Huelva

Larga vida al templo valverdeño

  • La Iglesia de Valverde del Camino se ha sometido a una reforma integral en la que han colaborado los fieles a través de donaciones y actividades benéficas

La Iglesia Nuestra Señora del Reposo de Valverde del Camino luce como nunca. La reforma integral a la que ha sido sometida la ha llenado de vida. Un tratamiento rejuvenecedor sin precedentes. Algo así como un lifting celestial. Un episodio más de una vida llena de experiencias límites. Y es que este templo de origen renacentista sobrevivió al temblor de Lisboa. Aquel suceso se ve ahora como una cicatriz más en su nuevo rostro.

No es sólo lo que se mira. Al pintado y al cambio de solería de toda la parroquia, hay que sumar también una revolución de sus entrañas. Se ha realizado una renovación de la instalación eléctrica, un plan contra la humidificación y una reparación firme de la cimentación. Tareas que se han prolongado durante el último año y medio para alargar la existencia de esta casa de Dios no sé cuántos siglos más.

Los fieles supieron escuchar el grito de auxilio del párroco. Servando explicó las necesidades de la Iglesia y los cristianos recogieron el guante. Entre ellos, el empresario Juan Vázquez (Usisa) alzó la bandera. Conocida es su pasión por las causas perdidas. Se formó una comisión de seguimiento y el proyecto echó a andar. Cerca de 400.000 euros fue la traducción al bolsillo.

Rápidamente, los valverdeños se unieron al reto. Unos apostaron por donaciones particulares. Otros por actividades benéficas. Conciertos, jornadas gastronómicas, actividades deportivas u obras de teatro. Lo importante no eran los medios, sino el fin. En poco tiempo, el crédito se iba rebajando.

El sueño valverdeño ha traspasado las fronteras. Sobre el altar mayor han rugido las gargantas de famosos artistas, que han querido poner su grano a esta montaña de ilusiones. El pionero fue Manuel Lombo. Luego llegó José Manuel Soto por Navidad. Los bancos del templo se llenaron siempre. La respuesta fue plena. A solidaridad, nadie gana a Valverde.

El último de los planes de esta transformación completa ha sido la restauración del retablo, una obra del siglo XVII del pintor barroco luxemburgués Pablo Legot. Este sábado se han visto los resultados por primera vez y la sensación es inmejorable. La Virgen del Reposo, patrona de los valverdeños, descansa ya en un camarín del siglo XXI. A la reinauguración no quiso faltar el obispo de Huelva, José Vilaplana.

Tampoco el responsable de los trabajos. José Joaquín Fijo, a modo de ponencia, reveló los desencuentros con la historia. “Este retablo ha sido intervenido en numerosas ocasiones, por lo que hemos tenido que rehabilitar una arquitectura del Diecisiete, pero conservando una pintura moderna. Y ahí está la complejidad del trabajo”.

Sea lo que fuere, la renovada imagen de la Iglesia ha resultado encantadora. Las tallas, los enseres y todos los motivos eclesiásticos han vuelto al orden. Los cultos se realizan con total normalidad. Como si nada hubiese sucedido. Como si aquel 1755 no hubiera temblado la tierra. Un ejemplo más del poder de la unión, de la fuerza de las alianzas.

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