Historia menuda

Martínez Oliva, presidente y jugador del Recreativo de Huelva (y II)

En la liguilla de ascenso a Segunda División el Recreativo se las vio con la Unión Deportiva Salamanca. En el partido jugado en Huelva el 15 de junio de 1969, el Salamanca ganó a domicilio, empatando a cero con el equipo onubense una semana más tarde. Después, el Onteniente venció al Huelva en su campo (29 de junio de 1969) y en Huelva perdió por tres goles a dos. El partido de desempate, jugado en campo neutral en Puertollano el 8 de julio del citado año, resultó vencedor el Onteniente por dos goles a uno. Este fue el último partido que jugó Martínez Oliva, estando el Recreativo integrado por los siguientes jugadores. Espinosa, Díaz, Martínez Oliva, Eloy, Vázquez (que marcó el tanto del Decano), Cardo, Fali, Paquito, Suero, Víctor y Dorrego.

Si dividimos a todos los deportistas en dos clases precisas y perfectamente distintas: la de los técnicos y la de los temperamentales, las virtudes de Martínez Oliva lo sitúan en el primer grupo: Tenía mucha colocación en la defensa y mucha visión en los desmarques y al tener el concepto de éstos muy claro podía captar los de sus contrarios. También salía para cortar las incursiones de los delanteros contrarios con mucha precisión. El principal defecto de Martínez Oliva era el miedo que tenía a fallar en el despeje. Si hubiera jugado sin este complejo, muy posiblemente hubiera alcanzado mayores metas futbolísticas.

Tras terminar su etapa deportiva estableció, en perfecta armonía con Rafael Blanco, con el que había coincidido en los juveniles del Sevilla F. C., una empresa inmobiliaria que ha alcanzado un gran prestigio.

En 1975, el Recreativo de Huelva estaba regido por el Sr. Martín Berrocal que, por sus múltiples ocupaciones no podía atender al Club como éste se merecía. Además, éste tenía un déficit de diecinueve millones de pesetas. Ante la delicada situación del Decano, surgieron dos directivas para presentarse a las elecciones presidenciales del Recreativo de Huelva.

La de Martínez Oliva estaba formada por Felipe Barroso Vizcaíno, Rafael Blanco Maireles, Francisco de la Corte López, arquitecto; Rafael Llanes Muñoz, gerente de Emtusa; Joaquín Maján López, abogado; Miguel Martín Pérez, César Mata Saéz, Diego Muñoz García, José A. Muñoz Lozano, José Rodríguez Torres, Mariano Roviralta Ortele, corredor de Comercio; Amador Suárez Villa, armador de buques; Manuel Tirado Domínguez, médico y Martín Vázquez, antiguo jugador del Recreativo y armador y exportador de mariscos.

Esta directiva había surgido de la unión de dos grupos que se unieron para no restarse votos ante Martín Berrocal y le propusieron a Martínez Oliva que aceptara la presidencia. Éste no quería aceptar. Él era y es un hombre de inquietud religiosa, pero encaminada ésta a hacer algo por los demás. Y su mujer le dijo: "Tú que siempre quieres hacer cosas a favor del prójimo debes aceptar, ya que en el deporte se pueden realizar muchas cosas". Y aceptó ser aspirante a la presidencia del Recreativo.

La otra candidatura estaba encabezada por Domingo Rodríguez Moreno.

Martínez Oliva propugnaba que la Sociedad debía dar un giro completo en su organización. Y deseaba, además, que el Club, en cualquier circunstancia, fuese acogido con afecto y simpatía.

El 4 de abril de 1975 fue una jornada de gran recreativismo. El salón de actos de la Casa Sindical estaba completamente abarrotado. De 196 socios que podían votar se personaron 151. Los escrutinios dieron a Martínez Oliva 139 votos y lo proclamaron presidente del Club Decano, y a su oponente, 12.

