Huelva

La Policía traslada al presunto asesino a Isla Chica para reconstruir el crimen

  • El entorno de Amelia Hernández asegura que el joven confesó los hechos a su madre, lavó las fundas del sofá y limpió la casa, aunque luego cambió su declaración · Amigos de la víctima se concentran para pedir Justicia

Dos días después de que Amelia Hernández fuera asesinada de forma brutal en su casa de Isla Chica (su cadáver fue arrojado al vacío desde una quinta planta después de haber sido acuchillada repetidamente), el presunto autor del crimen, R.M.T., un joven de 21 años de origen cubano, volvía al quinto derecha del número 38 de la Avenida Federico Molina.

El detenido regresaba ayer al piso que compartía con la víctima (en el que vivía hace algo más de un mes) por orden del Juzgado de Instrucción número 3 y bajo custodia policial para la práctica de una diligencia: la reconstrucción de los hechos que se sucedieron en la madrugada del 25 de diciembre, cuando murió Amelia. La reproducción del crimen se prolongó durante varias horas.

Fuentes del entorno de la víctima, una colombiana de 42 años residente en Huelva desde hace casi una década, aseguraron que R.M.T. se dirigió a casa de su madre (amiga de Amelia) y le confesó la autoría del crimen pocas horas después de que supuestamente acabara con la vida de la mujer.

Según este relato de los hechos, el apuñalamiento mortal pudo producirse entre las 02:00 y las 07:00 del día de Navidad. Amelia no tenía ganas de celebrar la Nochebuena "por no sentir nostalgia" y decidió quedarse en casa pero dejó que su hijo (menor de edad) la pasara en casa de una amiga, con la que quedó para comer al día siguiente.

Poco después de la medianoche (00:30) hubo gente en el domicilio de Federico Molina que, según su entorno, confirma que Amelia se encontraba en casa, viendo la televisión junto a su supuesto agresor, con el que mantenía una relación casi secreta (sólo la conocía una amiga íntima) desde hacía alrededor de quince días. No había una relación estable entre ambos, afirman.

A las 02:00 hay testigos que sitúan a R.M.T. en un bar cercano a la vivienda, al que supuestamente bajó para tomarse algo, y cinco horas después (sobre las 07:00) se presentó en casa de su madre y "le dijo que había matado a Amelia". La mujer dejó al hijo en su domicilio y fue a Federico Molina, donde encontró sangre pero no a su amiga Amelia. "Pensó que estaba herida y que habría ido a pedir auxilio", por lo que se dirigió a la Comisaría de la Policía Nacional para comunicar lo que había sucedido y denunciar una supuesta desaparición de la víctima.

La madre de R.M.T., siempre según el relato del entorno de la mujer asesinada, regresó en una segunda ocasión al piso de Federico Molina y descubrió que su hijo había limpiado y lavado las fundas del sofá. A partir de ese momento, el joven rectificó su declaración para decir que no la había matado y que se había marchado a una discoteca. El presunto asesino bajó en el ascensor con el cuerpo sin vida de su víctima para arrojarlo a la basura, pero escuchó que alguien entraba en el portal y volvió a subir a la casa, donde tiró el cuerpo desde una ventana a un patio interior del inmueble, lugar en el que fue descubierto por los vecinos.

Mientras el hermano de Amelia Hernández llegaba a Huelva, procedente de Colombia, para hacerse cargo del cuerpo y quedarse a cargo de su sobrino, amigos y allegados de la víctima, a los que se sumó la comunidad colombiana, se concentraron a las puertas de la Iglesia del Rocío para pedir "que se haga Justicia y que éste pague lo que ha hecho con ella", lamentó Sandra, una amiga de Amelia. Su entorno solicita apoyo para recolectar dinero y poder incinerar el cadáver de la mujer y trasladar las cenizas a su país, donde tiene otra hermana.

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