Nueva vida en Astilleros

Cotnsa tiene carga de trabajo para el primer trimestre y negocia nuevos contratos · Su objetivo es alcanzar una facturación de entre 4 y 5 millones de euros y un centenar de empleos

1. Panorámica actual del astillero, con el 845 (el buque que queda de la antigua empresa) en primer plano y la draga Costa Dorada, en la que se trabaja ahora, en el centro. 2, 4, 5 y 6. Diferentes operarios trabajan en las instalaciones del Polígono Pesquero Norte. 3. La pontona 'Crane Accropodes', a la que se están realizando trabajos de acero y pintura y que ocupa la mayor de las gradas de las atarazanas.
1. Panorámica actual del astillero, con el 845 (el buque que queda de la antigua empresa) en primer plano y la draga Costa Dorada, en la que se trabaja ahora, en el centro. 2, 4, 5 y 6. Diferentes operarios trabajan en las instalaciones del Polígono Pesquero Norte. 3. La pontona 'Crane Accropodes', a la que se están realizando trabajos de acero y pintura y que ocupa la mayor de las gradas de las atarazanas.
Raquel Montenegro / Huelva

17 de enero 2012 - 01:00

Los monos azules vuelven a Astilleros de Huelva. Más de dos años después de que cesara la tradicional actividad de construcción naval que durante cuarenta años dio empleo a miles de personas, las instalaciones del Polígono Pesquero Norte albergan de nuevo buques en su interior. La empresa Cotnsa, que alquiló las atarazanas tras el cierre de Astilleros de Huelva, tiene dos embarcaciones en reparación y una (pequeña) en construcción y afirma tener cubierta la carga de trabajo para el primer trimestre. Además, aseguran desde Cotnsa, hay buenas perspectivas, en un mercado (el de las reparaciones) en el que Huelva puede competir ante la ausencia de una atarazana de su tamaño desde Castellón hasta Galicia.

Unos setenta empleados (seis de ellos recolocables de Astilleros) participan en los trabajos que se desarrollan en la actualidad en el varadero. La empresa de origen gallego desembarcó en Huelva el pasado mes de julio para iniciar una actividad de reparación naval y construcción de pequeñas embarcaciones de aluminio. Para ello alquiló las instalaciones por 18 meses, a la espera de la resolución del proceso concursal en el que estaba (y está) inmersa la antigua Astilleros de Huelva, y con intención de pujar por la factoría cuando salga a subasta, aseguraba el administrador de Cotnsa, Urbano Alonso.

Después de dedicar los seis últimos meses de 2011 en preparar las instalaciones y reparar dos barcos, las atarazanas recibían el 30 de diciembre la pontona Crane Accropodes, de la constructora belga Besix, que actualmente está realizando la ampliación del Puerto de Tanger MED. En esta estructura flotante se están realizando trabajos de reparación del acero y de pintura. Es la primera de una serie de tres embarcaciones de la misma empresa que llegarán sucesivamente al taller onubense.

La segunda embarcación es la draga Costa Dorada, de la empresa Dravo, también en reparación. Y hay una tercera contratada pero aún invisible: se trata de una panga, una embarcación auxiliar de los atuneros para la pesca del cerco que se construirá en las instalaciones (que no pueden albergar la construcción de grandes buques tras las ayudas recibidas por Astilleros de Huelva para el cierre). En el horizonte que se divisa desde el puente sifón aún se ve otro barco: el Paben, que se terminó de reparar en diciembre.

Los vigila un cuarto buque, vestigio del pasado reciente de los astilleros. Como un fantasma de acero el 845, un barco de apoyo a las plataformas petrolíferas que se estaba construyendo cuando se paralizó la actividad, sigue ocupando una de las gradas hasta que se determine su futuro (ligado al concurso de acreedores de la antigua Astilleros de Huelva), después de que se haya intentado vender a otros armadores.

Mientras se resuelve, Cotnsa no puede utilizar una de sus gradas mayores (el astillero tiene dos de 100 metros, una de 80 y otra de 50 metros). No es la única rémora del declive y cierre de la anterior empresa, acuciada por las deudas y la falta de liquidez: cuando la actual compañía llegó a Huelva tuvo que hacer una preparación en profundidad de las instalaciones "y todavía queda trabajo por hacer", asegura el director de Astilleros Cotnsa Huelva, José María Soriano. Con el primer impulso se ha preparado la atarazana para "realizar trabajos en condiciones, cumpliendo en plazos, calidad y precio con los armadores". Ahora Cotnsa inicia su expansión comercial y asegura tener "buenas perspectivas", con la mirada puesta en dos mercados fundamentales: las grandes constructoras y la pesca.

En cuanto al segundo, los astilleros negocian en la actualidad la varada de una parte importante de la flota de una empresa pesquera, que acudiría a la instalación para su puesta a punto. Además, se ha ofrecido la atarazana a empresas atuneras para el mantenimiento de sus buques. Cotnsa Huelva trata de explotar una ventaja competitiva en el mercado de las reparaciones: su tamaño y ubicación. Como explica Soriano, es una instalación de tamaño medio perfecta para las necesidades de barcos que ni entran en los pequeños varaderos ni logran buenas condiciones económicas y de servicio en los grandes astilleros. Pero además, es la única de su tipología desde la Comunidad Valenciana a Galicia, por lo que apunta como clientes a las embarcaciones de los caladeros cercanos y a los ferries del Estrecho.

Con estos argumentos sobre la mesa, Astilleros Cotnsa Huelva espera alcanzar una facturación de entre 4 y 5 millones de euros y picos de un centenar de empleos. En ello trabaja comercialmente la empresa, que se enfrenta a un mercado complicado como lo sabe por su propia matriz: el grupo Cotnsa (Construcciones y Transformaciones Navales SA) presentó a finales de 2011 un expediente de extinción de contratos para dos de sus empresas de Vigo, Cotnsa y Mintucal. Según explicaron entonces fuentes sindicales a Europa Press, el grupo alegaba que estas empresas tenían una "deuda incobrable con H.J. Barreras y el Grupo Contenemar, además de deudas bancarias y con organismos públicos" que no podían asumir en su situación, de ahí el ERE. Una coyuntura que no afecta ni en lo económico ni en lo laboral al varadero onubense, totalmente independiente, asevera su director.

Frente a ello, Soriano remarca que el mercado de la reparación naval "está mejor que el de la construcción" y se declara "optimista" respecto al futuro de las instalaciones onubenses. Los próximos meses serán cruciales para una empresa también naval, pero con un ritmo de trabajo completamente diferente del que tuvieron un día los astilleros: los contratos tienen una duración corta, lejos de los varios años de carga de trabajo que se garantizaban con la construcción de grandes buques. Esta última acabó en fracaso; los próximos meses darán la medida del acierto de la nueva actividad.

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