Maestros Artesanos onubenses
La Comisión de Artesanía de Andalucía ha nombrado a sus diez Maestros, entre los que se encuentran los onubenses Chema Domínguez, guarnicionero, y Antonio José López, fabricante de romanas






Desarrollan oficios que ya muy pocos conocen, labores de siglos cuyos productos han sido sustituidos por la fabricación en serie, más rápida y económica. José Manuel Domínguez Rite, guarnicionero, y Antonio José López, fabricante de romanas, son Maestros Artesanos, título otorgado por la Comisión de Artesanía de Andalucía el pasado 9 de mayo.
La guarnicionería o talabartería es el arte de trabajar diversos artículos de cuero o guarniciones para caballerías. Chema (como lo conocen sus amigos) Domínguez Rite conoce bien sus secretos. Su abuelo y su padre comenzaron en el oficio del diseño y el patronaje de forma autodidacta y durante toda su vida combinaron el trabajo de modelista con el de zapateros. Dejó los estudios al acabar el bachiller, pues desde pequeño ya ayudaba a su padre y decidió dedicarse por completo a la artesanía.
Trabaja sobre todo tipo de complementos de equitación, botos rocieros, botas de piel, sandalias, arneses, cabezales de caballos, tirantes, espuelas. Aunque sus artículos favoritos son los elaborados en su oficio de diseñador, confeccionando fajines, petos rocieros, bolsos, maletas y artículos de viaje, pulseras, cinturones y todo tipo de complementos de moda para mujeres, hombres y niños. Siempre labra sobre piel de becerro engrasado, también llamada baqueta, lo que dota a sus artículos de una gran calidad. Reconoce que "las señoras tienen mucho gusto" por lo que disfruta mucho el repujado de bolsos, el dibujo sobre la piel de cinturones, y los zahones que realiza a mano con pergamino, pues dice que las mujeres aprecian mejor que nadie los acabados y la comodidad de las prendas.
Su oficio le mantiene atareado hasta 12 horas diarias, dependiendo del producto que esté desarrollando, pero afirma que los artesanos "tenemos la satisfacción de ver nuestro trabajo terminado al final de la jornada", pues cada día elabora un nuevo artículo en su totalidad, en la mayoría de los casos. No tiene un horario fijo, aunque lo intenta; su trabajo le gusta tanto que se convierte en su hobbie, aunque siempre busca algo de tiempo para ir de pesca, hacer senderismo, o incluso recoger gurumelos.
Reconoce que el trabajo del sector terciario en el que trabaja, refiriéndose a la moda, se ha visto más afectado por la crisis que el sector primario, aunque afirma que la artesanía se sigue reconociendo y no se ha devaluado. Se le puede encontrar muy ocupado de enero a julio, pues El Rocío, las distintas romerías, y la Navidad son las fechas de mayor demanda de su trabajo. Curiosamente no es rociero ni feriante, aunque comparte la emoción y disfruta de las fiestas, pues "vivo en ese mundo, y vivo de ello" y sus amigos y los que le rodean le contagian el sentimiento.
Trabajó como docente en la Asociación Avami; fue profesor durante 6 años; participó en la Federación de disminuidos de Andalucía; impartió cursos en la Casa de Oficios La Grana en Gibraleón; intervino en la Casa de Oficios de Valverdey también fue instructor de clases de Formación Profesional Ocupacional (FPO). Desde 2001 trabaja en su propio taller en Valverde del Camino.
La balanzaromana, es un instrumento que sirve para pesar, compuesto de una palanca de brazos muy desiguales, con el fielsobre el punto de apoyo. El cuerpo que se ha de pesar se coloca en el extremo del brazo menor, y se equilibra con un pilón o peso constante, que se hace correr sobre el brazo mayor, donde se halla trazada la escala de los pesos.
Además de dedicarse a la frenería y productos de guarnicionería, Antonio José López Sánchez es el último fabricante artesano de balanzas romanas, tras cinco generaciones en su familia, él está convencido de que "el día que yo me aburra de esto, se acabaron las romanas, me siento como el último mohicano". Lleva más de 28 años en el oficio, y su octogenario padre sigue trabajando con él en la fábrica. Han tenido que adaptarse, actualizar los sistemas de fabricación sin que pierda la esencia de lo artesanal. Laromana se sigue fabricando tal cual se fabricaba antaño, lo que se ha actualizado es la elaboración de los bocaos y las espuelas, y toda la frenería en general, en la que se ayudan de la maquinaria en la medida de lo posible para confeccionar las piezas. Siempre ha trabajado en casa con su familia, aunque tienen operarios de fuera, trabajadores bajo su dirección y supervisión. "Por desgracia en la actualidad no hay nadie nuevo que se interese por aprender este oficio; además estamos muy abandonados por la administración". Recuerda que los artesanos como él pelearon muchos años para que se reconociera el trabajo y el esfuerzo. "Actualmente los artesanos no tenemos ninguna ayuda, anteriormente cuando la economía era más boyante si teníamos un poco, pero desde hace dos años hasta hoy, ayudas cero".
Poco a poco las fábricas de balanzas romanas tradicionales han ido cerrando, no han tenido a quien traspasarle la labor y Frenería López ha sido el que ha heredado las pocas piezas aprovechables que quedaron en estas fábricas jubiladas.
El público de estas balanzas son normalmente personas que realizan su labor en el campo, se dedican al peso de ganado o de corcho. Tareas para las cuales este tipo de balanza es muy eficaz y necesaria. Otros clientes las usan de adorno, pero son personas que aprecian el trabajo de estas romanas como pieza. "El guiri que entra y pregunta por su precio siempre dice 'Uy que caro', y salen asustados" .
Antiguamente se fabricaban en hierro con un baño de níquel para evitar la oxidación, pero con el tiempo también se levanta este baño, por lo que actualmente se fabrican en acero inoxidable, "que es para toda la vida", son más caras, pero siempre están limpias. El artesano confiesa que el oficio con el que se ganan la vida es el de los caballos, las espuelas y los bocaos. Pues aunque gane dinero con las romanas, parece hacerlas más por hobbie que por rentabilidad, "lo hago por el capricho de decir mi tatarabuelo hacía romanas y yo las hago también".
Cortegana siempre ha sido conocida por sus romanas, antiguamente contaron con 10 fábricas y ahora solo queda la familia López. Aunque para ellos la frenería es el pan de cada día. Comenzaron con la monta vaquera española, y ampliaron con la monta inglesa, la monta Camarguesa(Francia) la monta Maremagna (Italia) y la monta western. Es por esto que la marca López es mundialmente conocida en equitación, "es un sello de garantía, calidad y confianza".
La competencia en este sector viene de China. Los mayoristas, basándose en los modelos comprados en Frenería López, mandan los artículos a fabricarlos fuera de España, por un menor precio, y consecuentemente una menor calidad.
"Hay mucha picaresca en este negocio". Antonio José nos cuenta cómo los llamados marchanes, que se dedicaban a comprar el ganado, para luego venderlo al matadero y sacrificarlo, solían encargarles una romana y pedían un pilón para la compra y otro para la venta, y de esta forma se podía trucar el precio del producto pesado en las romanas. Se trata de algo ilegal y a lo que el artesano tuvo que negarse en muchas ocasiones, pues las romanas van numeradas y llevan la misma enumeración que su pilón. Si dicho pilón no está calibrado con la romana, puede hacerle creer a uno que aquello que está en la balanza pesa más o menos de lo que es en realidad.
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