Naves de época a escala esperando un museo naval en Isla Cristina

Ahora José Zamudio Díaz dedica su tiempo a seguir trabajando en los barcos pero a menor escala. En su taller está rodeado de maquetas de barcos que han hecho historia en la marina internacional. Están cubiertos por unos plásticos mientras espera que un día sea posible la realización de un museo donde puedan ir todos. En estos ocho años que lleva jubilado su afición ha sido la de las maquetas de los barcos, lo que también enseña a jóvenes y mayores por las tardes en un taller municipal.

Nada más que se entra en el taller de la calle Matías Cabot, que comparte con su hijo escultor y después de dejar ese halo espiritual de imágenes, se pasa al sueño marinero de este carpintero de ribera. Entre sus manos está la construcción a escala de uno de los barcos a miniatura que han trabajado en las costas de Isla Cristina, tiene ya hecho la casi totalidad de ellos, desde los primeros a remo para la almadraba, luego con velas, la jábega...

Pero lo más interesante es lo que se va descubriendo tras levantar los plásticos de una especie de jaulas donde refugia del polvo del taller sus joyas, los barcos a escalas que han hecho historia.

Desde las carabelas que tanto se han vinculado a José Zamudio, comparten espacio y la esperanza de salir a una hermoso museo donde puedan estar a la vista de todos barcos tanto significativos como La Santísima Trinidad que se perdió en la batalla de Trafalgar, de 1805 que se hizo en Cuba y los ingleses lo desarbolaron y se hundió camino de Gibraltar. Están el Juan Sebastián Elcano, el Galatea que fue anterior a éste; el Argonauta; así como el Cutty Sark o el Capitán Cook. Tiene a escala el Sagres, barco escuela portugués cuyos planos se trajo de la exposición de Lisboa, con Enrique el Navegante en el mascaron, que ha hecho él lo mismo que todos los elementos de cada uno de los barcos. A los que se suma en su taller el San Martín, de 1580, el primer galeón que llevó cañones en España.