Entrevista a la presidenta de la Diputación de Huelva

María Eugenia Limón: "El día que me levante sin ganas de transformar las cosas me iré a mi casa"

  • Reconoce que “el ruido mediático no cabía” en el proceso de relevo en la presidencia, que “algunos compañeros han querido plantear como unas primarias”

  • La “igualdad de oportunidades” es su meta al frente de la institución

María Eugenia Limón posa para Huelva Información en la sesión fotográfica en el despacho de la presidencia de la Diputación.

María Eugenia Limón posa para Huelva Información en la sesión fotográfica en el despacho de la presidencia de la Diputación. / Alberto Domínguez (Huelva)

Transformar una institución clave en la vertebración del territorio en una entidad moderna y con capacidad para generar igualdad de oportunidades entre todos los onubenses. No es una tarea sencilla. Es el reto que se marca María Eugenia Limón al frente de la Diputación de Huelva. Curtida en las batallas por el desarrollo de San Bartalomé, su llegada a la presidencia no ha estado exenta de luchas internas y un pulso por el control del PSOE provincial como trasfondo.

–¿Las tres últimas semanas han sido duras?

–Lo han sido porque el ruido mediático no cabía en este proceso. Respeto a todos los compañeros que se han movilizado planteando el proceso como unas primarias cuando no era así. No tocaba elegir la secretaría general del partido, sino el relevo en la presidencia que corresponde a los diputados y de ahí al Federal y al Comité de Ética y Garantías. No podemos rodear las cosas cuando nos convenga.

–¿Es la presidenta de todo el PSOE?

–Por supuesto que sí, igual que lo soy de todos los ayuntamientos sean del signo que sean. Una vez que te eligen asumes la responsabilidad del cargo sin otro objetivo que luchar por el futuro de la provincia.

–¿Duele más el fuego amigo?

–Tener intereses es legítimo y si un compañero piensa que parte de una posición mejor hay que respetarlo. Soy muy de empatizar, posiblemente por cultivar el yoga, que te ayuda a entender mucho más a la otra persona, a comprenderla y eso hace que todo te duela menos.

–38 años y presidenta de la Diputación. Es una carrera fulgurante.

–No hay que verlo así. Vengo de trabajar muchos años en la administración, en mi pueblo y como diputada. El día a día en San Bartolomé me hacía llevarlo todo. Quizá alguien que provenga de una administración mayor no tiene el bagaje que te exige un pueblo pequeño.

–¿Dónde estará su futuro político?

–Donde quiera mi partido. Ahora mismo solo me planteo 2023. No nos debe ni preocupar. Tengo en la cabeza proyectos para llenar mi pueblo durante 20 años y por supuesto que me volveré a presentar de nuevo la alcaldía. Y estaré donde decidan mis vecinos. El día que me levante sin las ganas de transformar las cosas me iré a mi casa.

–¿Defender los intereses de Huelva cierra puertas fuera de Huelva?

–Para nada. Hay que defenderlos donde sea, sea de la sigla que sea en Andalucía, España o la Unión Europea.

"Los intereses de Huelva hay que defenderlos donde sea sin mirar las siglas"

–Personas, ayuntamientos e innovación. Son los términos que repite una y otra vez.

–Son los tres pilares sobre los que quiero asentar mi mandato. El objetivo que me propongo es que la innovación sea el eje transversal de todo nuestro trabajo. La Diputación destina un tercio de su presupuesto a las personas a través de los servicios sociales, la prevención y la igualdad. Nos debemos a los ayuntamientos menores de 20.000 habitantes y en ellos los servicios sociales comunitarios dependen de la Diputación. Los tres pilares están entrelazados. La persona es el pilar sobre el que debe girar todo, no solo en cuestión de votos cuando se acercan las elecciones sino durante toda la legislatura porque gestionamos por y para ellos. A partir de ahí, pues hilaremos una serie de proyectos como el Comisionado de la Memoria Histórica, la escucha activa al ciudadano o el de transparencia porque hay mucho desencanto con la política de la gente joven para que la gente sepa qué hacemos, dónde van nuestros impuestos y es fundamental que los ciudadanos puedan visualizarlo. Hay que acercar el trabajo de forma sencilla, que le llegue a la gente. Además, debemos mantener el trabajo en todos los servicios sociales y de igualdad de forma transversal. Con los ayuntamientos debemos volcarnos porque somos en realidad el ayuntamiento de los ayuntamientos, soy alcaldesa de un pueblo, sé lo que se pelea y vamos a dejarnos la piel en las competencias para que tengan el máximo de recursos, pero también en las no competencias porque debo ser el mayor aliado en sus reivindicaciones gobierne quien gobierne en Andalucía o en España.

