Intriga política

Intriga política
Intriga política

07 de mayo 2008 - 01:00

Una película en cartel, Expediente Anwar, al menos cuando escribo estas líneas, siempre con bastante antelación a su fecha de publicación, nos demuestra que a veces las expectativas no se ven correspondidas por la evidencia de la pantalla. Y es que la lucha contra el terrorismo internacional, pero esencialmente de procedencia islamista, que es el de mayor incidencia, ha tenido muchas perspectivas. Algunas de ellas escondidas en tramas oscuras al borde de la ilegalidad o dentro de ella, y todas ellas respondiendo al concepto generalizado de la llamada "rendición extraordinaria", es decir las que han permitido vulnerar muchas normas en cuanto a detención de sospechosos y sus subrepticios traslados.

De eso va Expediente Anwar, como bien saben quienes la han visto, y aquí revelamos para quienes aún la ignoren. Una producción costosa con la mejor intención de analizar una cuestión muy delicada pero con el más genuino estilo Hollywood, a pesar de haber sido dirigida por un realizador sudafricano, Gavin Hood, ganador del "Oscar" a la mejor película de habla no inglesa, Tsotsi (2005) -como recordábamos en nuestra crítica publicada aquí el pasado domingo 27 de abril-, aunque quizás haya tratado de superar esquemas ya habituales.

Todo se configura en torno a una historia central y otras tantas, cuantos personajes intervienen, que se entrecruzan en el curso del relato. Un atentado en un país sudafricano, un agente de la CIA muerto y un ciudadano estadounidense de origen egipcio, casado con una norteamericana, detenido en el aeropuerto de Chicago y al que se retiene sin explicación como sospechosos del atentado. Se le envía a una cárcel secreta lejos de Estados Unidos donde se le somete a crueles interrogatorios y torturas.

Se evidencia en el desarrollo de tan complejo argumento la utilización de demasiados elementos, tal vez no muy bien contrastados, que atienden más a unos intereses comerciales que a lo que exige un cine de compromiso político o de denuncia. Hemos afirmado muchas veces en nuestras críticas, cuando considerábamos films como éste, que resulta incuestionable exigirles que aporten argumentos a favor de ese compromiso que el mero discurso denunciador de cara a la galería o para cosechar aplausos fáciles. En muchos casos tanta dispersión de ideas le resta convicción a la denuncia.

El guión es aceptable aunque en ciertos momentos vea reducida su entidad. Su posible semejanza con Desaparecido (1982), de Costa-Gavras, un especialista en cine político de calidad, es sólo en algunas coincidencias, porque Expediente Anwar, podía haber profundizado mucho más en el alcance de su denuncia pero en las tramas paralelas hay demasiados elementos disuasorios que restan interés al asunto capital de la película. Buena actuación de los intérpretes en general, donde destacan la convicción de Jake Gyllenhaal, que da la medida exacta de su personaje, y la eficacia proverbial de Meryl Streep, dominadora siempre de una situación que ella eleva con suficiente maestría.

Es una lástima, sin embargo, que un cine que uno aprecia con singular valoración porque refleja las realidades dramáticas de su tiempo y propicio para la reflexión sobre las luces y las sombras de la política actual, se vea siempre lastrado con mayor o menor incidencia, por ciertas concesiones comerciales que interesan a veces más que el fiel retrato de una situación objeto de crítica.

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