Paseo Marítimo, kilómetro cero

Hace un siglo se inició la carretera con el relleno de la marisma

El paseo a la Punta del Sebo en su inicio, desde el muelle de Río Tinto, con las hileras de árboles recién plantadas.
El paseo a la Punta del Sebo en su inicio, desde el muelle de Río Tinto, con las hileras de árboles recién plantadas.

09 de marzo 2013 - 01:00

DICEN que van a plantar eucaliptos, y eso nos gusta; que se quiere recuperar la fisonomía del Paseo a la Punta del Sebo en este primer tramo. Mucho está cambiado esta zona, pero vayamos al principio.

Aquello se inició en los inicios del siglo XX, los ingleses ya habían secado parte de las marismas para que el muelle cargadero entrara en la ría. Se dijo entonces que la ciudad no iba a crecer hacia esta zona, el muelle lo impediría, además estaba el freno de los terrenos colindantes, propiedad de la todopoderosa Río Tinto Company Limited. A pesar de ello, la Junta de Obras del Puerto apostó fuerte y redactó, en 1906, el proyecto de esta carretera hacia la Punta del Sebo, lo que se inició en 1909. Toda una zona de marisma que se va a rellenar con la tierra del dragado de la Canal del Padre Santo, que es el que permite a los barcos adentrarse por la ría del Odiel hasta los muelles. Una gran zona perdida que se gana para la ciudad, basándose en la experiencia realizada en otras marismas que se fueron rellenando para avanzar hacia la hoy Estación de Sevilla, la de Zafra o, más tarde, para buscar la bajamar y construir los muelles definitivos. Uno de los dragados más importantes se llevan a cabo en 1912, se había mejoró la navegación y el régimen de corrientes.

Se consigue así un espacio que queda en los planos del Puerto señalado como "terrenos disponibles" hasta que en los años sesenta se instala aquí el Polo Industrial. Hasta ese momento, la ciudad había disfrutado de un idílico paseo que, junto con el de El Conquero, que se construye por la misma fecha, ofrece un desahogo a una ciudad que sí quiere convertirse en ciudad.

Es la carretera a la Punta del Sebo, la que se llamará avenida de la Rábida, de los Pinzones y, definitivamente, Francisco Montenegro, hasta que se pone a uno de sus trozos el cursi nombre de avenida del Decano, por aquello de que hasta aquí se traslada el Estadio Colombino.

La fotografía de aquel principio muestra las hileras de la plantación; en la margen de la ría, palmeras alternadas con tres eucaliptos y paralela una hilera de eucaliptos. La acera interior la forman tres hileras de eucaliptos; la del centro se perdería para dar paso al tren a la Punta del Sebo, en 1924; más tarde se incorpora la camioneta Plus Ultra para hace este trayecto.

Es un paseo entrañable que se une, de alguna manera, con el llamado Paseo del Muelle, donde se celebra las Fiestas Colombinas que se adentrará hasta esta zona.

Un espacio que se gana para el ocio de la ciudad, con la playa artificial y la construcción del Balneario del Odiel cuya inauguración, en 1917, constituyó todo un acontecimiento. Luego vendrá el gran icono de Huelva, el Monumento a Cristóbal Colón, levantado, en 1929, en la Punta del Sebo. En el paseo se erige el monumento a Vázquez López y se construye la fuentes de las Naciones, el Club Náutico, el Balneario de la Cinta. Un espacio que enamora a Huelva.

Ahora, un siglo después, el Puerto emprende un nuevo proyecto de Paseo Marítimo. Se perdió la bajamar pero asegura que recuperarán los eucaliptos. Esperemos que deje espacio para las Fiestas Colombinas, todo es posible si se quiere; así sí se acerca la ciudad al Puerto.

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