La Plaza de la Monjas se llena de fe con el rezo del rosario
El obispo de Huelva preside la ceremonia y llama a los jóvenes a continuar con la divulgación del Evangelio José Vilaplana agradece a las hermandades el trabajo realizado
Bajo un sol radiante se celebró ayer el Acto de Fe en la Plaza de las Monjas un día después de lo previsto a causa de la lluvia. El encuentro congregó a la curia diocesana, cofradías y hermandades de la ciudad, autoridades civiles y decenas de fieles.
El acto estuvo presidido por el Obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, arropado por el vicario para la celebración de la fe, Diego Capado, que fue el conductor del acontecimiento solemne, en el que se rezaron seis misterios: uno Luminoso, cuatro Dolorosos y uno Glorioso.
Diego Capado abrió la ceremonia subrayando la importancia de celebrar el acto este mes de octubre, en el que ha coincidido diversos eventos religiosos como la beatificación de 522 mártires, 3 de ellos de Huelva, o la presencia de la Virgen de Fátima con el papa Francisco en Roma. Capado recordó que fue el Papa Benedicto XVI quien proclamó el Año de la Fe, coinciendo con el cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II y el quinto del Catecismo.
Después, el obispo aludió al beato Juan Pablo II que dijo que "el rosario es contemplar la vida de Jesús, con María y como María" y también al beato cardenal Henry Newman que aseguró que el rosario es el credo hecho oración, "oración que nos prepara para la proclamación de la fe".
Vilaplana agradeció el esfuerzo realizado por las hermandades para la celebración del Acto y Fe y expresó la solidaridad de la Diócesis "en la preocupación, zozobra e inquitud" vivida el sábado por los cofrades y fieles al tener que suspenderse el acto a causa de las precipitaciones atmosféricas. También manifiestó su agradecimiento por haber querido mantener la profesión pública de fe "preparada con tanto esfuerzo, coordinación de tantas personas y con tanta ilusión".
El obispo dijo que la celebración de ayer debe servir a las hermandades para crecer en la vida de fe. "Este acto nos compromete a que la fe arraige en nuestro corazón y se manifieste en toda nuestra vida. Nos debe ayudar a trasmitir la fe a las generaciones más jóvenes, a vivirla coherentemente, honrada y religiosa, evitando la tentación de cualquier corrupción o de aquéllos que nos separen de la vida de Cristo", reveló Viaplana.
Añadió que "este Acto de Fe nos debe invitar a encontrarnos cada día con Cristo vivo en la Eucaristía y a servirle con los probres y necesitados que continúan entre nosotros su pasión. Este Acto de Fe, celebrado en el mismo día del Domund, debe ayudarnos a sentirnos misioneros en nuestro propio mundo, comunicando la alegría de la fe a quienes se ha alejado del Señor y de la Iglesia". José Vilaplana Blasco reclamó la ayuda de la Virgen María, "Madre de los creyentes a la que Jesús nos regaló desde la cruz y la que es modelo de fe", para profesar solemenmente el credo de la Iglesia católica.
El presidente del Consejo de Hermandades de Semana Santa, Antonio González, por su parte agradeció la participación de todos los colectivos en la celebración y a las hermandades que salieron en procesión el sábado a pesar de la lluvia y recordó que ese mismo momento la Hermandad del Perdón estaba realizando su traslado desde la parroquia del Carmen, donde tuvo que refugiarse, a su sede.
González lamentó que el tiempo "nos jugara una mala pasada" y solicitó disculpas si "la gente no se ha visto confortada" de la forma que el Consejo había planificado con la Procesión Magna. También tuvo palabras de agradecimiento para las autoridades, instituciones y para el "señor Obispo que con sus consejos ha hecho posible la celebración de este acto con tanta ilusión que quedará grabado en la historia de la Semana Santa de Huelva".
El primer misterio "rezado y contemplado" fue el luminoso sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y la Sagrada Cena, que se ofreció a los niños recién iniciados en la consagración de la fe y al trabajo que desarrollan las parroquias.
