La Misa del Gallo se convierte en punto de encuentro en todas las parroquias

Las inclemencias meteorológicas de esta Nochebuena no fueron obstáculo para que un buen número de onubenses salieran de sus casas para asistir a la Misa del Gallo, siendo éste el colofón a una noche familiar y de compartir buenos deseos con los más próximos y allegados.

A medianoche, las parroquias de la ciudad abrieron sus puertas para celebrar la eucaristía más entrañable del año, en la que ese ingrediente familiar está más acentuado que en otras ocasiones.

Punto neurálgico de esta celebración en la Diócesis fue la Catedral de la Merced. Allí, el obispo, José Vilaplana, presidió la celebración ante la presencia de la imagen del Niño Jesús.

Esta celebración eucarística del prelado onubense es un capítulo más integrado en un intenso calendario de actividades que sigue durante estas jornadas y que incluye la misa que tradicionalmente da en el asilo de ancianos o su visita al centro penitenciario. A nivel más general, monseñor Vilaplana dirigió esta misma semana un mensaje a todos los católicos de la Diócesis onubense. En el texto, el obispo expresó su anhelo de que todos descubran "en esta Navidad a Jesucristo como perla preciosa de su vida, por la cual vale la pena dejarlo todo; para añadir: "¡Cómo cambiaría nuestra sociedad si todos descubriéramos la alegría de compartir más y mejor! Trabajemos todos por esta cultura de la fraternidad".

Ya en la jornada de ayer, todas las parroquias de la ciudad siguieron la celebración litúrgica de la Natividad del Señor con las misas específicas de esta entrañable festividad.

La Misa de Gallo tiene sus orígenes en los inicios de la iglesia cristiana, en las tres ceremonias que se dedicaban a la Natividad de Cristo.

Se cuenta que el nombre de Misa del Gallo viene de la antiquísima tradición procedente de Jerusalén según la cual en el establo donde nace el Mesías había un gallo que fue el primero en anunciar su nacimiento.