María Antonia Álvarez, in memoriam

El pasado viernes fue un día particularmente triste. Murió una amiga querida. De ello no quiero hablar aquí. Pero sí deseo dar cuenta del hueco que deja en la Universidad de Huelva. De la pérdida que su fallecimiento supone para quienes nos beneficiamos de su trabajo riguroso y de su generosidad profesional. Pero además de a la personas, María Antonia -desde las diversas responsabilidades que asumió en la Biblioteca Universitaria, incluida la dirección o, la última, como responsable del servicio de préstamo- sirvió a la institución con la misma entrega. Con denuedo, contribuyó y empujó para hacer de la Biblioteca de la Universidad de Huelva una auténtica biblioteca universitaria. Si ahora la Universidad es mejor, es también gracias a ella. Perdemos, pues, a alguien que arrimó el hombro, cambiando las cosas para bien. Espero que esta breve nota ayude a su familia y a sus compañeras y compañeros de la Biblioteca a aliviar algo el doloroso trance. Descanse en paz.

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