Huelva

Incendio en Doñana: Dolor en el alma del Seprona

  • Los agentes se emocionan al ver el monte carbonizado

  • Ponen todo su empeño en la investigación y en preservar la integridad del espacio natural, joya de la corona onubense

Al cabo Joaquín se le humedecen los ojos cuando se le pregunta por la pérdida ingente de masa forestal tras el incendio de Mazagón en el territorio de sus amores, el que cuida desde hace ocho años junto con otros siete compañeros, entre los que se encuentra el guardia civil Clemente, con más de 25 años de servicio en el parque y su entorno. Ambos pertenecen al Deprona, el destacamento del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) en Doñana. Tienen bajo su jurisdicción las más de 110.000 hectáreas que conforman el parque natural y el nacional de Doñana, amén de los espacios limítrofes en los que intervienen para poner freno a las actividades de riesgo.

Conocen el pulmón verde de Andalucía casi como las palmas de sus manos. Lo sienten como algo propio. "Cuando uno lo ve en estas condiciones qué va a sentir, dolor en el alma. Es una pena, la verdad", confiesa Joaquín. A Clemente "casi se me saltan las lágrimas".

Ambos pertenecen al club deportivo Espartanos de Matalascañas. El 22 de julio habían previsto una carrera por la playa desde la Cuesta Maneli al núcleo costero almonteño que atraviesa el Parque Dunar, muy afectado por el fuego. Luchan por que se celebre contra viento y marea. También preparan una interesante iniciativa con la que pretenden contribuir a la repoblación de la tierra quemada.

Actuación en el incendio

Fueron una pieza más del espectacular engranaje del dispositivo desplegado en el incendio de Mazagón, donde estuvieron el Infoca, otras unidades de la Guardia Civil -Seguridad Ciudadana, Tráfico, el Grupo de Reserva y Seguridad (GRS), la Usecic o el Servicio Aéreo-, la Unidad Militar de Emergencias (UME), los Bomberos del Consorcio, los agentes de Medio Ambiente y con todos los que colaboraron para echar el freno a la temible lengua de fuego que el sábado 24 de junio devoraba la vegetación del parque natural de Doñana y amenazaba al parque nacional.

El primer paso que da el Deprona en cualquier incendio es poner "a salvo a las personas". Participó en la evacuación "en tiempo récord" de las más de 1.500 personas alojadas en el camping Doñana, así como a las del poblado forestal o las de Mazagón. Cuando las llamas se acercaban a Matalascañas, "quitamos todos los caballos del Club Hípico y los llevamos a un parque que está en obras del centro y allí se quedaron toda la noche", además de desalojar a los camellos, dromedarios y llamas del Parque Dunar. La tragedia pudo haber asestado un mazazo al Instituto Armado cuando en el Club Hípico dos agentes se vieron repentinamente rodeados por las llamas. El rápido y eficiente rescate de sus compañeros evitó males mayores.

Durante días han permanecido atentos a cualquier llamada ante el rebrote de pequeños focos que pudieran reavivar el incendio. Luego, en vueltas de reconocimiento posteriores y con el alma encogida ante el devastador paisaje, se han percatado de que "había pocos animales muertos; son más inteligentes que las personas y huyen despavoridos, ellos no se quedan a mirar".

"peligro, curiosos"

Sí, la curiosidad de los humanos es, a veces, altamente perjudicial para la salud. Dicen los agentes del Deprona que no somos conscientes de la peligrosidad que conlleva el quedarnos a observar o el querer retransmitir en vivo por las redes sociales el momento del incendio. En el de Moguer los coches en la cuneta llegaron, prácticamente, a colapsar una carretera -la A-494- que era imprescindible para el tránsito de los evacuados y de los servicios de emergencia. Una temeridad.

labores preventivas

El Deprona mantiene a raya a todos aquellos que realizan actividades que pueden poner en riesgo la integridad de Doñana. No se pueden hacer barbacoas entre el 1 de junio y el 15 de octubre, como tampoco se puede estacionar en lugares no permitidos para ello en una zona tan sensible como el parque, donde el pasto seco puede arder con una minúscula chispa. Joaquín, Clemente y sus otros seis compañeros también están atentos a las acampadas ilegales. "No es ninguna tontería: cuando se desató el incendio de Mazagón tuvimos que rastrear el campo y en la playa encontramos a una pareja dormida en una tienda de campaña; si no llegamos a avisarlos (multa incluida) igual hubieran tenido un mal final". Hace falta, subrayan, una mayor conciencia del daño que puede hacer a nuestro entorno algo tan insignificante como la colilla de un cigarro, por ejemplo. "La gente las sigue tirando por la ventanilla del coche".

