Magia entre letras impresas
La Biblioteca Provincial de Huelva fue escenario de una sesión de prestidigitación a cargo del mago Naifel Jornada mágica Los niños se convirtieron por una hora en aprendices de mago participando activamente en la sesión de magia.
Nada por aquí... nada por allá. La varita mágica, la chistera y los trucos del mago Naife fueron los ingredientes de una tarde de magia en la Biblioteca Provincial de Huelva, un espectáculo familiar, donde los niños asistentes participaron activamente de la sesión de prestidigitación, que generó una gran expectación entre el público infantil.
Minutos antes del comienzo de la misma, los niños fueron llegando a la sala de lectura, que acogió el acto, enmarcado dentro del programa En Navidad ven a la Biblioteca. Los pequeños, acompañados por sus familiares, esperaron ansiosos la aparición del mago, que animó al público a realizar un viaje a través del misterio, la magia y la ilusión. Hileras de libros fueron testigos de este recorrido por un mundo de fantasía.
Su espectáculo se basó fundamentalmente en la magia visual y participativa, con la que logró captar desde el primer momento la atención de los pequeños, que estuvieron totalmente entregados. No faltaron candidatos para ayudar a Naife en sus trucos de magia.
El mago consiguió ganarse a los niños, lo que entraña una gran dificultad, ya que los niños "ven lo que el público adulto no percibe", apuntó Naife.
La sesión comenzó con un número que mezcló la papiroflexia y la aparición de animales, en este caso una paloma. Naife realizó un pájaro con una hoja de papel y lo introdujo en la chistera para inmediatamente sacar una paloma, a la que puso el nombre de Cuca.
Para el segundo truco contó con la colaboración de una niña, Ana, que se encargó de sujetar una copa vacía, mientras que el mago la dibujaba en un bloc, primero vacía y luego conteniendo agua y un pescado de color naranja. A continuación echó agua a la copa de Ana, y seguidamente enrolló su dibujo, lo puso encima y apareció un pescado del mismo color en la copa de la niña ante el asombro de todos. "Es un pez mágico que cada vez que lo dibujo aparece", tras lo cual, desenrolló el dibujo, en el que ya no había pescado en la copa que había pintado.
Los pequeños Lucía, Ana, María y Pablo fueron los siguientes voluntarios. Una vez en el escenario, se les repartió pañuelos y cuerdas para otro truco en el que por arte de magia aparecieron otras dos palomas. Los niños siguieron atentamente las explicaciones de Naife y emularon todos su movimientos, ya que según el mago, "para hacer magia como un mago debéis realizar los mismos movimientos".
Los voluntarios no pararon de agitar los pañuelos para al igual que el mago lograr sacar una tira de ellos, pero no lo consiguieron. Junto a los pañuelos, Naife sacó una segunda paloma, que le hizo compañía a la primera en una dorada jaula.
Uno a uno los pequeños fueron devolviendo los pañuelos a Naife, que realizó un cucurucho con un papel de periódico en el que los fue introduciendo para a continuación extraerlos anudados unos a otros. Posteriormente metió una cuerda, que también salió anudada a los pañuelos, un truco de magia, que culminó con la aparición de una tercera paloma.
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