No ha hecho otra cosa que progresar la procesión de la Virgen de la Merced, desde que la Hermandad de Judíos se propusiera revitalizarla.

La bella imagen toma cada año, su lugar ya indiscutible en el calendario devocional de la capital y en esta ocasión, la Hermandad de los Judíos tenían todavía aún mayores razones para experimentar una jornada muy señalada: los 800 años de la fundación de la Orden mercedaria.

Para saludar a la Virgen, algunos tramos de las calles San José y Ginés Martín lucían guirnaldas rematadas con los escudos mercedarios y gallardetes que pendían de las farolas, con los colores de esta cofradía de Jueves Santo y eso sin contar algunos balcones también galardonados para la ocasión.

Uno de los puntos fuertes de la procesión de ayer fue poder contemplar la imagen de la Virgen, restaurada para la ocasión por Pedro Manzano ya que la talla data del siglo XVII y es un elemento más pero indipensable del rico patrimonio artístico que cobijan Los Judíos.

Acompañado por la Banda de Música de Virgen de las Angustias de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), el cortejo atravesó el siempre bello y sugerente porche catedralicio para buscar el paseo de la Independencia y San José. El cortejo lo abría la cruz parroquial y en él se incluían representaciones de la filial de la Virgen de la Cabeza, Emigrantes, Cautivo y del Consejo de Hermandades y Cofradías. Desde el punto de vista institucional, hay que mencionar la representación tanto municipal como de la Diputación, encabezada la primera por la delegada de Cultura, Elena Tovar y el vicepresidente de la Corporación provincial, José Fernández.

Bajo las órdenes de Fernando Melgar, los costaleros llevaron el precioso paso de La Merced en todo el recorrido, que tuvo su punto culminante a su llegada a la Iglesia de la Concepción. La advocación mariana fue recibida por el repicar de campanas mientras que, tras dejar Plus Ultra, el paso se puso delante de la entrada del templo que da a Méndez Núñez. Tras una revirá, María Santísima de la Merced se puso cara a cara con el Nazareno y se adentró en la iglesia, auténtico punto neurálgico de la devoción de los cofrades onubenses.

Para estos 800 años de la Orden de la Merced, los Judíos también quisieron que la imagen estrenara corona y cetro así como la composición musical Tras de tí, Merced, de Antonio Pérez Silva.