El Deprona sale al paso de la polémica por la falta de limpieza en el monte. "Hay sitios en los que es mejor hacer la mínima intervención para el desarrollo de la fauna o la flora, forma parte de la conservación y los cortafuegos están hechos".

investigación

Clemente no recuerda un incendio de tal magnitud en el espacio natural de Doñana en los últimos 25 años. Ellos, junto con otros compañeros del Seprona de Huelva y con los agentes de Medio Ambiente de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales, se emplean a fondo para averiguar las causas del fuego y obtener información que permita luego a la Justicia saldar cuentas con los culpables.

El de Mazagón, por ejemplo, se atribuye por el momento a una negligencia, aunque habrá que esperar a los resultados definitivos de las pesquisas. Para su propagación se dieron circunstancias muy especiales y "las condiciones climatológicas influyen mucho en un incendio: de que no haya aire a que hagan 20 kilómetros por hora cambia mucho", observa el cabo Joaquín. Tanto es así que en el de Moguer de nada sirvió que la carretera tuviera a ambos lados cortafuegos de 50 metros de ancho: "Si el aire es huracanado, al final consigue saltar".

Entre las funciones del Deprona está la de localizar el punto de inicio. Sus habilidades de rastreo y el conocimiento del comportamiento de la flora cuando se ve devorada por las llamas son claves para encontrarlo. Luego, los guardias se entrevistan con las personas del entorno para localizar a algún testigo de lo sucedido y elaboran los informes que han de entregar al juzgado que lleva el caso.

llamas con personalidad

"Un incendio es como un humano, tiene personalidad y su causa; puede ser natural, o intencionado o negligente", afirman los efectivos. La dirección de avance deja huella en "el lado del tronco del árbol que esté más calcinado", por ejemplo. "Y si aquí ha habido una persona trabajando con una radial o una persona con un tractor que no tiene el mantenimiento hecho -los hay que derraman aceite o gasoil-", pues blanco y en botella.

Apoyo agrícola

Más allá de que agricultores se hayan visto envueltos en casos de negligencias en incendios forestales, "la mayoría de ellos colaboran de forma bastante activa en la extinción". En el que nos ocupa, por ejemplo, "ha habido 15 ó 20 tractores trabajando con su grada (aparejos traseros que van removiendo la tierra)" para evitar su propagación. También realizan tareas de refresco del terreno.

más labores del deprona

El Deprona trabaja siempre al servicio de la dirección del Parque. Salvar a la fauna de los envenenadores (en cotos o viviendas particulares) y de los cazadores furtivos, controlar el vertido de residuos contaminantes para el medio ambiente o los vertederos ilegales, controles sanitarios a supermercados, combatir el maltrato animal... Las tareas del Deprona son amplias y muy diversas.

Apostaderos

Los apostaderos son clave en la actividad del Seprona de Doñana. Gracias a esta práctica -que consiste en permanecer horas sin moverse y oculto en un mismo punto para detectar ilegalidades- "hemos conseguido servicios buenísimos". Especialmente en la acción contra los cazadores furtivos. Recientemente "conseguimos dar con uno en el Parque Nacional que llevaba dos venados y tres cochinos; lo habían matado por la noche y vino a recogerlos a la tarde siguiente". En ese relevo sorprendieron al furtivo. Hay que estar en forma, caminar seis o siete kilómetros campo a través y procurar no dejar huellas para que los furtivos no detecten al investigador.

rastreo

Los rastreos de huellas de animales o personas también forman parte del trabajo diario del Deprona. Están bien entrenados para ello y se conocen el monte palmo a palmo. Gracias al rastreo, por ejemplo, "logramos localizar a una mujer que se intentó suicidar; por puro instinto Domingo y Luis se fueron a otro lugar donde no estaba el resto de los guardias y encontraron su bolso, y después a ella". Y eso que estaba a seis kilómetros de donde se perdió.

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