José Luis García-Palacios Álvarez: "Hay que tratar con más respeto a la sociedad onubense”
El presidente de la Federación Onubense de Empresarios pide "compromiso con la provincia" a los dirigentes políticos y que "antepongan los intereses de la población a los de sus partidos"
Imágenes de la entrevista a José Luis García-Palacios Álvarez, presidente de la FOE
Huelva vive en un bucle permanente de carencias en materia de infraestructuras. Es una losa enquistada en décadas de retraso con respecto al resto del territorio, un lastre que frena su desarrollo y ante el que la sociedad civil se rebela. El presidente de la Federación Onubense de Empresarios, José Luis García-Palacios Álvarez, defiende el liderazgo de la población escenificada en la plataforma ¿Y Huelva cuándo? frente a lo que considera una dejadez de funciones por parte de la clase política.
-Rara es la semana en la que no es noticia un retraso del tren o algún problema con una infraestructura de Huelva.
-Es muy triste. Tiene una razón. Solo la sociedad civil, nos movilicemos mucho o poco, no llegamos si no es con el respaldo de nuestros representantes políticos. Huelva tiene algo que rema en su contra. Sin infraestructuras ha logrado estar donde estar y alcanzar algunos hitos importantes de desarrollo económico. A nivel exportador nos encontramos en el top 5 a nivel nacional a pesar de nuestras enormes carencias. A pesar de esa desidia política la realidad es que Huelva sigue navegando. Pero ya te toca la moral que el hecho de venir a Huelva sea una aventura.
-¿Qué ocurriría si se hubiese invertido en las infraestructuras necesarias?
-Estaríamos hablando de un realidad muy distinta. Por simple vergüenza torera nos deberían dar una respuesta. Recientemente leí a mi homólogo de Sevilla hablar de una deuda del estado con su ciudad equivalente a una nueva Expo, unos 3.000 millones. Juan José García del Hoyo siendo presidente del Consejo Económico y Social de la Provincia calculó en 2.000 millones el déficit de inversiones con Huelva. Ese desprecio es inadmisible. Me hierve la sangre esa desidia de nuestra representación institucional. Hemos visto al presidente de Extremadura haciendo causa común con alcaldes y presidente de la Diputación de Badajoz por el AVE a Madrid.
-¿Y eso no ocurre en Huelva?
-¿Quién reclama las infraestructuras a nivel político en la provincia de Huelva? Hace unos meses cuando decidieron hacer unas obras de mantenimiento en la línea ferroviaria de Huelva dijimos que a quién se le ocurría una obra así en verano, que nos desconectaba en temporada turística. Representantes del Gobierno central, de instituciones supramunicipales y diputados del partido que actualmente gobierna en Madrid dijeron que eso de que estábamos incomunicados nada, porque teníamos la A-49. ¡Qué suerte! Nos quedaba una autopista con un carril. Ya no es que no reclamen infraestructuras, es que estiman que no son necesarias.
-No hablamos solo de las de comunicación.
-Si lo hacemos de las hidráulicas depende de a quien le preguntes parece que está todo resuelto o todo por hacer. Esa es la dura realidad. Está todo por hacer. Seguimos sin la presa de Alcolea que no ni tiene ningún argumento ni excusa para retomar la tramitación para su finalización porque cuenta con todos los permisos, autorizaciones y hasta la partida presupuestaria. Del túnel de San Silvestre no me quiero creer lo que estoy sospechando porque se festeja un trámite administrativo y se vende como el final del problema. Hay que tratar con más respeto a la sociedad onubense.
-¿Quién tiene la culpa?
-Los onubenses luchamos para captar inversiones foráneas. Somos el foco minero más importante de Europa, donde se aplican las mejores tecnologías, economía circular, residuos cero, hidrógeno verde… Nos anuncian inversiones privadas desde fuera mientras nuestros representantes se dedican al pim pam pum fuego entre un partido y otro, en lugar de ponerle una alfombra roja a todos los que valoran tu provincia y se fijan en ella. No solo por lo que eres sino por lo que puedes llegar a ser con la compañía debida. Eso al final provoca un hastío en la sociedad civil que termina generando resignación.