"Personas, ayuntamientos e innovación son mis tres pilares entrelazados"

–¿Existen las mismas oportunidades en todos los pueblos de la provincia?

–Tenemos mucha desigualdad dentro de la propia provincia, con pueblos muy desarrollados en la Costa, el Condado o el área metropolitana y otros que no las tienen por la distancia a la capital, la falta de comunicaciones o de servicios. La lucha contra la despoblación de esos municipios es una prioridad, pero con herramientas. Una familia joven debe tener las mismas oportunidades en un pueblo que en otro para que pueda decidir quedarse. Vamos a ayudar a esas comarcas a generar esas oportunidades. Como los pueblos los construyen las personas, nos vamos a centrar en ellas, después los propios ayuntamientos como de la política y luego el granito de arena que pretendemos incorporar a través de la innovación. Es con lo que nos tenemos que quedar cuando pase la pandemia.

–¿La covid-19 ha acelerado la necesidad de digitalización de la sociedad?

–Tenemos por ejemplo el Huerto Ramírez donde se daban a conocer todas nuestras especies autóctonas y que ahora está cerrado. Debemos trabajar para que pueda ser accesible de forma digital a todo el mundo. Toca reinventarnos con la innovación por delante. Es un ejemplo aplicable al Muelle de las Carabelas, el Museo del Vino o todos esos espacios que han perdido visibilidad con la pandemia. Tenemos que dotarnos de las herramientas necesarias para que la gente sienta que la Diputación no solo suministra servicios sociales, sino todos los que tenía antes y siguen a disposición del ciudadano. No podemos quedarnos en la pena diaria, sino superar las dificultades para que la sociedad recupere el equilibrio mental a través de la felicidad. Es la filosofía en la que trabajamos en San Bartolomé y que pretendo trasladar a la Diputación.

–¿Cómo debe ser esa modernización?

–Se nos llena la boca hablando de agenda europea, la economía verde, los objetivos de desarrollo sostenible y otros proyectos que no todo el mundo conoce. Debemos estar preparados a través de los planes de recuperación para poner en marcha una política dedicada a las personas, la sostenibilidad y las personas. Hay que educar a la gente para que conozcan en qué consiste. Por ello quiero crear un espacio de formación para alcaldes y concejales para ese nuevo escenario que nos espera. La innovación debe llegar a todos, no puede ser una cuestión de las nuevas generaciones. Las diputaciones fueron creadas con una vinculación clara a la agricultura y ganadería, pero hemos avanzado desde entonces y no podemos quedarnos atrás.

"No puede haber pueblos con 5G y otros en los que se vaya la luz cuando llueva”

–¿Asume que no es un reto fácil?

–Es un reto importante, con poco tiempo y en plena pandemia que si nos lleva a 2021 nos va dejar 2022 para actuar porque en 2023 todo lo que hagamos será tildado de electoral, pero no me importa porque cada día que llegue le voy a repetir a mi equipo: personas, ayuntamientos e innovación para que se nos meta a todos en la cabeza para que interioricemos el mensaje. Debemos cambiar la forma de comunicar las cosas porque es una forma de transmitir el mensaje. Si me dicen que soy joven y utópica tengo la prueba en mi ayuntamiento, donde piedrecita a piedrecita hemos marcado un camino para conseguir muchas cosas. Hay que hacer mucha pedagogía.

–¿En qué sentido es aplicable a la Diputación?

–Esta casa por ejemplo ha trabajado muchos con departamentos estancos. Cada área era responsable de su parcela y eso tiene que cambiar. No hay una Diputación de agricultura, de cultura o de deportes, sino una matriz de todo en la que todos debemos trabajar en colaboración. Es un problema de las grandes estructuras como puede pasar en otras administraciones, en las que los departamentos no comparten conocimientos ni se enriquecen mutuamente. La pandemia al modificar nuestra forma de trabajar nos ha hecho cambiar nuestra mentalidad. Es la parte positiva con la que nos vamos a quedar cuando todo pase. Antes no había quien pudiera romper los anclajes. Ahora todo el mundo sabe que el sistema ha cambiado.

–¿En qué medida marca ser la alcaldesa de un pueblo del Andévalo, pequeño y con pocos recursos?

