El Museo del Mundo Marino fue el primer damnificado
La debilidad económica de la Fundación Doñana llevó a su cierre estas navidades
La Fundación Doñana 21 lleva años sufriendo una auténtica hemorragia de fondos públicos como consecuencia de la merma de ingresos que libera la Junta de Andalucía. El primero de los síntomas de esta incapacidad para mantener su actual estructura y servicios fue caer al Museo del Mundo Marino de Matalascañas, situado en el Parque Dunar, espacio donde también se ubica el Ciecem, próximo centro de operaciones de la Fundación.
A principios de año el museo no pudo abrir sus puertas tras las vacaciones navideñas ante la imposibilidad de librar a la entidad pública Parque Dunar, que explotaba el museo, de la quiebra técnica a la que se veía sometida. En consecuencia, ésta no pudo hacer frente al seguro de responsabilidad civil y el arreglo de la bomba anti incendios que comprometía la seguridad del propio edificio y la de sus usuarios.
El Parque Dunar fue otra de las apuestas del denominado primer Plan de Desarrollo Sostenible de Doñana que, en retrospectiva, demuestra su fracaso en dos sus principales proyectos: la autopista por el denominado trazado Norte Huelva-Cádiz, y la viabilidad económica de este espacio verde que a modo de colchón urbano se extendía en Matalascañas a través de 130 hectáreas. Los 20 millones de euros que constó levantar este espacio dieron lugar a miles de plazas de aparcamientos, el Ciecem y el Museo del Mundo Marino; macroproyecto, este último, en el que se invirtieron seis millones de euros. Un dinosaurio de hormigón que a día de hoy se codea con los aeropuertos fantasmas diseminados por el territorio patrio.
Solamente para el sostenimiento del edificio cultural se fueron liberando año tras año subvenciones directas por valor de 1,8 millones de euros. Sin ellas, el complejo demostró que la sostenibilidad no aguantaba el tipo en términos estrictamente económicos.
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