Huelva

El Infoca logra controlar el fuego en Villarrasa tras más de 24 horas sin descanso

  • Además de los operativos onubenses ha sido necesario que se desplacen bomberos desde Sevilla, Cádiz y Granada

  • Por ahora se desconocen las causas que lo iniciaron

Trabajadores del Infoca supervisan las tareas de extinción desde el puesto de mando.

Trabajadores del Infoca supervisan las tareas de extinción desde el puesto de mando. / Rafa del Barrio

Un verano más, el fuego vuelve a ser protagonista en la provincia onubense. En esta ocasión, las llamas han acabado con más de 870 hectáreas del término municipal de Villarrasa, cifra todavía por concretar a falta de una medición más excata una vez que se de por extinguido..

En torno a las 14 horas del sábado saltaron todas las alarmas al detectarse un conato de incendio, “pero al decirme el sitio en el que estaba localizado, y con el viento que hacía en ese momento, yo ya sabía que aquello no iba a ser algo pequeño”, comenta el alcalde de Villarrasa, Arturo Alpresa. En ese instante, a todos se les vinieron a la memoria las imágenes del terrible fuego que el agosto pasado arrasó más de 12.000 hectáreas en Almonaster.

Las llamas habían empezado a quemar la Dehesa Boyal, una zona en la que abundan los eucaliptos y que cuenta con una superficie de 900 hectáreas aproximadamente. En esos primeros momentos, todos prestaron atención al viento, uno de los factores más importantes en los incendios, ya que suele ser caprichoso y normalmente el responsable de que el fuego avance.

Y precisamente el viento, y sobre todo la velocidad con la que soplaba durante las primeras horas, fue el responsable de que el fuego cambiara la dirección inicial que llevaba para virar y empezar a quemar la finca comunal Dehesa Nueva, que cuenta con unas dimensiones de más 500 hectáreas.

Vista general de la Dehesa Nueva, en Villarrasa, tras el paso de las llamas. Vista general de la Dehesa Nueva, en Villarrasa, tras el paso de las llamas.

Vista general de la Dehesa Nueva, en Villarrasa, tras el paso de las llamas. / Rafa del Barrio

Según explican los testigos que acudieron allí al conocer la noticia, la virulencia del fuego era aterradora “ y se te hace un nudo en la garganta al ver cómo las llamas estás arrasando tu tierra, que para nosotros tiene un valor incalculable”.

Además de la fuerza que el viento dotó al fuego, pronto se dividió en dos frentes, el flanco derecho y el flanco izquierdo, algo que obligó a los medios desplazados hasta allí a repartir su esfuerzo. Para más inri, además de partirse en dos, las llamas consiguieron cruzar el río a la altura del emblemático puente Gadea que desde 1935 permite a los vecinos de la zona cruzar el río Tinto. Es quizás en este momento cuando la situación se vuelve más crítica, ya que el fuego se está cercando a dos viviendas, las cuales tienen que ser finalmente evacuadas para evitar poner en peligro a sus habitantes.

El fuego siguió su imparable camino a lo largo de una tarde en la que las altas temperaturas y las ya mencionadas fuertes rachas de viento dificultaban las tareas de extinción, por lo que a parte de las encinas, alcornoques, pinos, eucaliptos y matorral bajo que se habían llevado ya por delante, comenzó también a quemar superficie agrícola.

En torno a las cuatro de la mañana, tras muchas horas de trabajo marcadas por el interminable sonido de las motosierras y las pendientes de vértigo, los efectivos hasta allí desplazados, unos 120 profesionales a los que hay que sumar los 15 medios aéreos que habían estado trabajando toda la tarde, consiguen cerrar el flanco derecho. En ese momento todos los esfuerzos se pueden centrar en el flanco izquierdo, el que más preocupaba a los profesionales ya que es el que contaba con una mayor masa forestal, fundamentalmente compuesta por eucaliptos.

Con las primeras luces del día vuelven a incorporarse los medios aéreos como refuerzo al personal de tierra que estaba trabajando a mano para lograr el cierre del flanco izquierdo.

La buena noticia llega en torno a 15:00, cuando desde el Infoca informan que después de más 24 horas de trabajo ininterrumpido “el fuego de Villarrasa puede declararse por fin como estabilizado”, o lo que es lo mismo sin llegar a estar controlado, evoluciona favorablemente al no presentar frentes activos que hagan avanzar el fuego libremente, por lo que los medios continúan trabajando para un control que llegó poco después de las 21:00 de ayer.

Dos helicópteros cargan agua en el embalse del Corumbel Bajo para las tareas de extinción. Dos helicópteros cargan agua en el embalse del Corumbel Bajo para las tareas de extinción.

Dos helicópteros cargan agua en el embalse del Corumbel Bajo para las tareas de extinción. / Rafa del Barrio

Según informó en un comunicado la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, de la que depende el Infoca, en las tareas de extinción trabajaron más de 250 efectivos terrestres entre bomberos, brigadas de refuerzo, técnicos de extinción (TEX) y de operaciones (TOP), personal de logística y agentes de medio ambiente.

Los medios de tierra se completaban con nueve vehículos pesados, la unidad móvil de meteorología y transmisiones de la provincia, una Unidad de Análisis y Seguimiento de Incendios Forestales y una Unidad Médica de Incendios Forestales, activada en el Puesto de Mando Avanzado para realizar posibles atenciones sanitarias en el lugar del siniestro. También fue activado y el Grupo Regionales de Mando en el SEIF de Andalucía Occidental.

Por aire, trabajaron durante estos dos días dieciséis aeronaves. Estas son: seis aviones de carga en tierra, dos helicópteros de gran capacidad, tres helicópteros de transporte y extinción, un helicóptero de mando, dos aviones anfibios y dos aviones de coordinación. La capacidad de descarga de todos estos medios aéreos suma los 36.800 litros en cada ciclo completo.

Asimismo, el delegado de Desarrollo Sostenible, José Enrique Borrallo, que ha estado también durante estos dos días en el Puesto de Mando Avanzado pendiente de cómo evolucionaba el fuego, manifestó su admiración por todos los profesionales, “que trabajan sin descanso y de forma coordinada luchando contra el fuego para evitar un desastre todavía mayor”.

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