Nilefos o la fábrica fantasma

Bajamar

Han pasado más de dos años desde que el grupo Madhvani anunciase su intención de cerrar la fábrica de Huelva l El futuro de la instalación todavía está en el aire; 55 trabajadores la vigilan

07 de marzo 2010 - 01:00

FEBRERO de 2008. El grupo Madhvani presenta ante la Delegación Provincial de Empleo un expediente de regulación para despedir a la totalidad de la plantilla (118 trabajadores) y cerrar la fábrica que había comprado un año antes a la empresa química Rhodia. Saltan todas las alarmas empresariales, administrativas y políticas: la clausura se anuncia en plena precampaña de las autonómicas y la industria recupera la idea del efecto dominó del final de cualquiera de las fábricas del Polo Químico. Rápidamente se asegura que se buscarán soluciones y comienza un proceso de negociación.

Marzo de 2010. Más de dos años después del inicio del proceso, la factoría de Nilefos lleva meses paralizada y sigue la negociación en torno a su futuro. Después de 25 meses hay dos inversores dispuestos a utilizar parte de los restos de la fábrica que un día empleó a dos centenares de personas. Ya sólo quedan 55 empleados: la mitad de ellos se fueron a sus casas para dar viabilidad al primer proyecto de futuro de la factoría, la fabricación de fosfato dicálcico, un componente de alimentación animal. Esos 55 trabajadores están inmersos en un ERTE de un año de duración que acabará a finales de éste; el plazo que se espera tarde la puesta en marcha de los nuevos proyectos.

Una vez que la fábrica ha salido de la lupa de aumento de los medios de comunicación y la tensión laboral se ha relajado necesariamente (un encierro de semanas afectó seriamente a más de un obrero), el futuro de Nilefos se ha quedado en ese limbo de los eternos proyectos, estancados a falta de un paso clave que en este caso tiene un nombre: Nithin Madhvani, su dueño legal, con el que la Administración autonómica tiene que llegar a un acuerdo para que libere una fábrica que está en manos de los trabajadores (son ellos los que se encargan de vigilar las instalaciones a falta de custodia profesional).

La Administración puede presionar con la deuda de la empresa con ella: Innovación aportó 2,3 millones de euros a Nilefos para su supervivencia con la condición de que la compañía invirtiera hasta 15, pero nada de eso se ejecutó. La Junta ha iniciado el procedimiento para ejecutar los avales que requirió de la empresa, un supuesto as en la manga para la negociación, pero Madhvani quiere que no se ejecuten los avales, no abonar deuda alguna y encima cobrar por la venta de la factoría. Un negocio redondo, como fue la compra a Rhodia, por la que recibió una cantidad multimillonaria de la que tenía que devolver una parte que, supuestamente, no ha ingresado.

Mientras tanto dos empresas esperan, con dos proyectos complementarios que, según los que los conocen, podrían ser compatibles y positivos para la industria onubense, al estar relacionados con la economía onubense. En un principio, estos planes servirían para absorber, al menos, a los empleados que ahora están regulados, mientras que en un futuro podrían incluso incrementar los puestos de trabajo. Uno de los empresarios acudió a la Junta a interesarse por la factoría onubense; en otro caso, hubo una búsqueda mutua. Mientras llega una respuesta, los trabajadores siguen haciendo turnos para cuidar de la fábrica fantasma, lo único que les queda después de dos años de esperas.

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