Huelva

Pasarela en el muelle de Río Tinto

  • Está pendiente de que se unan los 2 tramos para que dé idea real del cargadero

La presidenta del Puerto, Manuela de Paz, quiere crear una comisión para abordar el futuro del Muelle Cargadero de la Compañía de Río Tinto, el Muelle del Tinto, como se le dice en Huelva. La verdad es que su futuro lo marcó la ciudad en los años setenta al oponerse a la idea del Puerto que quiso demolerlo. El interés portuario ahora está para cuando terminen las obras del Paseo Marítimo, eso es lo que declaró a Raquel Montenegro (ver Huelva Información, 25-3-2013). Lo más destacado es que quiere que opinen todos: Ayuntamiento, Puerto, Cultura, arquitectos, asociaciones culturales... Todo el que quiera. Como estamos incluidos en este último apartado, pues vamos a hacer lo de todos los sábados: decir lo que nos parece, con fotos y datos históricos, el ayer y el hoy.

Antes que nada hay que decir que la idea de Manuela de Paz es buena, que todos opinen incluso cuando habla del Muelle de Río Tinto que el Puerto lo tiene en concesión al Ayuntamiento hasta 2024. Pero adelante con la iniciativa. La misma que nos hubiera gustado para que todos opinaramos sobre el Paseo Marítimo y lo oportuno de habilitar un espacio multiusos para ubicar aquí las Fiestas Colombinas. Una comisión idéntica para abordar el futuro del Muelle de Levante, donde el proyecto nada va a dejar de lo que fue, se pierden los tinglados; sólo una acumulación de edificios que agobiarán con la densidad del volumen que se pretende. La comisión que verdaderamente urge no es otra que una que aborde el destino del Muelle de Tharsis que está ahí muriéndose día a día y es del Puerto. Sólo con asomarse a la Glorieta se ve que se cae, aunque la puesta de sol lo dibuja todas las tardes de la belleza que siempre tuvo.

Sí, hay que aplaudir la propuesta de la presidenta con el Muelle de Río Tinto, sobre todo para evitar que ideas como la de los arquitectos Martínez Lapeña y Torres, para unir los dos tramos del muelle, no tomen nunca cuerpo de proyecto. Desde el Puerto se insiste que son los autores del Paseo Marítimo y que no hay nada sobre la futura unión del tramo de tierra y el del agua.

Es bueno situarse en el despropósito cometido al cortar el muelle. En marcha desde marzo de 1876 se cerró en mayo de 1975, tiempo durante el cual se embarcaron 130 millones de toneladas de mineral. En 1949, ante el poco prometedor futuro de la compañía RTC, desisten de su arreglo, una década antes se habla que la obra de hierro sumergida no está en buenas condiciones y se insiste en hacer un nuevo muelle. Una cuestión importante es que las plataformas de madera que descansan en el fondo del río no iban a permitir dragar el río en sus alrededores por no debilitar la cimentación con lo que acarreaba una progresiva disminución del calado (Datos de Miguel González Vílchez, de su libro El muelle de Riotinto).

El muelle, a pesar de todo, sigue ahí en las aguas de la Ría. Lo terrible para su estructura fue que a partir de quedar sin uso, en 1975, al entrar en funcionamiento el cargadero de mineral en el Puerto Exterior, nace la amenaza del Puerto de Huelva de demolerlo. Es en esos años cuando se desmantelan cincuenta metros del mismo para dejar paso a la ampliación de la carretera. La iniciativa popular evita que el muelle se desmantele y en 1988 se inicia el expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural. Con ocasión de la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América se realiza una primera intervención de reparación, en la que sólo queda el esqueleto de su estructura metálica y el piso inferior convertido en paseo. En 1994 el Puerto ratifica la concesión del Muelle al Ayuntamiento de Huelva durante 30 años. Una segunda actuación municipal se realiza a partir de 2002. En una primera fase se rehabilita el tramo de tierra y en abril de 2004 se inician las obras de la zona de agua, inauguradas en 2007. Sigue la misma propuesta inicial, creando un espacio de paseo, pero desde el Puerto no se permite la unión de ambos tramos para mantener el tráfico de mercancías entre el Muelle de Levante y el Polo Industrial.

El muelle contaba una longitud inicial de 1.165 metros. Hoy se ha perdido el acceso de tierra y la zona de madera a la que da paso no es practicable. De ahí se pasa al primer tramo de hierro en tierra que se encuentra con el abismo del corte dado en los setenta, para seguir con el arco que se adentra en el río. Hoy se hace necesaria la unión de ambos tramos pero más allá de una actuación que sea un añadido. Lo que sería necesario es darle continuidad visual de muelle, de la misma manera (valga el símil) que se reconstruyen murallas de viejos castillos, como el de Aroche. No valen monstruos adosados como la propuesta de Martínez Lapeña y Torres que nos dan la alerta. Esto es tan fácil como dar continuidad a los dos tramos con material de hierro, distinto al que hay, para el que quiera reconocer lo nuevo de lo viejo. Es lo más fácil, también, en tiempos de crisis. La cota cero hay que buscarla en el acceso de tierra, junto al centro de interpretación Puerta del Atlántico, haciendo practicable todo el muelle desde la zona de madera.

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