Martín Gálvez, en el Vázquez Díaz

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Acompañan a las obras del pintor nervense versos de la joven periodista Carmen Alcázarl Muestra La pinacoteca también alberga una veintena de cuadros de Manuel Villalba

Juan Barba, Martín Gálvez, Ignacio Caraballo, Domingo Domínguez y Antonia Villalba, en la inauguración de las exposiciones.
Juan .A. Hipólito /Nerva

10 de agosto 2012 - 01:00

El museo Vázquez Díaz de Nerva muestra durante estos días de estío una magnífica exposición antología del pintor nervense afincado en Úbeda Martín Gálvez, acertadamente aderezada con los versos de la joven periodista Carmen Alcázar, y otra póstuma, pero no menos valiosa, en homenaje al carpintero-pintor Manuel Villalba, recientemente fallecido.

Al acto de presentación, además de los protagonistas, asistieron el presidente de la Diputación Provincial de Huelva, Ignacio Caraballo, y el delegado provincial de Cultura, Vicente Zarza, quienes reconocieron ante el alcalde de Nerva, Domingo Domínguez, el potencial artístico de la localidad minera y defendieron el museo Vázquez Díaz como buque insignia del mismo.

Tras la figura del pintor nervense Francisco Martín Gálvez se esconde el perfil de toda una vida dedicada por entero al arte. De hecho, como él mismo cuenta, con apenas cuatro años pintarrajea todos los bocetos de su padre, Félix Martín Acemel, pintor rotulista, y a los siete realiza su primera muestra doméstica. En esos primeros años Martín Gálvez ya conoce y admira a grandes pintores nervenses, amigos de su padre, como Monis Mora, Manuel Fontenla, Manolo Vázquez, algunos maestros que dejarán huella en su pintura, así como Hermenegildo, Gilberto Benítez, el gran Pascual y sobre todo José María Labrador.

Siendo tan sólo un quinceañero, al calor de la libertad que respiraba en la Escuela de la SAFA en Riotinto, nace Mi Visión del Mundo, un ambicioso proyecto dispuesto en una trilogía mural.

Rebelde e inconformista, forma parte de la llamada revolución del silencio y del Club de Pintura A Pique, que él mismo crea en los 70. Lleva afincado en Úbeda desde hace años, aunque se confiesa enamorado de la Cuenca Minera de Riotinto, que le vio nacer, y de los recuerdos de Naya, de La Mina Pueblo y todo su entorno.

Su magnífico currículum lo compone una lista interminable de exposiciones individuales y colectivas a lo largo y ancho del territorio nacional y más allá de nuestras fronteras, salpicados por algunos premios que certifican su buen hacer con el pincel. Algunas de sus obras forman parte de colecciones privadas y fondos de museos.

Por otra parte, en la planta baja del museo se exponen una veintena de cuadros del entrañable carpintero-pintor Manuel Villalba, realizados cinco años antes de fallecer, siendo un octogenario de pincel dulce, honesto y sencillo, como él mismo resultó ser a lo largo de su dilatada vida.

Este singular artista, que tenía una personalidad arrolladora, ya demostró su buen hacer con las manos y mostró el arte que llevaba dentro con lo que durante siempre fue su modo de ganarse la vida, la carpintería. Sus primeros pasos pictóricos los dio en la escuela de Fontenla, donde empezó a dejar entrever un estilo muy personal. Conoció a grandes pintores de la época con los que mantuvo una importante relación, como Demetrio Llorden.

No pudo dedicarse por entero a la pintura porque era un trabajador incansable que siempre estaba sumergido en sus muchos quehaceres de carpintería. Es por ello que, aunque la pintura siempre estuvo presente en su vida no pudo dedicarse a ella en profundidad hasta pensionarse. Le gustaba pintar sobre todo en primavera y verano, amando la luz natural, claro exponente en sus obras.

Además de estas dos magníficas exposiciones que muestra durante estos días el museo Vázquez Díaz, los nervenses y todos cuantos visiten la localidad hasta el próximo sábado, podrán disfrutar de la primera Noche Blanca de la Cultura, con un amplio abanico de actividades.

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