El segundo (primero de los dolorosos) fue el que aconteció en el Monte de los Olivos, con la Oración, el Prendimiento, la traición de Judas y el Cautivo. Se ofreció a los enfermos, ancianos, la familia, los niños abandonados y a la labor de las pastorales en hospitales, centros de mayores y cárceles.
El siguiente rezo fue el misterio de Cristo camino de la Cruz, desde Pilatos al Monte del Calvario, con Jesús sentenciado, con las cadenas, flagelado y atado a la columnas, "humillado", "al igual que muchos hombres y mujeres azotados por la guerra, el terrorismo, la trata de personas, los abusos financieros", según expuso el obispo, que recriminó el aborto y la pedofilia. El misterio de Jesús con la Cruz a cuestas sirvió también para recordar a los cristianos y no creyentes que sufren como es el caso de la población Siria a causa del conflicto bélico, las dificultades económicas que padecen las familias a consecuencia de la crisis y para apelar a anteponer el bien común por encima de los intereses particulares.
El siguiente misterio doloroso fue la crucifixión y muerte de Jesús en el Calvario "como un excluido y considerado un malhechor criminal". "Maldito el que cuelga de un madero", según San Pablo, recordó el Obispo y que "el madero es la señal de los cristianos". "En tí (Cristo)la Cruz es bendición, amor que da la vida, del perdón que reconcilia y pacifica, de la misericordia que acoge y acompaña como buen Samaritano y de redención que libera de la esclavitud del pecado y del mal", expresó Vilaplana y apuntó que en la soledad de María, está la soledad de las madres que han perdido a sus seres queridos, refiriéndose al misterio del descendendimiento de Cristo de la Cruz. Se dedicó a las víctimas de la guerra, terrorismo, hambre, catástrofes, a los emigrantes que mueren en busca de una vida mejor y también a las hermandades y cofradías para que sean una presencia activa en la sociedad proclamando la fe.
La resurrección del Hijo de Dios fue el último misterio que se rezó, lo fue como triunfo de la vida sobre la muerte, del amor frente al odio, de la luz ante la tiniebla, del bien ante la maldad, en palabras del Obispo de Huelva. Éste hizo un llamiento a los jóvenes costaleros para continuar con la labor envangelizadora, como se proclamó en la conferencia de Río de Janeiro. "La Iglesia necesita de los jóvenes, la Iglesia cuenta con ustedes para servir y envangelizar", apostilló José Vilaplana.
Después del rezo de cada misterio intervino la Agrupación Coral de la Sagrada Cena, que dirige Emilio Muñoz, acompañada por el grupo de cuerda Viviocuerd y el organista Álvaro González, que interpretó un repertiro variado, basado en algunas marcha de Semana Santa y piezas litúrgicas del siglo XVI. Terminó con el himno oficial del Año de la Fe Creo Domine.
El acto debía presidirlo la imagen del Cristo Resucitado, pero al quedar suspendido el acto el sábado y celebrase solo el rezo del rosario sin los pasos, ocupó su lugar la cruz alzada de la Hermandad de la Cinta, cuyo hermano mayor, Manuel Romeú, asistió al acto, al igual que el pregonero de la Semana Santa 2013, José Antonio Viera. También lo hicieron el alcalde de la ciudad, Pedro Rodríguez, y concejales de la corporación local, tanto del PP como del PSOE, entre otras autoridades.
Una hora y veinte minutos duró el Acto de Fe bajo un sol de justicia que brilló durante toda la jornada, todo lo contrario que sucedió el día anterior.
El acto coincide con el Año de la Fe promulgado en la carta apostólica del Papa Benedicto XVI Porta Fidei, que comenzó el 11 de octubre de 2012, y terminará en la solemnidad de Jesuscristo Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. También coincide con el sesenta aniversario de la creación de la Diócesis de Huelva mediante la bula pontifica Laetamur Vehementer de fecha 22 de octubre de 1953, dictada por el Papa Pío XII, y en la cual es designado primer obispo de la sede Pedro Cantero Cuadrado.
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