En su primera temporada al frente del equipo albiazul, éste quedó en el puesto 12. En la siguiente, pudo alzarse en la posición novena y, en la temporada 1977-78, se consiguió por primera vez el ascenso del Recreativo de Huelva a Primera División y con un superávit de más de dos millones de pesetas.

Nada más conseguir el ascenso quiso dejar el cargo de presidente en una asamblea, pero los socios insistieron en que no se marchara.

El día 10 de agosto de 1978 abría el telón del XIV Trofeo Colombino el Stac Mielec que se oponía al Sevilla, mientras el equipo huelvano se enfrentaba al Dinamo de Bucarest. Los dos equipos españoles perdieron (el Sevilla por 2-1 y el equipo local por 2-0), siendo el Recreativo goleado (0-4) por el Sevilla en el partido de Consolación.

Tras este resultado comenzaron a surgir las críticas y Martínez Oliva se dijo: "Los aficionados se creen que van a ganar todos los partidos en Primera División y yo no tengo mí ánimo para aguantar esta situación". Y dimitió antes de empezar la liga.

A lo largo de cuatro temporadas este hombre, elegido para garantía y confianza de una solución ecuánime de los frecuentes y arduos problemas que se alzan al paso del desarrollo de los torneos y campeonatos, tenía, según la frase vulgar, "la sartén por el mango". Pero, además, su intervención en la preparación, en la marcha, en los fichajes, fue extraordinaria; casi podríamos afirmar que omnipotente. Eran fechas en las que sólo había dos empleados en el Club, en las que no había secretario técnico, ni gerente… Todo lo tenían que resolver él, con la ayuda inestimable de su amigo Rafael Blanco, que realizó una meritoria labor de gerente para encauzar las decisiones que tomara la junta directiva. El Club demandaba e irradiaba una gran actividad desde su sede que se ubicaba en la calle Méndez Núñez.

Tras dejar la presidencia, se hizo socio del Club inmediatamente y desde entonces no ha dejado de apoyarlo con su presencia continua en los dos Estadios.

Abramos la compuerta del anecdotario: Tras subir con el Córdoba a Primera División, se organizó en Cádiz el Trofeo "Corpus" que debía jugarse en jueves. Martínez Oliva pensó: "Si se juega este Trofeo en jueves, puedo poner mi boda para el sábado siguiente". Y ocurrió, que las circunstancias aconsejaron a los organizadores que se jugase el partido en sábado. Y como no tuviera jugadores que llevar a la Tacita de Plata Roque Olsen, su entrenador, le dijo: "No, usted tiene que jugar". Martínez Oliva le contestó: "Pero, mire usted, mister, que yo he mandado las invitaciones…

- "Lo siento mucho, tiene que jugar" repuso con autoridad el entrenador.

Así, se casó por la mañana, el matrimonio almorzó en casa de la familia de la novia y se fueron en el Seat 600 que poseía el defensa a jugar el Trofeo Corpus Christi en Cádiz. El Córdoba conquistó el torneo y le dieron la prima correspondiente.

Al día siguiente, un diario, de nivel nacional, informaba con cierta dosis de humor: "Luna de miel en el estadio. Martínez Oliva se casó en Sevilla por la mañana. Por la noche ocupaba su puesto… en el equipo".

Añadamos que contrajo matrimonio con Marisa Sienra, que le ha dado cuatro hijos.

La segunda y última anécdota surge en un homenaje que le hicieron, en el Bodegón Torre de Oro, enclavado en Sevilla, en diciembre de 1977, poco antes de ascender. Garmendia, poeta y bohemio, alzaba su voz alabando la óptima gestión de Martínez Oliva: "Hubo un maestro de escuela/ Que fue parido en Sevilla/ Que llamó a Huelva la orilla/ De aquellas tres carabelas. / Y yo añado en mi espine la/ Con permiso de Colón /Que los puntos, puntos son/ Y con Martínez Oliva/ Hoy Huelva es orilla viva /De Primera División".

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