José Noja considera "una barbaridad cómo se encuentra"

El que fuera su mentor, el escultor José Noja, se muestra indignado por el estado en el que se encuentra el Museo de Esculturas. "La realidad es que solo hay que pasear por Huelva para ver que es una ciudad que necesita de la Cultura, no estamos hablando de Roma o de Nueva York y para cuatro cosas que se pone de artistas como José Luis Sánchez o Pablo Serrano acaba viniéndose abajo". Es crítico en las declaraciones que realiza a Huelva Información y señala que "es una pena, es terrible no saber lo que se tiene". A pesar del estado en el que se encuentra el Museo de Escultura desde hace años, José Noja es de los que considera que sí es posible reconducirlo, porque sabe que "hay gente interesada, lo mismo que cuando se puso en marcha". Cosa distinta fue su mantenimiento, después de pasar por diferentes ayuntamientos "el estado es el que es, recluido en unos espacios donde continúa su deterioro". A pesar de reconocer que está "desanimado", señala que la fórmula no es otra que ver lo que se está haciendo en otros sitios que tienen museos de estas características: "No pasa nada por copiar lo que funciona en otro sitio, por enriquecernos". Lo primero que hay que hacer es "reunirse para ver cuántas esculturas quedan, las robadas y hacer un programa de embellecimiento de las expuestas". "Huelva -añade- es una ciudad que necesita de la Cultura. La sangría que he visto en el museo me produce rabia".

José Noja está convencido de que "existen personas que están interesadas por el arte y la belleza de esta ciudad y hay que dejarles participar". La implicación para mantener vivo el museo está, en su opinión, "en hacerlo cercano a los más jóvenes y difundirlo entre asociaciones".

Por su parte Enrique Morán, que fuera presidente de la Asociación de Amigos del Museo de Escultura al Aire Libre, lamenta la "oportunidad desperdiciada" de que la capital contara con un patrimonio que, en un principio, consiguió dar un sello especial al centro de la ciudad. Además, argumenta, que "en ese principio de la década de los 90, Huelva hizo realidad un proyecto que luego fue imitado por otras ciudades".

Para el antiguo presidente de los Amigos del Museo, el declive se inició cuando las esculturas empezaron a diseminarse por otros lugares de la ciudad; una dispersión que, en algunos casos, "se hizo por petición de algunos colectivos que consideraban las esculturas como un estorbo, aunque se quiso poner, como excusa, a otros para tomar esa decisión". Morán recuerda que "ese fue el caso de la ONCE. Se propagó que las obras eran un obstáculo para los invidentes, lo que fue negado categóricamente por esta organización".

Para Enrique Morán, el futuro pasa "por recuperar un espacio para estas obras y que no estén por más tiempo dispersas por toda la ciudad sin ningún tipo de criterio".