Madre e hija

Madre e hija
Madre e hija

18 de enero 2009 - 01:00

Para los que conocen el cine es difícil no recordar la magnífica actuación de Helen Hunt en la película Mejor imposible (1997), de James L. Brooks, por la que ganó un merecido "Oscar" como mejor actriz de reparto. Doce años después la tenemos, tras una larga trayectoria como intérprete en actuaciones diversas, como directora de su primer largometraje, cuya realización ha recibido una singular aceptación. Ya había dirigido Helen Hunt cuatro capítulos de la serie de televisión, todo una aplaudida "sitcom" bien acogida por la crítica Loco por ti (1992), creada por Paul Reiser y Danny Jacobson.

Helen Hunt ha realizado una comedia romántica distinta y lejos del tono convencional de las habituales películas del género que vemos a menudo. La protagonista April Epner, hija adoptiva de un matrimonio judío, ve roto el vínculo con su marido muy pronto y frustrado con ello su ferviente deseo de maternidad. Tras la muerte de su madre adoptiva conoce a su progenitora biológica, Bernice Graves, una famosa presentadora de televisión en la que realiza entrevistas con famosos, que hace todo lo posible por ganarse el cariño de su hija. Ésta ha iniciado una relación con el padre de uno de sus alumnos, en principio, muy complicada y difícil. Ni ese nuevo amor ni el sincero afecto maternal serenan por el momento la compleja vida de la protagonista.

Son varios los problemas que en la vida de April confluyen en un momento de crisis de su personalidad como esposa y madre frustrada: el fracaso de su matrimonio con un hombre inmaduro y con complejos sexuales; los cuarenta años que se aproximan con cierta psicosis para ella, el conocimiento de su madre, cuyos primeros encuentros resultan para April ciertamente frustrantes y la entrada en su vida de Frank, un recién divorciado que le produce cierto desconcierto e inseguridad. Todo ello conjuga una comedia en tono de melodrama, es decir con resabios agridulces, aunque siempre amables para el espectador, sobre todo si es aficionado a este tipo de historias.

Ésta emplaza a los personajes en un escenario realista donde sus encuentros y desencuentros constantes se producen, salvo ligeras excepciones, con absoluta sinceridad. No se busque entonces ese aire ligero y humorístico de la comedia tradicional. Es un relato para la reflexión y la emoción, una comedia de sentimientos y de actitudes frente a la vida. Quizás en ocasiones las secuencias se congelen demasiado por su esencia literaria y los diálogos no siempre sean el mejor estímulo para animar las escenas.

Por el contrario uno de sus mejores méritos reside en la interpretación, sobre todo de las protagonistas femeninas, ya que tanto Helen Hunt, que tiene demostrada su ductilidad interpretativa, como Bette Midler, con recursos suficientes para afrontar cualquier cometido, ofrecen contrapuntos oportunos y convincentes para dar mayor relieve emocional a la película.

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