–Marca mucho porque convives con todos esos problemas contra los que quiero luchar. Voy a ser la presidenta de toda la provincia, algo que saben todos los alcaldes, si bien hay unos problemas comunes que comparten el Andévalo, la Sierra, la Cuenca Minera y el Condado interior que debe ser prioritarios. No puede haber una Huelva de dos velocidades, con pueblos en los que se vaya la luz cuando llueve, que se hable de 5G en algunos municipios y otros no tengan apenas cobertura. Vamos a garantizar lo básico para todos, que todos los onubenses estemos en igualdad de condiciones para subamos a la misma vez.

"Mi futuro político estará siempre donde quiera mi partido y decidan mis vecinos"

–¿Y el aislamiento?

–Debemos unir nuestros pueblos porque hemos funcionado mucho como islas solitarias, trabajando mirando nuestro ombligo sin compartir las experiencias y los conocimientos con nuestros vecinos. Hay que interconectar los proyectos porque en muchas ocasiones los problemas son comunes y cada uno trata de buscar una solución por separado.

–Todo ese cambio implica también una transformación de la mentalidad.

–Huelva tiene un potencial enorme que no nos creemos ni nosotros mismos. Viene cualquiera de fuera con un buen proyecto y aplaudimos, pero surge de dentro y no le damos valor. Hay que darle la confianza a los onubenses para que crean en ellos mismos. La autoestima debería ser una asignatura obligatoria en nuestros colegios.

–¿Huelva es el Andévalo de España?

–Quizá no en cuanto a serlo, aunque sí en parecerlo. Si analizamos las potencialidades de la provincia, sus recursos naturales, minería, agricultura, industria, gastronomía, riqueza monumental, turismo... Somos envidiables en el ser, pero no el parecer porque no nos hemos descubierto a nosotros mismos. Nos vamos al Valle del Jerte y volvemos encantados pero a lo mejor no conocemos la Ribera del Múrtiga, La Nava o Las Chinas. Hay que hacer más visibles nuestras potencialidades. En lugar de lamentarnos tenemos que contar qué es lo que tenemos y vender nuestras posibilidades.

–¿Es posible todo eso con las infraestructuras actuales de Huelva?

–Viable es, aunque más difícil y hay que trabajar duro. Luchar por conseguir unas infraestructuras dignas no significa que Huelva deba ser menos o no pueda conseguir sus objetivos. Igual hay que potenciar otro tipo de turismo por ejemplo y crear un producto propio que pueda ilusionar a la gente para que llegue igual que van a otros territorios. En el mundo actual hay un abanico tan amplia que la provincia puede crear productos de calidad para cualquier viajero. Igual también hay que pensar otros apellidos al sol y la playa. El turista evoluciona, al igual que debe hacerlo la oferta.

–¿Huelva es la provincia de las oportunidades perdidas?

–Las oportunidades están siempre ahí. Creo que debemos llegar a un acuerdo entre todas las administraciones que ponga a Huelva por delante. Para hablar de salud, de turismo, de comunicaciones... de lo que queramos. La unión es fundamental para que brillen todas esas oportunidades que están ahí esperándonos.

–La pandemia ha exigido mucho de las administraciones. ¿Cómo valora la respuesta de la Diputación?

–Hemos dado una respuesta inmediata y hasta fuera de nuestras competencias. Ha sido inmediata, ágil y eficaz. Algo que no han hecho todas las administraciones.

–Siendo una institución denostada y cuestionada, ¿le ha permitido reivindicar su vigencia?

–Sin ninguna duda. El desarrollo de las zonas rurales de cualquier provincia va de la mano de su Diputación. Es un elemento fundamental para el desarrollo. Los pueblos menores de 20.000 habitantes viven por las diputaciones y si hablamos de los que tienen menos de 5.000 que son la mayoría de los onubenses, la necesidad es mucho mayor. Somos el balón de oxígeno.

–¿Está la Diputación preparada para todos los cambios que le pide su nueva presidenta?

–La vamos a preparar. Nos hemos tenido que adaptar a los nuevos tiempos muy rápido por la pandemia. Quedan muchos pasitos que dar. Transformando conciencia transformamos la sociedad y con ella las administraciones.

–¿Con ese sello Limón habrá muchos cambios?

–Va a haber mucho mensaje. Personas, ayuntamientos e innovación deben estar siempre presentes. Es una adaptación a los nuevos tiempos.

–¿Y el equipo de Gobierno va a variar mucho?

–Necesito a todos mis compañeros porque tienen una amplia experiencia. Todos van a estar donde considere que pueden sumar más al proyecto.

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