Después de tantísimo tiempo cerrado y ver cómo la plaza de las Monjas ha ido abriendo en los locales comerciales numerosos bares y cafeterías, pues la verdad que la iniciativa que se puso en marcha en el verano de 2008 pues está un tanto superada.

Una idea municipal que en aquel momento buscaba potenciar el ocio en la plaza, como se recordaba de antaño en los kioscos de sus esquinas, que eran focos de tertulias y lugar de esparcimiento en sus veladores.

Aquella iniciativa se encuentra cubierta con creces con los bares y cafeterías abiertos a su alrededor, es más, continúan siendo un éxito mientras el kiosco-bar pues lleva cerrado ni se sabe y con diferentes situaciones en la licencia administrativa.

En estos momentos todo está paralizado, en el Ayuntamiento se quiere sacar a licitación siguiendo todos los trámites correspondientes. Sin embargo, puede ser un momento oportuno para corregir aquella instalación cuya construcción estuvo rodeada de polémica, desde el Colegio de Arquitectos que recurrió la licencia de construcción, mientras los comerciantes del Centro pidieron que se derribara el bar, pues lo consideraba demasiado alto, “un mamotreto que más bien parece una nave industrial”. Continuaron quienes lo consideraban una nave de pollo o un tanatorio en pleno centro de la ciudad.

La plaza de las Mojas en los años 70, se observa su amplitud sin los actuales ficus.

Ahora que todo vuelve a un punto inicial sería el momento de al menos recomponer algo y qué mejor que cambiarle el uso, superada la necesidad de más bares en la plaza y proyectada una cafetería en la azotea del Banco de España, en el futuro museo. Se podría arreglar algo del atropello estético que supuso su construcción en la plaza de las Monjas.

Cuando llegan ideas frescas al Ayuntamiento con el nuevo equipo municipal proponemos que se convierta en un lugar para la cultura, qué mejor sitio que este. Todos sabemos que la cultura debe estar a pie de calle y es lo que ofrece este espacio. Más cuando hay demanda, están saturadas las agendas de fechas para utilizar las salas de la Casa Colón, como ocurre en la sala de la provincia de la Diputación e incluso en las privadas.

Qué mejor que invertir en Cultura en la misma plaza de las Monjas, qué mejor este lugar donde hacerla visible y, además, tan cerca del futuro museo del Banco de España.

Dejemos a un lado ese maldito eslogan de “una ciudad con mil tabernas y una sola librería”. Apostemos aquí por un kiosco para la cultura, actos y exposiciones.