-¿Cómo se puede combatir ese hastío?
-Quienes tenemos responsabilidades de representación debemos elevar el tono en cuestiones que los políticos demuestran que carecen de visión. No podemos alcanzar el primer cuarto del siglo XXI acumulando promesas incumplidas del último cuarto de siglo anterior. De la alta velocidad llevamos hablando desde los 80… Es una burrada. Si la tuvieran debería darles vergüenza repetir la misma cantinela.
-Entramos en año electoral. Van a llover las promesas.
-Mucho me temo que nos van a envolver en Alicía en el País de las Maravillas. Nos van a hacer creer que en enero de 2024 Huelva va a ser la panacea, con todas las promesas cumplidas. No quiero señalar de forma peyorativa a nuestros políticos a título personal. Entiendo que están en unas organizaciones que se llaman partidos políticos que han evolucionado hacia una modificación de sus intereses. Priorizan los del partido sobre aquellos a quienes representan. Debería ser causa de baja moral. Si antepusiera mis intereses personales a los de aquellos que me eligieron presidente de la Federación Onubense de Empresarios le pediría a la Virgen del Rocío que me iluminase para comprenderlo. Les pediría a nuestros políticos ese mismo ejercicio ético. Deben defender el interés de quienes les han votado, no los de su partido.
-¿El tiempo anestesia a la sociedad civil?
-Nuestro voto no puede ser un cheque en blanco. La democracia exige una fiscalización permanente por nuestra parte. No existe una conciencia generalizada de lo que supone echar una papeleta. Al día siguiente de votar nos aguantamos con lo que hagan y en ese momentos dejamos nuestro futuro en sus manos.
-¿Es peligroso normalizar cuestiones como los retrasos habituales del tren o las obras que no llegan?
-Es muy peligroso que nos lo tomemos a broma y casi consideremos una seña de identidad los problemas con los trenes. Pero mucho más peligroso es que lo hayan normalizado nuestros representantes. Que se llenen titulares del periódico o las redes sociales con cada episodio y la única respuesta sea la crítica de la oposición de turno, sin entrar en siglas ni colores, es para preocuparse.
-¿Tiene un empresario de Huelva más dificultad que los de otros territorios?
-Sobre todo para invertir porque las limitaciones te restan competitividad. No tener buenas comunicaciones o un aeropuerto te pone en desigualdad. Para el año 2050 hay que reducir drásticamente la circulación de mercancías por carretera, por lo que el tren que es un medio mucho más limpio será crucial. Si no hay inversiones, cuando pasen esos 20 o 25 años nos habremos desconectado. Si todavía impera la política de quien contamina paga pues tendremos que abonar un plus por nuestros productos que nos restará todavía más. Vamos contrarreloj contra una competencia que nos lleva mucha ventaja. No podemos conformarnos con que nuestros hijos y nuestros nietos sufran lo mismo que nosotros. Huelva bajo ningún concepto merece el trato que recibe.
-¿Veremos superar el mantra de la Huelva de las posibilidades por una Huelva de las realidades?
-Ya existe una Huelva de las realidades como demuestran las estadísticas de exportaciones y de producción. Somos potencia en muchas cosas a pesar de. Los talentos que tiene Huelva no aprovechados por ningún Gobierno son para llamarles la atención. Lo que ha conseguido esta provincia es fruto de sus empresarios y de un pueblo onubense emprendedor, como en la agricultura donde en un momento dado decidió apostar por la modernización, o que logró que se reactivase la actividad minera.
-¿Debe tomar el liderazgo de esas reivindicaciones la sociedad civil?
-Debe hacerlo y la parte política debe escuchar. Debe ser un liderazgo sereno. La nuestra siempre fue una actitud dialogante, colaborativa y constructiva por el interés común de los onubenses. Cuantos más seamos en el barco de la lucha por Huelva más lejos llegaremos.
-Hace un año hubo una quema simbólica de los presupuestos. ¿Hay nuevas movilizaciones previstas?
