La Peña Flamenca de La Orden (I)
Sus antecedentes se remontan a 1979, cuando un grupo de amigos, todos aficionados al flamenco, se reúnen en el bar El Resbalón l La Peña era una especie de ágora cubierta de este arte
El paraje es ancho, grande, lleno de luz, esa luz hiriente de la región atlántica. Lo cierran multitud de árboles; lo bordea diversas carreteras. Enfrente, a unos centenares de metros, se adivina la ría.
En un extremo del idílico lugar, alegrando el amplio y abierto panorama, nos saluda un caserón lleno de un encanto arcaico. Estamos ante la Peña Flamenca de La Orden. Saciada la mirada en la contemplación de la que fuera Casa del guarda de los Zalvide, propietarios de la Hacienda La Orden, se escuchan los sones de un fandango y el zapateado de varias alumnas de la Peña. ¡Qué bonito suena este cantar en la tarde dorada de la hermosa barriada. En esta melodía, tan dulcemente briosa, está el alma de Huelva. Pero, vayamos sin más preámbulos a los orígenes de este colectivo flamenco entendido, apasionado y sincero.
Sus antecedentes se remontan a 1979, cuando un grupo de amigos, todos aficionados al flamenco, empezaron a reunirse en el Bar El Resbalón para hablar de flamenco y decidieron crear una Peña. El dueño de este bar les cedió un local en la calle Elena Montagut, número 3, y con mucho entusiasmo lo fueron acondicionando.
Los nueve socios fundadores fueron Rafael Linares Díaz, que fue su primer presidente, José Mancha Bejarano, Juan Luis Calero Suárez, Juan Silva Álvarez, Pedro Calvo Conde, Antonio Villanueva León, Manuel Vélez Rodríguez El Canito, Manuel Domínguez Boza y Manuel Gracia Peguero.
El dueño del establecimiento de bebidas creía, a pesar de que le advirtieron antes de la cesión del local que no sería así, que los integrantes de la Peña se convertirían en la panacea de su negocio, que todos los días celebrarían un banquete. Cuando vio que no ocurría así, comenzó a poner pegas por todo. Si unimos a este inconveniente el de que el techo del local tenía grietas y cuando llovía la situación no era para descrito, sin que los vecinos quisieran arreglar la avería, que no era muy espacioso y otros cien inconvenientes, no nos debe extrañar que, tras varias reuniones en el bar El submarino, la peña trasladase su sede a la calle Nicaragua, número 5.
No se libró esta casa, situada en un bloque de vecinos, de sufrir las lógicas modificaciones para su nueva dedicación, en la que los socios tuvieron que hacer acopio de mil y un sacrificios (se pagaba por adelantado las cuotas de socio para comprar los azulejos, el lavabo, instalar el retrete…), pero, el sábado 14 de junio de 1980, el diario Odiel anunciaba su inauguración:
"Hoy, a las seis de la tarde, tendrá lugar el acto de inauguración de la nueva sede social de la peña flamenca La Orden de aquella populosa barriada onubense. Con la inauguración de esta sede la peña inicia una nueva andadura, con lo que viene a enriquecer el panorama peñístico, máxime una peña flamenca de tanta raigambre como este género artístico tiene en nuestra tierra. Nuestra felicitación a su presidente, don Rafael Linares Díaz y muchos éxitos a esta nueva sede flamenca ubicada en la barriada de La Orden".
A dicho acto asistieron las autoridades municipales, el presidente de la Unión de Peñas Flamencas, representantes de las distintas peñas, local y provinciales y profesionales onubenses: Antonio García El Brujo, Manuel Cantares, El Niño de Jerez y el gran guitarrista Niño Miguel. Por cierto, actuó de madrina en la citada inauguración la Peña Flamenca de Punta Umbría.
En esta nueva sede persistían los inconvenientes. Este local estaba sin sonorizar. Así, cada vez que llegaba a actuar a la peña alguna nueva voz, con el fin de que los vecinos no protestaran por el exceso de ruido o que se prolongara un poco más de lo permitido, se les invitaba a la velada flamenca. Algunos aceptaban y bajaban a escuchar al divo flamenco de turno, otros preferían escucharlo en la intimidad de su balcón.
El mandato de Rafael Linares estuvo marcado por un gran logro: la institución de un Concurso Infantil de Fandango de Huelva y su provincia.
El día 25 de septiembre de 1980, aparecía inserta en las páginas del diario Odiel la celebración de la primera edición. Curioseemos un poco y enterémonos de sus circunstancias:
"… Durante los días 20 y 22 del presente mes, se ha celebrado en la sede de la Peña Flamenca La Orden, las fases previas de selección de acceso a la final del I Concurso Infantil de Fandango de Huelva y su provincia.
