramón Jiménez, José Luis Bonilla, calificó la jornada como “un día muy especial para nosotros porque queremos hacer un hospital más humano”. El Día del Niño fue posible gracias a la colaboración de Obras Cristianas de Gibraleón con su programa El Caballo Viajero, con el cual “la sensibilidad de los animales transmite mucha felicidad a los niños”. Colaborador habitual del área de Pediatría es Cruz Roja, cuyo presidente, JuanJosé Blanco, valoró como fundamental “el trabajo de dinamización de los voluntarios de Cruz Roja para ayudar a los pequeños que están hospitalizados”.

La coordinación corrió a cargo de Sonia Pastor, jefa de bloque de Enfermería de Pediatría. La celebración supone “endorfina a tope en un día diferente para que no sientan que están en un hospital”. Tras vivir un día tan especial, “todos soñarán con que quieren un poni o un perrito”. Como medicamento, “el amor y la felicidad tienen un enorme valor”. El niño se encuentra “en un espacio gestionado por adultos y tenemos que convertirlo en un espacio para niños con terapias con animales y otras actividades adaptadas a ellos”.Los pequeños disfrutaron a lo grande con El Caballo Viajero, el voluntariado de Cruz Roja Juventud y el Mago Óscar. Para animar a la participación en este homenaje tan especial, Un mar de besos, tema compuesto de forma altruista por el grupo valenciano Bombai, sirvió de banda sonora para el lanzamiento masivo de besos en todos los centros hospitalarios.

Foto de familia de los voluntarios y algunos de los pequeños.

El voluntariado de Cruz Roja Juventud fue el encargado de preparar una coreografía en la que pudieron participar todos los asistentes mientras se agitaban globos y lanzaban besos. Leyeron además un manifiesto poniendo en valor la importancia de la humanización en los centros hospitalarios.

Los caballos Enrique y Pekitas hacen las delicias de los niños con su terapia ecuestre

La gran sorpresa de la jornada fue la llegada del Caballo Viajero, un programa de equinoterapia con el que la asociación lleva más de diez años trabajando por los múltiples beneficios a nivel físico, psicológico y social que se obtiene mediante el contacto con estos fieles amigos. Los caballos en miniatura Enrique y Pekitas hicieron pasar un rato divertido con distintas actividades de terapia ecuestre. Entre ellas, juegos con pictogramas, un partido de fútbol en el que Enrique demostró que parar balones no es su fuerte o un paracaídas gigante, fomentando a través de ellas el contacto con los caballos y con el mundo de la discapacidad. Los pequeños disfrutaron en grande con el contacto con los animales y hubo quien tuvo la oportunidad de dar un paseo sobre uno de ellos, como la pequeña Zoe.

Con cuatro años ya es “toda una veterana de guerra” como la define su madre después de “más de 17 ingresos hospitalarios”. Zoe disfrutó “mucho” con la jornada. Tanto que el contacto con los animales despertó su vocación como futura veterinaria para “curar a los gatitos y los perritos”. La pequeña onubense se considera “la jefa del hospital porque todas las enfermeras me conocen”. Se mostró encantado “con los perritos y me gustaría que viniesen más veces los caballitos”.

La pequeña Zoe sonríe con su globo junto a una de las voluntarias de Cruz Roja.

Borja Croche, jefe de Pediatría del JuanRamón Jiménez, mostró su agradecimiento “a Cruz Roja y otras asociaciones como Obras Cristianas que son los verdaderos protagonistas” porque “todos los días del año ofrecen su tiempo para que los niños tengan días de alegría en un momento tan hostil como es la hospitalización”. Acciones como el Día del Niño “humanizan un entorno hospitalario que es hostil para ellos”. Los equinos visitaron además en sus habitaciones a los pequeños que por diferente motivo no pudieron bajar al patio, lo que permitió llevar la fiesta a todos los niños hospitalizados. La programación continuó por la tarde en la ludoteca pediátrica con una sesión de magia a cargo del Mago Óscar, así como pintacaras y globoflexia con la colaboración del voluntariado. Las actividades contaron también con la colaboración altruista de Plásticos Sur y Mediterránea.

Con esta celebración conjunta se pusieron en valor los esfuerzos de humanización que día a día se realizan en los hospitales y áreas pediátricas por parte del personal del hospital y de todos aquellos agentes que trabajan para hacer más agradable la estancia de los niños en el hospital: médicos, enfermeras, profesores, voluntarios así como las organizaciones que velan y contribuyen al bienestar del niño durante su ingreso.