Huelva

Pérez Cubillas, la isla color crema en plena Marisma del Polvorín

Pérez Cubillas, la isla color crema en plena Marisma del Polvorín

Pérez Cubillas, la isla color crema en plena Marisma del Polvorín / h.i (Huelva)

Si hay una barriada en Huelva por la que no pasan los años esa es Pérez Cubillas. Y no han sucedido porque, a pesar de la gran transformación que ha sufrido el barrio en los últimos años, las cadenas de buena vecindad, de solidaridad entre familias que se conocen de toda la vida, siguen inalterables. 

"Lo que verdaderamente importa no ha cambiado", explica Carmen, vecina de 81 años de la calle río Tajo. Carmen lleva casi cuarenta años viviendo en la misma casa. "Me mudé aquí después de casarme. Nadie nos regaló nada. Las viviendas eran como hoy, muy asequibles comparadas con otras zonas de Huelva, pero que mi marido y yo levantamos con mucho esfuerzo", asegura esta ama de casa.  

"He visto al barrio cambiar por dentro y por fuera", dice su vecina Juana L. quien también lleva en la zona más de treinta años. "La gente sigue siendo humilde en su mayoría pero al contrario de lo que pasa en otros barrios, aquí nos conocemos todos", asegura. "Ahora lo que me gustaría ver que el barrio ofrece lo suficiente como para que la gente se quiera quedar cuando le va bien". 

Juana lo dice enseñando una fotografía de su nieta María. La pequeña, que tiene tres años asiste desde los diez meses a la guardería Nuestra Señora de Loreto, una escuela por la que han pasado generaciones enteras de onubenses en sus primeros años; un espacio acogedor donde niños y niñas juegan aún en un patio soleado, de arena y columpios como los de antaño. 

Casas dignas, accesibles y renovadas

Pérez Cubillas tuvo su auge a partir del año 1956 cuando el desplome del cabezo de la calle Aragón obligó a la construcción del centenar de casas bajas que hoy componen el paisaje más reconocible del interior del barrio. 

La mayoría de estas viviendas, de carácter municipal, han sido objeto de un importante plan de rehabilitación elaborado y sufragado por la Concejalía de Vivienda del Ayuntamiento de la capital. La intervención en el parque municipal de Pérez Cubillas se viene llevando a cabo este año en diferentes fases y su objetivo principal es que sus actuales inquilinos puedan disponer de casas “dignas, accesibles y renovadas”.

Con todo, Pérez Cubillas es uno de los barrios donde más se ha invertido en reforma integral de viviendas junto con la barriada de La Navidad con una inversión cercana al medio millón de euros, según destacan fuentes municipales.

Más servicios públicos 

No solo las casas han sufrido un cambio en la última década. El barrio cuenta desde hace varios años con un complejo deportivo situado en un cabezo alto, en plena carretera de Tráfico Pesado, que ha logrado impulsar la práctica deportiva, especialmente entre los más jóvenes, y cuyos únicos espacios para ello eran la plaza Juan XXIII y el antiguo campo de fútbol. 

Ahora, mayores y pequeños, abarrotan cada día las nuevas pistas de fútbol sala y baloncesto del barrio, creando lazos de amistad y fuertes vínculos que repercuten en la calidad de vida de los casi 3.000 habitantes con los que cuenta el barrio actualmente. 

Precisamente el estadio de fútbol es una de las joyas de la corona de este nuevo proyecto de barrio. Durante el pasado año 2021, el campo, antiguamente cubierto exclusivamente de albero, sufrió una importante remodelación que lo ha convertido en una instalación moderna, con vestuarios equipados y moderno césped artificial. 

Esta explosión deportiva ha sido especialmente celebrada por la histórica Peña El Milenio quien continúa manteniendo en el barrio sus charlas-coloquios acerca de la actualidad recreativista. 

A pesar de que el barrio ha perdido muchas de las pequeñas tiendas, especialmente de alimentación y servicios básicos con que contaba durante la década de los 90, ahora se encuentra estratégicamente situado junto al Parque Comercial Marismas del Polvorín, que ha dotado al barrio de un enorme surtido de comercios y establecimientos con los que antes apenas podía soñar. 

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