Imaginación y tradición de pan y huevo
Los vecinos de Galaroza se reúnen en el cerro de la ermita de Santa Brígida para celebrar una merienda campestre · Las fiestas se remontan al siglo XVIIl protagonistas La fiesta está centrada en la rosca y el huevo cocido.
El cerro donde se ubica la ermita de Santa Brígida de Galaroza resulta indispensable para la identidad cachonera. Elementos religiosos, agrícolas, festivos, históricos y sentimentales se unen para que este lugar forme parte de la esencia de la localidad serrana. Es allí donde los vecinos se han concentrado, un año más, para celebrar la tradicional Fiesta del Huevo y el Bollo. La conmemoración consiste en una merienda campestre que se desarrolla en los alrededores del cerro desde el que se domina el valle del Múrtiga.
La fiesta está centrada en la rosca y el huevo cocido, que sirven como excusa para la reunión de familiares y amigos en torno a una ocasión especial. Desde siempre, los niños pintan las cáscaras de sus huevos con colores y dibujos, rivalizando en originalidad e imaginación.
Las primeras menciones de la fiesta datan, según Emilio Rodríguez Beneyto, de finales del siglo XVII, aunque es muy posible que sus comienzos se sitúen más atrás en el tiempo, pues la comida en el cerro el domingo de Pascua surge como consecuencia de la función religiosa que se le hacía al Patrón de la ermita, que entonces no era Santa Brígida sino San Ginés.
Actualmente, la imagen de la santa sale en procesión por los alrededores de la iglesia para, posteriormente, bendecir los campos de Galaroza en una petición de protección para los cultivos de la población.
El edificio, que puede datar de los siglos XIV al XVI, ha sido salvado de un deterioro cierto gracias a la labor del Ayuntamiento, del Consejo Local de Asociaciones y de los vecinos, que han aportado fondos para restaurar la cubierta. Precisamente, en este acto se procedió a rifar productos autóctonos donados por el pueblo para recaudar más recursos destinados a este fin solidario y patrimonial, con la colaboración de representantes de más de una quincena de colectivos locales.
En la celebración se dieron cita numerosas reuniones en torno a cualquier olivo o alcornoque de los que pueblan los pies de la ermita. Hubo lugar para los saludos, los reencuentros, la devoción por la tradición y hasta para el juego ya que se programaron diversas actividades populares que hicieron las delicias de pequeños y mayores.
Para facilitar la estancia de los vecinos y embellecer este simbólico lugar el Ayuntamiento ha realizado obras de limpieza y mejora del entorno, que se complementarán en breve con la instalación de mobiliario relacionado con el ocio.
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