Huelva

Ocho asesinadas por violencia machista en Huelva con nombres y apellidos

  • Desde que existe registro oficial, las víctimas mortales de los crímenes de violencia de género en la provincia son Mª Teresa, Francisca, Juani, Amelia, Julia, Teresa, Cristina y Lisbet

Dolor de familiares y vecinos de Francisca Paredes al paso del furgón fúnebre, en Beas en 2007.

Dolor de familiares y vecinos de Francisca Paredes al paso del furgón fúnebre, en Beas en 2007. / Josué Correa (Beas)

"Nombres, quedan sus nombres/ en la lista interminable/ de mujeres que tuvieron/ compañeros sucios y cobardes". Como reza en el pasodoble dedicado a las víctimas de la violencia de género de la comparsa Los Santos, del gaditano Jesús Bienvenido, las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas tenían nombres, apellidos y una vida llena de proyectos e ilusiones que quedó truncada por su indeseable compañero.

Desde que el 1 de enero de 2003 se empezaron a contabilizar en un registro oficial las víctimas mortales de la violencia machista, ocho mujeres han perdido la vida en la provincia onubense a manos de aquellos con los que mantenían o habían mantenido una relación sentimental: María Teresa Otero, Francisca Paredes, Juani Cáceres, Amelia Hernández, Julia Madruga, Teresa Sánchez, Cristina Marin y Lisbet Lastre. Esta última no consta todavía en el registro oficial porque el caso se encuentra bajo investigación.

2004: Mª Teresa Otero

Era natural de Huelva. Tenía 37 años y era profesora de Inglés en la capital. En mayo de ese año se cruzó con un hombre, Edel Cedeño, quien se convirtió en su compañero sentimental. La corta relación fue un infierno. Hasta tal punto de que María Teresa contactó con Miriadas para expresar a la ya desaparecida asociación contra la violencia de género que temía por su vida.

Cinco meses después de iniciar el noviazgo, en la noche del 21 de octubre de 2004, este individuo le asestó tres puñaladas mientras se encontraban en el interior de un coche junto al estadio Nuevo Colombino. Luego él se prendió fuego y le quemó las piernas a ella, que falleció poco después del brutal ataque.

La abuela de María Teresa, de 90 años, murió de un infarto al recibir la noticia y fue enterrada con su nieta. El agresor murió un día más tarde, víctima de las quemaduras.

Lisbet Lastre, en su floristería de Ayamonte. Lisbet Lastre, en su floristería de Ayamonte.

Lisbet Lastre, en su floristería de Ayamonte. / H. Información (Ayamonte)

2007: Francisca Paredes

Después de casi tres años sin víctimas mortales por la violencia machista, Beas vivió una de sus tragedias más terribles. A mediodía del 23 de agosto de 2007, José Borrero, de 67 años, asesinaba a Francisca Paredes, de 59 años, en su vivienda de la barriada de la Constitución.

Ella, viuda y con cuatro hijos, nunca había denunciado a su pareja en los tres años que llevaban conviviendo. Aquel mediodía de agosto el asesino la mató después de asestarle 18 martillazos.

2009: Juani Cáceres

El 19 de febrero de 2009 fue hallado en el número 12 de la calle Hermanos Álvarez Quintero de Rociana del Condado el cuerpo sin vida de la almonteña Juani Cáceres, de 35 años. La habían estrangulado. Tenía dos niñas –de siete y 10 años– con el también almonteño Carmelo M.D.

Ella había tomado la determinación de separarse dos meses atrás, lo que había provocado la ira de su todavía marido. Tanto es así que la había amenazado de muerte delante de su padre.

Cuando la Guardia Civil buscó al marido de Juani, lo halló en el fondo de un pozo de la zona conocida como La Mezquita, adonde se arrojó de forma voluntaria para quitarse la vida después de habérsela llevado por delante.

2009: Amelia Hernández

Ese año se cerró con otra mujer asesinada más, la joven colombiana Amelia Hernández. Su novio, R.M.T. (de 21 años) la apuñaló varias veces y arrojó su cuerpo por la ventana de un quinto piso al patio interior del bloque.

Los hechos tuvieron lugar en el número 38 de la avenida Federico Molina el 24 de diciembre de aquel año, en plena Nochebuena. Fue la madre de él quien denunció la desaparición de Amelia.

2010: Julia Madruga

No habían transcurrido ni tres meses desde el asesinato de Amelia cuando a la provincia se le encogió de nuevo el corazón por el asesinato de la lepera Julia Madruga. Tenía 56 años.

Estaba visitando a su madre ingresada en la clínica Blanca Paloma el 18 de marzo de 2010. Su marido, al que había denunciado por violencia de género y quien debía cumplir la orden de alejamiento, se coló en la habitación y le asestó siete puñaladas. Cayetano Galvín fue condenado por la Audiencia a 15 años de prisión.

2016: Teresa Sánchez

La cordobesa de 47 años Teresa Sánchez se había refugiado en Lepe. Huía de su expareja. Aquel sábado 2 de julio de 2016 acudió a la Policía Local de Lepe y denunció las amenazas de muerte que estaba sufriendo. Los agentes le ofrecieron reforzar la orden de alejamiento y trasladarla a un centro de acogida, pero rechazó la ayuda.

Él la encontró horas más tarde en una de las chabolas aledañas al cementerio de Lepe y la mató de varias cuchilladas.

Cristina Marin, con sus dos pequeñas. Cristina Marin, con sus dos pequeñas.

Cristina Marin, con sus dos pequeñas. / H. Información (Lepe)

2018: Cristina Marin

Dos años después del asesinato de Teresa, Lepe volvía a convertirse en escenario de un crimen machista. A primera hora del 7 de julio de 2018, Cristina Marin recibía golpes y más de 15 puñaladas en la vivienda de la calle Méndez Núñez en la que vivía con su pequeñas de tres y cinco años. Las menores estaban dormidas.

Del asesinato viene siendo acusado su expareja sentimental y padre de sus hijas, Laurentiu Daniel Vassi, que estuvo fugado durante 32 horas tras la presunta comisión del crimen y que fue finalmente localizado y detenido en una explotación agrícola de Tariquejo. Ella lo había denunciado y él, presuntamente, quebrantó la orden de alejamiento. La asociación Clara Campoamor pide 36 años de prisión para el procesado.

2019: Lisbet Lastre

Lisbet Lastre tenía 28 años. Residía en la calle José de Espronceda del residencial Lomas de Costa Esuri, en Ayamonte, y se estaba separando de Erasmo Lazcano, de 56 años, con el que tenía un hijo en común. Ella regentaba una floristería.

A las 8:30 del sábado 8 de junio de este año una llamada al 112 alertaba de los gritos de auxilio que se oían en el domicilio. Cuando la Guardia Civil llegó a la casa de la calle José de Espronceda, los dos estaban muertos.

El asunto está en plena investigación, por lo que todavía no se incluye formalmente en la estadística del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con la Cortes e Igualdad, pero la instrucción se ha iniciado bajo el epígrafe de violencia machista. Se descarta la intervención de terceras personas. La joven presentaba múltiples puñaladas y Erasmo había recibido un golpe en la cabeza con un objeto contundente. Todo apunta a que Lisbet se defendió de su agresor con el martillo que portaba cuando fue hallado su cuerpo.

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