-La FOE pertenece a la plataforma ¿Y Huelva cuándo?. Se están estudiando algunas iniciativas. Pienso que las movilizaciones deben tener un objetivo fijado y alcanzable. La mayor parte de lo que pedimos está acogido a los Presupuestos Generales del Estado que desde hace muchos años en esta provincia son un teatro, con partidas que nos cambian de lugar o nos incluyen como inversiones partidas de mantenimiento. Ese hastío o resignación como hablábamos antes forja el carácter.
-¿Cada uno de los onubenses qué puede hacer a título individual?
-Tener permanentemente la conversación de cómo podemos ayudar a la provincia. Hay muchas personas que es muy posible que estén sumidas en ese letargo de yo soy muy mayor y no me meto o soy demasiado joven. Hay que estar en permanente disposición de ayudar a nuestro entorno. No hay mejor ejercicio que intentar crear la riqueza, el empleo y la conciencia social en nuestro círculo. El llanto sobre el difunto. La presión social la debemos ejercer en Huelva, que para eso estamos pagando a políticos para que hagan la labor que les corresponde. El respaldo institucional no se concede, se gana. Hay ocasiones en las que es preciso dar un golpe sobre la mesa para que te atiendan. No es que Huelva sea una provincia maltratada, es que ni siquiera es tratada. El ninguneo es más doloroso que el maltrato. Eso de cría pobres y tendrás sumisos va en contra de las relaciones humanas. Hay que aprovechar las cualidades de Huelva.
-Sus palabras recuerdan al pasaje del Mío Cid. Aquello de ‘qué buen vasallo si tuviera buen señor’.
-De los hitos conseguidos por los onubenses no deben sentir orgullosos nuestros políticos, porque llevamos ya varias legislaturas en las que brilla por su ausencia el compromiso con Huelva.
-¿Si pudiera elegir, qué infraestructura priorizaría?
-Debemos mirarlo con una visión fraternal. ¿A cuál de tus hijos prefieres? Cualquiera de ellas tiene razones suficientes para ser la primera. Todas llegan décadas tarde. No se puede despreciar ninguna porque todas las que reclamamos son básicas y vitales. Hace un par de años apostamos por la conexión Sevilla-Huelva-Algarve y contamos con el respaldo del Gobierno portugués. Existe una plataforma del suroeste ibérico de la que la Fundación Caja Rural del Sur es miembro y en breve propondremos incorporarnos como Federación Onubense de Empresarios. Potenciaría las conexiones entre las dos países que vivimos más alejados pese a tener la mayor frontera común. Esa línea por ejemplo es más importante que el corredor mediterráneo porque unes la periferia toda la península. Debemos hacer valer que somos una Eurorregión. ¿Es más importante que Alcolea? Pues no porque son naturales diferentes. No es más importante tu mano que tu pie. El plan de la corona norte por ejemplo proviene del plan Almonte-marisma de los albores de la autonomía. Medidas y herramientas las hay. Habría que cumplirlas con carácter obligatorio.
-¿Qué papel debe jugar el mundo empresarial onubense?
-Estar lo más unido posible. Fuimos pioneros en España. Nuestra relación con la sociedad es mucho más sólida que otras organizaciones empresariales de otras provincias. Tenemos que estar unidos. La unidad para hacer entre todos cosas más grandes es un signo de inteligencia emocional que debe tener todo empresario en cuenta. Hacemos un llamamiento para que el empresario mantenga viva esa vocación.
-¿Cómo imagina la Huelva de las próximas décadas?
-Una provincia amable, por sus personas y su entorno. En los últimos 30-40 años caminamos en esa dirección. Los onubenses nos sentimos cada vez más orgullosos de nosotros mismos, capaces de hablar mejor de nuestras riquezas que en la década anterior. Siempre hubo una nebulosa cainita con que si Huelva es muy fea o no tiene nada. No hay nada más sano que salir, ver y comparar. Nos lo tenemos que creer más. Le auguro un magnífico futuro a nuestra provincia sin contar con los políticos. Si además conseguimos su compromiso va a ser muy difícil que alguna provincia pueda igualarse con nosotros.
-Si nos dejan.
-Y si no nos dejan, pelearemos. Tardaremos un poquito más, pero llegaremos.
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