Una lucha que dura ya años en la ciudad. A finales del año 2000, el Ayuntamiento de Huelva aprobaba una ordenanza municipal de higiene urbana por la que trataba de concienciar a la ciudadanía para mantener limpia la ciudad. 

El consistorio buscaba a toda costa una ciudad sin basuras y decidió multar a toda persona que arrojase cualquier deshecho a la vía pública. Tan decidido estaba que la ordenanza contemplaba multas de hasta 100.000 pesestas a toda aquella persona que la incumpliese. 

Además de provocar suciedad, la ordenanza impedía todas aquellas conductas en la vía pública que pudiesen molestar a vecinos y transeúntes, tales como la realización de necesidades en la calle, especialmente en portales.

Los comportamientos incívicos lamentablemente aún no se han extinguido en Huelva. Pese a los esfuerzos de las instituciones en los últimos años, a la conciencia social por mantener limpia la ciudad aún le queda un largo camino por recorrer.