En el Titán

“Majestad, aquí las carreteras de nacional solo tienen el nombre”

  • En la visita de los Reyes de España a Huelva hace cuatro décadas, las reivindicaciones eran como hoy de infraestructuras

Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, ante el Ayuntamiento de Huelva

Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, ante el Ayuntamiento de Huelva

"Majestad, de nacional las carreteras solo tienen el nombre”. Recuerdo esa frase como si la estuvieran pronunciando hoy mismo desde el balcón del Ayuntamiento. La rescato ahora, 43 años después en este recta de preparación de la manifestación por las infraestructuras.

Desgraciadamente, como vemos, esta reivindicación no es nueva. Entonces lo exigía el alcalde de Huelva Carmelo Romero Núñez desde el balcón del Ayuntamiento, el 31 de marzo de 1976. La ciudad había salido a la calle y fue un momento para reclamar en voz alta lo que necesitaba esta provincia.

Recuerdo de aquella jornada la ubicación donde estaba, en la esquina del edificio de Hacienda y la calle Cardenal Cisneros. Justo al lado donde más pequeño, cuando salíamos a algunos de los actos, procesiones o lo que pasara por la Gran Vía, llegaba el policía de turno y te decía: “Ahí arriba, en el bordillo; de ahí no baja nadie”.

Aquella frase del alcalde de Huelva era más alentadora y se quedó grabada en un joven de trece años. Con el tiempo pensé que la había podido idealizar y he vuelto ahora al viejo y entrañable Odiel. Para mi alegría, allí estaba la frase del discurso de Carmelo Romero: “En total pedimos unos 400 kilómetros de carretera que tengan calidad de nacional, pues ahora señor, sólo tienen el nombre”.

Sí, muy acertado y valiente. En un interesante discurso en el que repasó cuestiones esenciales para el desarrollo de esta provincia. En cuanto a comunicaciones, cuatro décadas después de aquel mes de marzo, el de este año tiene mucha similitud. Las soluciones a los problemas estaban claros: “En comunicaciones, acelerar la inversión en la construcción de la carretera Huelva-Sevilla, que es el único nexo de unión de nuestro Polo Industrial, con el resto de España”. Solicitaba también la carretera Huelva-Cádiz, así como un estudio para la carretera Huelva-Extremadura “que nos una por otra vía y revalorice las zonas deprimidas del Andévalo y la Sierra y finalmente, mejora de las carreteras Rosal-Aracena-Sevilla y Huelva-Ayamonte”.

Lo cierto es que aquella mañana Huelva estaba en la calle, había una alegría inusitada, fue de esas jornadas multitudinarias que incluso superó a otras grandes movilizaciones locales posteriores que hoy tenemos como referente. La de aquel día también fue una gran movilización al amparo de los aires de democracia que se respiraban.

Un ambiente de algarabía y no era para menos. Los Reyes de España en nuestra ciudad con la alegría de un tiempo nuevo de esperanza.

Carmelo Romero Núñez se echó al balcón y tuvo la valentía que había que tener para decir lo que en Huelva hacía falta. Así habló de infraestructuras.

Habló de carreteras y también de la que nos debe unir con Cádiz. Entonces se hablaba de la opción de la Costa, hoy se apuesta por la zona Norte. Es un bulo eso de que destrozaría el parque, cuando hoy tenemos preparque del preparque del preparque que llega hasta la refinería de la Rábida.

La verdad es que seguimos marginados, pues el único inconveniente para hacer realidad la carretera de Cádiz es que haría falta un gran puente en el Guadalquivir como el que los sevillanos llaman del V Centenario para unirse con Cádiz y nosotros no tenemos el que nos haría falta.

Mientras tanto, ponen de excusa a los linces. Ocurre que el medio ambiente llevado a los extremos conduce al desafecto y eso no es bueno. Además, en aquella Huelva de la que os hablo los niños no teníamos muchas opciones para poder ir a Doñana, era una odisea inalcanzable para los onubenses. Hoy tampoco es excesivamente fácil, porque ni promocionan ni subvencionan la visita. Mientras, la Estación Biológica de Doñana sigue estando en Sevilla, ahora en la Isla de la Cartuja.

A mí los profesores del Madre de Dios me llevaban al Museo de Huelva, que estaba más cerca e íbamos andando. Por eso soy un enamorado de él, por lo que antes de que muchos cogieran la bandera de su defensa, yo había pedido su ampliación en la alameda, porque me duele que nos sigan confundiendo.Desde aquel discurso tengo bien presente la frase del alcalde Carmelo Romero, que por entonces siendo adolescente pues quizás no supiera su nombre. Me valió de mucho y creo que hoy me sigue sirviendo. Es como un grito para luchar contra la indolencia y revelarse en esta ciudad que tanto amamos y donde recibimos muchas desilusiones.

Cuatro décadas después recuerdo hoy a Carmelo Romero Núñez y pongo su ímpetu al frente de la reivindicación del 15 M; porque he vivido lo mucho que se hizo desde entonces y lo difícil que fue el tiempo que le tocó gobernar la ciudad. Los tiempos frustrados y cómo en más de una ocasión en la democracia el pueblo de Huelva se tuvo que poner por delante cuando políticos locales gobernantes se achicaban (versus 3M-Universidad de Huelva).

A Carmelo Romero le tocó vivir un tiempo de esperanza pero nada fácil. Nombrado alcalde en septiembre de 1974, prácticamente un año antes de que falleciera Franco. Pronto conectó con las necesidades de Huelva y participó activamente en la nueva realidad que llegaba a este país de la mano de Juan Carlos I . Dejó la Alcaldía en abril de 1979, después de haber conseguido algunas cosas como electrificar la línea férrea o que se iniciaran mejoras en la carretera a Sevilla.

Por eso, cuando ahora en Huelva le dedican a José Antonio Marín Rite una merecida calle por ser el primer alcalde de la democracia, a mí también me gustaría pedir otra para el alcalde de la Transición, que supo salir al balcón de su ayuntamiento para defender a Huelva. Esa es la memoria que nos hace falta, para que nos una a todos y sepamos salir a la calle para pedir lo que verdaderamente le interesa hoy a esta ciudad y provincia.

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