Morosa por una portabilidad que nunca fue

Vodafone indemniza con 5.000 euros a una onubense por el daño causado tras reclamarle una deuda inexistente

Un usuario habla por teléfono mientras consulta una factura en el ordenador.
Un usuario habla por teléfono mientras consulta una factura en el ordenador.
Raquel Rendón Huelva

01 de marzo 2013 - 01:00

Tres años de calvario con final feliz. Ana María Villegas solicitó el 15 de diciembre de 2009 la portabilidad de su móvil a Vodafone en Carrefour. Iba a culminarse el 23 de diciembre y los comerciales le entregaron una factura con el terminal que iban a facilitarle. Dos días más tarde, el 17 de diciembre, decidió anularla dentro del plazo legal estipulado, según detalla a este diario su abogado, Antonio José Moreno, del bufete Moregado. Envió el fax pertinente para formalizar el desistimiento y entregó el teléfono.

La primera de sus sorpresas llegó el 5 de enero de 2010, cuando le pasaron una factura de 1,39 euros, y un mes más tarde, momento en que la facturación por "servicios mínimos" de Vodafone se tradujo en 10,44 euros. Ante esta situación, la mujer acudió de nuevo a la tienda donde anuló la portabilidad para comunicar la recepción de los recibos. La agente comercial reenvió un fax a Vodafone, sin obtener respuesta.

En marzo de 2010, la empresa telefónica le realiza un cargo en su cuenta bancaria de 118,36 euros. Su letrado explica que pidió a la entidad la devolución del recibo, teniendo en cuenta que "se había anulado la solicitud de portabilidad dos días antes de la fecha prevista por Vodafone y no había recogido el terminal que supuestamente le facilitaba dicha tienda, no existiendo, por lo tanto, ningún tipo de vinculación obligatoria legal con dicha empresa al no existir portabilidad y no hacer uso tampoco del producto que se le ofrecía".

En mayo y junio de 2010 recibió dos misivas de Credit&RiksSolutions, "designada por Vodafone para el cobro de la supuesta deuda de 118,36 euros". En la segunda carta le daba el último aviso antes de interponer una demanda. El 1 de septiembre de aquel 2010, Experian notifica a la onubense en su casa que quedaba incluida en un fichero de morosos. Aquí comienza su gran tortura: no lograría salir del archivo hasta más de año y medio después.

En noviembre, abogados de Barcelona, en representación de Vodafone, instan a Ana María a saldar la deuda, "amenazándola" con llevarla a los tribunales. Ante la persistencia de la incómoda situación, contacta con Facua y envía dos reclamaciones, una en marzo y otra en septiembre de 2011. Precisamente en este mes, Villegas trató de comprarse un coche, pero la financiación le fue denegada "para su sorpresa". Seguía en el archivo de morosidad.

El 12 de diciembre de 2011, Vodafone "reconoce el error sin que en ningún momento haga la intención de indemnizar por los gravísimos daños y perjuicios ocasionados", indica Moreno. Y es que Ana María sufrió durante este calvario varias crisis de ansiedad y nerviosas, consecuencia del daño "emocional, psíquico y económico" que estaba padeciendo, puesto que nunca había tenido deudas con nadie.

En marzo del año pasado, la onubense se arma de valor y decide demandar a la empresa de telefonía, reclamándole una indemnización de 20.000 euros por daños y perjuicios en concepto de derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. Vodafone, según el letrado de la víctima, no compareció a la audiencia previa de septiembre de 2012. Dos meses después, el día 20 de noviembre, las partes cerraron un acuerdo: la empresa indemnizará a Ana María Villegas con 5.000 euros y asume el coste procesal (800 euros). Su abogado es de la opinión de que se podría haber peleado en otras instancias por el cobro íntegro de lo reclamado, atendiendo "a la gravedad de los hechos", pero desistió debido al mal trago de supone para su cliente comparecer en sede judicial. Ella misma le había transmitido que quería acabar de cualquier forma con esta "pesadilla de casi tres años".

Este diario trató de contactar ayer con el gabinete de prensa de Vodafone España, sin éxito.

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