Esta fase previa ha constituido un rotundo éxito para el mundo flamenco y cante de nuestra tierra en especial, debido a la excepcional calidad de los concursantes, excelente organización y masiva asistencia de aficionados que, en los días señalados, llegó a abarrotar la sede de la Peña Flamenca La Orden.
Como resultado de esta fase de selección, han quedado clasificados para la gran final a celebrar el próximo sábado día 27, a las 8 de la tarde, en el Colegio Nacional Arias Montano de Huelva, los siguientes concursantes: Manuel Jesús González Díaz, Francisco Márquez Rodríguez y Juani Pérez Pérez, de Puebla de Guzmán; Regina García Manzano, de Rociana; José Manuel González Cruz, de San Juan del Puerto; Diego Manuel Suero Macías, de Paymogo; Irene María Pinto Sánchez, de Bollullos Par del Condado, y Antonio José Calero García, Manuel Jesús Gutiérrez Gómez, María Engracia García Rodríguez, Emilio García Vargas, Pepi Fernández Jiménez y Manuel Morales González, de Huelva.
El jurado estaba compuesto por los siguientes señores: Antonio Fortes Motero y Antonio Pérez Mora de la Peña flamenca de Huelva, y Manuel Gracia Peguero y Antonio Villanueva León de la Peña Flamenca de La Orden".
Este evento flamenco, en sus primeras 28 ediciones, tuvo vocación provincial. Ya, en los dos últimos años, han participado niños llegados desde todos los puntos de nuestro país. En definitiva, este Concurso es el santo y seña de la Peña, es el mascarón que rompe la corriente de la actividad y no se reparan energías con la finalidad de que no desaparezca, para que cada día siga creciendo en expectación y categoría, porque es el Concurso más antiguo y de más solera. En este sentido, los integrantes de la Peña que historiamos lo tienen claro: Son capaces de desdeñar la actuación del máximo exponente del cante, si ello le quita posibilidades económicas y se haga peligrar una nueva edición del prestigioso Concurso.
La importancia de este evento para las nuevas generaciones es extrema. Podemos afirmar que, gracias a este concurso, muchos niños han tenido la oportunidad de subir por vez primera a un escenario y cantar delante del público. Así, los niños comienzan a cantar en este concurso, se aficionan por el fandango, dan el paso de investigar este "palo" y a raíz de conocerlo se empiezan a aficionar por el flamenco en general. Así, de este evento flamenco han salido Arcángel, Argentina fue uno de los primeros premios de este concurso, Carmen y Olivia Molina Abrito, Regina, Manolo Castilla, Cristian Luque Gómez que participó en este concurso cuando apenas tenía ocho años de edad, obteniendo el segundo premio en una oportunidad y, al año siguiente, lo ganó. Es un estudioso del cante en todas sus manifestaciones…
No estaría completa la información que sobre el concurso infantil se les brinda a los amables lectores de estas Historia Menudas, si no trajésemos a este proscenio histórico la recia oposición de Manuel Gracia Peguero para que si en un determinado Concurso los participantes no tenían calidad se dejase "Desierto" el premio en metálico y en el trofeo que se adjudicaba a los vencedores.
En estos primeros años, la política de la Peña era "Escaso número de socios, pero buenos". En este sentido, dejaba de tener importancia las pesetas que se ingresaran por tener más o menos socios. Como primera divisa se le pedía al futuro socio que supiese estar en sociedad. Reunido este requisito, si sabía cantar o tocar la guitarra, mejor que mejor. En este sentido, hubo aspirantes a socios que debieron esperar ocho o nueve meses y debían ser avalados por al menos dos socios. ¡Ah!, no se permitía la entrada en la peña a aficionados menores de 18 años de edad.
A la peña, cuando se encontraba en la calle Nicaragua, iba a las reuniones que se celebraban los viernes, aunque no fuese socio, un aficionado que llevaba un niño de la mano, ya que éste no tenía la edad reglamentaria para entrar. Los socios de la Peña le permitían entrar, para que pudieran escuchar. Bien que aprendió: en la actualidad es el gran cantaor Arcángel. Y es que la Peña de La Orden era una especie de ágora cubierta del flamenco, donde impartían lecciones los excelentes cantaores Manuel Gracia Peguero (ganador del I Concurso de Fandango de la Peña Flamenca de Valverde del Camino, que se celebró en mayo de 1980), la voz autorizada de Joaquín Barrera Rosado, Antonio Villanueva ¡qué gran cantaor!...
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